Me encontraba terminando la sonata de Beethoven en casa mientras mis padres intentaban convencerme de ir con ellos a visitar a los abuelos.
-Por favor Mía, pronto te irás a la Universidad y no podrás pasar los días de nieve con nosotros- rogó mi madre.
-Todavía tengo que terminar esto, otro día.
Luego de rogarme como un millón de veces más, se subieron al auto y se fueron.
Al instante me acerqué a la mesa de la cocina y volví a abrir el periódico. La imagen de Adam se veía clara tocando la guitarra junto a su banda. La última vez que lo vi, había sido hace meses y creo que ambos fuimos demasiado duros. No había llamado, ni escrito un mensaje, y nuestro futuro juntos era cada vez más incierto.
Decidí no volver a ver el periódico y me distraje el resto de la mañana, tocando el chelo y terminando la sonata. Para la hora del almuerzo me encontraba tan aburrida que decidí llamar a Kim.
Al cabo de unos minutos nos encontrábamos sentadas en la cafetería.
-¿Y cómo está Adam? -preguntó mirando hacia afuera restándole importancia.
- lo único que vi hoy fue una foto en el periódico. Probablemente esté de fiesta con muchas chicas y disfrutando de la gira.
- y tú te quedas pensando en él...
- siendo patética -termine la frase que sabía se había formado en su cabeza.
Ambas reímos sin mucha gracia y pude ver sus ojos llenos de tristeza.
Kim había estado junto a mí en los peores momentos y sabía cuánto le afectaba a ella verme así. Mi estado de ánimo había cambiado drásticamente en las últimas semanas, pero no podía fingir estar bien.
Kim iba a decir algo cuando mi celular sonó de pronto. Contesté al instante con la esperanza camuflada de que fuera Adam, pero lo único que escuché fue la voz rota de mi tía.
- Mía, ¿dónde estás? - Su voz se escuchaba rota y podía oír sus sollozos. Sabía que algo andaba mal.
- en la cafetería con Kim. ¿Pasó algo?
- vente a casa - dijo entre sollozos - acá te lo vamos a explicar todo.
En el taxi de camino a casa me puse a analizar la situación. Willow no tenía que estar en casa, tenía que estar con mis padres y los abuelos en la granja y saber eso, aunque fuera insignificante, me hacía temblar las manos.
Al llegar, el auto de Willow estaba estacionado en la entrada con una puerta abierta y aún encendido, lo cual hizo que me tensara aún más y entrara corriendo en casa.
Mis abuelos y mi tía se encontraban sentados en el sillón, en medio de sollozos y mirando hacia todas partes, como si nunca hubieran estado ahí antes.
- Mía - dijo Willow al verme. Me tomó de la mano y me sentó en el sillón - no sabes cuánto lo siento.
Al segundo mi cabeza comenzó a imaginar lo peor y las lágrimas se acumularon en mis ojos. No había dicho mucho, pero fue suficiente para saber lo que ocurría. Me imagine a mi madre, con el rostro petrificado y todo el cuerpo tensado; a mi padre apenas notando lo que sucedía y a Teddy, en el asiento trasero completamente solo, sin mí a su lado.
Me los imaginaba disfrutando de la música que sabía que irían escuchando y me arrepentía, porque debí haber estado ahí con ellos.
En pocos segundos las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro sin poder controlarlo y los sollozos se oían por toda la casa.
- escucha, Teddy está bien, está en el hospital. Estaba consiente cuando los paramédicos llegaron al lugar del accidente. Tenemos que ser fuertes por él.
Las palabras activaron algo en mí, y las lágrimas se detuvieron. Me limpié el rostro con las mangas de mi suéter y caminé hasta la puerta.
- entonces vámonos.
De camino la cabeza me daba vueltas a medida que avanzábamos al hospital. Todavía tenía a Teddy, lo que era un consuelo, pero sabía que si me permitía pensar en mis padres me rompería y Willow tenía razón, yo debía ser fuerte por él.
Al llegar al hospital y verlo despierto conversando con el doctor, todo pareció estar un poco más en su lugar y la pérdida no se sentía tan grande.
Los doctores dijeron que se encontraba estable, pero que no habían mencionado a mis padres para no alterarlo, ya que todavía no terminaban los exámenes y no sabían si todo se encontraba en orden. Pensar en Teddy sabiendo que mis padres ya no estaban me rompía el corazón, pero al menos me iba a tener a mí.
Más tarde llegó Kim, para acompañarme mientras mis abuelos y Willow iban a cambiarse de ropa y traer las cosas necesarias para no dejar solo a Teddy en el hospital. Mientras estaba con ella, no aguanté más y estallé en lágrimas. Lo único que me mantenía cuerda era Teddy, y ser fuerte frente a mi familia, pero con Kim podía desahogarme y sacar todo el dolor que tenía dentro.
Al llegar la noche, mis abuelos volvieron con mantas y comida. Los doctores entraban y salían del cuarto de Teddy, haciéndole un montón de exámenes, pero nunca decían nada, sentía que todos sabían acerca de todo, mientras que yo no tenía nada claro, lo que sólo me desesperaba aún más.
Al salir el sol, no había dormido nada en toda la noche. Mi cuerpo estaba cansado y necesitaba relajarme un poco, por lo que Kim me sacó a rastras de la sala de espera y me llevó a la cafetería.
Kim se encontraba pidiendo el café, cuando un grupo de enfermeros cruzaron corriendo la cafetería, mi pulso se aceleró con el miedo invadiendo mi pecho, y aunque traté de mantener la compostura, el sonido de mi teléfono me hizo salir corriendo. Mis piernas sólo se detuvieron cuando me encontraba frente a la sala de Teddy, la cual estaba vacía, luego giré hacia el pasillo y vi a Willow caminando con la cabeza baja, hacía mí y abrazando al oso de Teddy; la miré y en cuanto nuestros ojos chocaron, sentí mi cuerpo caer al suelo, mis manos se adormecieron, sentía las lágrimas caer por mi rostro, y con todas estas emociones sentía que moría.
Mis ojos se cerraron y sentía mi cuerpo cada vez más liviano, un zumbido en mis oídos y todo se escuchaba lejano, pero una voz me hizo reaccionar, unos brazos me rodeaban y mis ojos se abrieron, dejando ver el rostro de Adam, quien me miraba triste.
- lo siento Mía.
No dijo nada más y sus lágrimas brotaron y entendí que sus palabras significaban mucho más, y que no me dejaría sola nunca más.
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Si Decido Quedarme (Fanfic)
FanfictionTRABAJO DE LENGUAJE :) INTEGRANTES: Camila González, Diego Henriquez, Gabriela Quiroga, Yael Retamal, Tomás León, Vicente Muñoz, Brenda Sepúlveda.