CAPÍTULO 3

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Yo sé que no hay mucha gente que lee esto pero puedo ver algunas vistas en los capítulos que he subido, la verdad me gustaría que esas pocas personas votaran, sólo para hacerme feliz xd, porque sé que no tengo el suficiente talento para escribir. A parte esta sólo es una historia que quise contar para dejar atrás ese amor tóxico.

Ahora que lo hice, me siento bien y a pesar de que no vea el porqué para terminar la historia, la quiero terminar, algún día la terminaré jeje, pero por fis hágame feliz :3

***

—¿Puedo besarte?

Sí amigos, esas simples palabras hicieron que un hormigueo bajara por toda ni columna vertebral y se posara sobre mi entrepierna (malditas hormonas) no sabía si me sentía excitada, rara, nerviosa o enojada, y lo más importante no sabía que mierdas decirle. A parte creo que mis mejillas me delataron, imaginé mi cara aplastada y mis ojos sin saber que rumbo tomar—severos vizcos los que estoy haciendo —a la final decidí responder con un simple y notorio "no". Sí quería besarlo pero estábamos en un salón, con casi 40 chinos que podrían observar y criticar, a parte tenía a Doris atrás, no sé ustedes pero yo no me atrevía a hacerlo ahí.

Vi la decepción en sus ojos pero no pude hacer nada más que encojerme de hombros y marcharme, seguir con mi día a día y pensar que ese momento jamás ocurrió.

No volví a hablar con él en meses, lo veía casi todos los días pero no me atrevía a hablarle y él tampoco a mí.  Sólo nos lanzabamos miradas fugaces y tal vez uno que otro saludo pero hasta ahí.

Hasta un día, en diciembre. Ya era final de año y los onces  realizaban un acto cívico para ser despedidos. Yo me senté como todos mis compañeros a observar la mierda de acto que realizaban, tenía al frente a una compañera llamada Sara y estaba jugando con sus rulos, me distraje tanto con eso que no había sentido una mirada sobre mí, al voltear a mí izquierda es donde lo veo.

Sus ojos grandes y verdes (se veían verdes) mirándome no se si con diversión o curiosidad.

El caso es que al mantener contacto visual conmigo no pudo evitar no hablarme, así que lo hizo y de nuevo esa conexión...esa chispa entre nosotros que no dejaba de hipnotozarme.

Hablamos por muchos minutos que parecían horas y horas y era tan genial que ni me concentre en el acto que tenía al frente—bueno la verdad es que era una mierda —.Sus ojos brillaban cada vez que yo hablaba y miraba mis labios con tanto ímpetu que me llego a poner un tanto nerviosa pero nada de que no pudiera controlar.

Lo malo de estar tan conectados el uno en el otro es que no te das cuenta de lo que pasa a tu alrededor, así que no nos dimos cuenta de que los demás se estaban levantando.

Yo siendo una de las chicas más flojas del salón, le pedía ayuda a Juan David cada vez que tocaba levantarnos, aunque mas por flojera lo hacía por tocar sus manos. Nos tocaba levantarnos y sentarnos varias veces debido a que nadie estaba prestando atención al acto cívico, así que la coordinadora, que le diremos care machete, tomó sus medidas fastidiosas y decidió hacernos levantar y sentar hasta que todos estuviéramos concentrados—¿qué piroba, cierto?

Al terminar por fin el acto cívico le pedí ayuda de nuevo al ojitos claros a levantarme, más esta vez no me levanté sino que quede en cuclillas en frente de su...bueno ya saben (qué porno se debió ver eso),  la verdad es que quedé paralizada por unos segundos con los ojos abiertos como platos, hasta que reaccioné torpemente y me levanté de un golpe. Lo primero que hice fue correr directo al salón evitando todas las miradas que me estaban acechando en el proceso. No sé cómo se sentirían ustedes, pero yo me sentí asustada y avergonzada. Asustada de lo que pudieran pensar los demás de mí y avergonzada porque bueno...que pena que te pase eso en pleno público y con el chico que te ¿gusta?

Al llegar al salón, agarré mi bolso y me dispuse a salir por la puerta corriendo para llegar a la casa de mi abuela lo más antes posible ya que no quería ver a nadie y que nadie me viera y recordara lo que había pasado. Puede que sentirme así haya sido una tontería porque después de todo fue un accidente pero eso no quitaba que era una nena que prefería estar en el anonimato la mayor parte del tiempo.

Lamentablemente no pude irme al instante, ya que Mariana mi amiga, me había pedido esperar a que ella hiciera aseo para irnos juntas. No pude decirle que no, así que la esperé en la puerta. Mentalmente deseaba que él no me hablara ni me viera pero eso no fue así. Al alzar mi cabeza, él estaba mirándome con esos ojos tan profundos y grandes que tenía, tragué saliva con dificultad esperando a qué dijera algo, pero sólo se inclinó a besar mi mejilla de manera de despido, sin embargo hubo un impulso en mí que hizo empujarlo y decirle que no me tocara.

—Adiós—dijo él fríamente y se dio vuelta para irse. Al mirarlo pude ver como agachaba su cabeza y encorvaba su espalda para dirigirse a la salida, se notaba triste y decepcionado pero a pesar de que quería ir tras él y pedirle perdón por aquel impulso tan tonto, no lo hice, mis piernas no se movieron y cuando mi amiga salió del salón para irnos, él ya se había ido.

Esa fue la última vez que lo vi de ese año, ya que yo no volví al colegio las últimas semanas porque esas sólo eran de recuperaciones y yo no tenía ninguna materia que recuperar. Así que en los meses de vacaciones que tenía no lo pude ver, pero eso no quiere decir que no haya dejado de pensar en él ni un sólo día. Al parecer ojitos claros siempre me gustó y yo como una tonta no me di cuenta de eso hasta entonces.

Oye tú!..Sí tú! El Que Me DestruyóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora