Alpha & Omega

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Alpha & Omega

-Ah, ah, ah... - el gemido incesante no paraba.

El corazón latente del príncipe, digno del más sublime tamborileo.

Septiembre, la fecha predispuesta para el consumo de este hecho, futuro del reino, pendiente de aquel único omega que con delirios y suspiros clama...

-Mea (Mío)... tantum (todo) ah...- No se le escucha muy claro, pues no le sirve el habla.

El reino de Kios estaba en deuda, y que mejor sufrimiento para el rey Zier, ¡Que en paz descanse!, entregar a su hijo, predilecto, su bello tesorito a las garras del futuro rey de Amik, como ofrenda de craso. Un alfa de renombre, príncipe insuperable, valeroso, victorioso de guerrillas dadas a las afueras del reino, codiciado, hecho por el mismísimo Diabolus calificado como tentación. ¡Quien se apiade! , aquellos ojos esmeraldas dominan más que espada en mano.

En los aposentos del príncipe, envuelto en sonidos chasqueantes y feromonas vivales, somos expectantes de un príncipe envuelto en placer y lamentos, no por detenerse sino rogando por más. Atento a aquellos ojos, que pierden color debido a la dilatada pupila, él, que sin pudor demanda con cada beso y caricia lo que en más, será suyo para toda la vida.

-Lou...Louis - gruñía el alfa con cada embestida.

-Más... más fuerte - rogaba casi a gritos el omega.

No se puede estar más ido; el celo, aquel que conllevo todo este caos, ¿Quién lo diría? , mucho antes de todo, en medio del gran festín preparado por el reino, como infortunio y vergüenza, dando así la bienvenida a su nuevo rey; lo que se dijo fue algo tan impúdico e insignificante, fue:

-"Me disculparan, pues he aquí voy a mostrarle a mi nuevo rey, su futuro alcázar", con media sonrisa naciente e inocente por parte del omega, y una mirada ferozmente directa por parte del alfa; una piadosa mentira, que no hace más que convertirlos en curiosos invitados por lo desconocido.

...

Ignorantes de su arribo a la prohibida entrada al cuarto de su alteza, alfa voraz, su instinto le dice que aquel ser al que penetra con fuerza y ligereza, no le pertenece en alma sino en cuerpo. No puede hacer nada, la palabra del omega tiene más poder que él sobre su reino. Aunque su mente se encuentra nublada pues, no tiene ni idea de cómo llegaron hasta este punto... es traído de vuelta a la realidad cuando escucha ese,

-ah, ah, ah, ah....- leve sosegado gemir.

-dives (rico)...mea (mío)...dives (rico)-lo gritan furtivamente tanto su lobo como él, echando la cabeza hacia atrás, placenteramente.

...

A Sine (Sin) no le queda mucho pues acelera sus estocadas a una velocidad casi inhumana. Testigo de cómo los deliciosos y torneados muslos del omega, ruborizados por el magullón dado, quimera, como su entrada no hace más que tragarse su dura y firme hombría, que bien busca consuelo en ese estrecho y candente agujero.

Clímax, sensación permisible, aquella que te da a conocer las puertas del Olimpo y El Hades en segundos, pero también culminación del salvaje e insaciable sexo. "Acaba" cuando el miembro del pequeño ojiazul dispara tiras blanquecinas, sin haberse tocado; su alfa no dura mucho tampoco pues es envuelto por aquel abrasador sentimiento de vértigo, cuando la entrada del menor se cierra con tal ímpetu, al punto de asfixiarlo. Sine no quiere, pero debe salir rápidamente, el nudo está comenzando a formarse, aunque...

Amica MeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora