veinticinco; 25 세

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—Es un placer que hayas venido —El infeliz seguía hablando y burlándose de Seokjin

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—Es un placer que hayas venido —El infeliz seguía hablando y burlándose de Seokjin.

No solo eso, como diversión, golpeaba a veces a Yoongi para poder provocarlo de tan demente que estaba, alguien obsesionado con el dolor y la sangre. El mismísimo diablo. El azabache si no fuera tan débil, hubiera atacado desde hace minutos para golpearlo sin detenerse por todos lados al imbécil, logrando que no sintiera ya su cuerpo hasta morir. En vez de quedarse parado allí sufriendo con su vista hasta el punto de querer arracarse los ojos. Una de las peores torturas sin duda.

—Dime... —Sin fuerzas, Seokjin pronunciaba —¿Cuál es la necesidad de hacer esto? ¿Qué exactamente buscas? —Tenía claro que la palabra no significaba nada para alguien tan enfermo como Kim Taehyung. Alguien tan vacío tanto por dentro como por fuera.

Sus horrorosas carcajadas volvieron a resonar en sus tímpanos y la sonrisa cuadrada llena de maldad, no se borraba, seguía creciendo.

—¿En serio me dices eso? Este hijo de puta —V se acercó al cuerpo de Yoongi a pasos lentos para pisotear su cabeza de la peor manera posible —desconfiaba de nosotros tanto como nosotros de ellos, no hay mucho qué discutir. A parte de que ahora, ¡míralo! Está junto a la basura de la policía ayudándolos, ¿crees que eso me pone feliz? ¡Dime tú! —Furioso gritaba, algunas de las venas sobresaliendo en su cuello y rostro, continuando con los golpes hacia el peliazul.

Seokjin apretaba sus puños solo cerrando los párpados con las misma fuerza, presionándolos.

—¡Detente!—No se resistió y levantó el brazo con el cual sostenía el revólver, para así apuntarle a la cabeza y asesinarlo de una vez. Aunque hayan sido otras reglas las que le impusieron.

Los ojos almendra de Seokjin, derramaron en ese instante lágrimas de impotencia que ardían, sin poder seguir ver lo que alguna vez juró cuidar y proteger costándole la vida. A pesar de que su mano temblaba no dejó de amagar con el dedo el gatillo del cual tenía miedo presionar.

—¿En serio me dispararás? Con lo afectado que estás, dudo demasiado que puedas matarme de un balazo dándote la oportunidad siquiera. Tendrías un diez por ciento en acertar, ¿sabes?—Odiaba su sonrisa, odiaba sus cálculos por el cual era tan reconocido y famoso, odiaba ser tan inferior ante él, lo odiaba.

No le importó, el gatillo fue apretado lentamente por Seokjin quien no paraba de llorar con tan solo pensar en Yoongi y Baekhyun en ese estado. Sin embargo, el disparo salió, pero en serio se asombró cuando ni siquiera le había rozado al cabello. Fue muy increíble que se haya corrido un centímetro en la milésima que la bala viajó hacia él. Hasta dudó si en realidad este hombre era humano por lo genio y veloz que era.

—Te lo dije.

Si continuaba parado allí sin cumplir su misión tal vez terminaría asesinado, y el pánico lo invadía sin que sus ideas se ordenen para conseguir un resultado victorioso. ¿Qué sería de la policía si Baekhyun moría? El peor oficial que reaccionaría horrible y asustado, sería su pareja Sehun. Sabiendo que antes de ingresar aquí, se prometió salvar a todos los que sean afectados por estos temerosos hombres. El futuro de algunas vidas estaba en sus manos.

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