Escapar de un lugar para llevar acabo una vida segura sonaba como algo que Arabella Young estaba dispuesta hacer, pero la idea de vivir en otro país era algo complicada y reflejaba lo poco que estaba lista para un cambio tan grande como lo era vivir...
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Recuerdo la primera vez que lo vi, brillando alrededor de tantas personas, era difícil perderlo de vista porque su rostro angelical y su sonrisa blanca perfecta lo hacían resplandecer tal y como el candelabro colgado arriba de él, si no hubiese luz en el lugar podría haber jurado que él era la luz. Ni siquiera estaba lo suficientemente cerca para observar perfectamente pero tampoco tendría el valor de mirarlo fijamente si llegase a notarme, no soy digna de su atención y es algo que prefería se quedase de esa manera.
Mientras él era luz en la habitación, yo era pura oscuridad e invisible a la vista de cualquiera, excepto para él al parecer porque en el momento en que sus brillosos ojos dieron con los míos no sentí que la oscuridad estuviera sobre mí, sentía que él me iluminaba solo con su preciosa mirada.
