Capítulo XXVI

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Capítulo XXVI

   Kate se encontraba de nuevo en aquella habitación, siendo cuidada por su cuñada. Por aquella amiga inseparable que había encontrado en Anne.

_ Descansa… Otra vez nos has dado un buen susto._ le expresó Anne al verla despertar asustada, colocando con preocupación sus manos en su vientre_. Ahora si que debes descansar. Estás en un mes muy delicado de tu embarazo… Y el médico nos ha advertido que probablemente en otra oportunidad, no tengas tanta suerte. Ahora debes seguir en cama un buen tiempo…Te ha dado algo para los dolores. Perdiste el conocimiento cuando te trajimos a tu habitación. No sé si lo recuerdas…
_ Recuerdo algo…_ dijo nerviosa e inquieta_. Solo un poco. ¿Cuánto tiempo he estado en cama?... ¿Estás segura que al bebé no le ha pasado nada?... No lo siento.
_ Está bien… El médico nos aseguro que probablemente tardes en sentirlo de nuevo. Debe ser a causa de lo que te ha dado… Has estado inconsciente como dos horas, o un poquito más…_ y en ese instante, en el rostro de Kate brilló la tranquilidad. Al fin volvía a sentir a su hijo_. ¿Se está moviendo?
_ Sí… Sí…_ una lágrima empezó a recorrer su mejilla derecha_. ¿Y Stephanie?
_ Está bien. Se ha llevado un gran susto. No ha dejado de culparse por lo ocurrido. Dice que no quiso escucharte cuando le dijiste que no se subiera al bote. Que tuviese cuidado. No ha dejado de preocuparse por ti…
_ Podrías decirle que estoy bien… Que no ha sido culpa suya…
_ Nos contó que le salvaste de ahogarse… Que nadaste hacia ella.
_ Era lo mínimo que podía hacer. Tú hubieses hecho lo mismo…No podía permitir que le ocurriera algo. 
_ Le he escrito a Alexander para hacerle saber sobre tu estado… Es probable que entienda que su lugar, en este momento, es Somersham. Y que su hija le necesita. ¡Mira en lo que hemos llegado por culpa suya!… Stephanie me contó que nos escuchó cuando discutíamos, cuando él estuvo aquí, y que tú también estabas allí. ¿Por qué nunca me dijiste nada?
_ Anne, ¿para qué? ¿Para hacerte sentir aún más mal? Había escuchado como habías hablado a mi favor. Y escuchar a tu hermano, me hizo comprender que él tenía razón sobre lo que debo esperar de su persona…
_ Kate, ¡no!... Y no vuelvas a decir lo mismo…
_ Alexander jamás podrá amarme… Y es la única verdad que hay. Su corazón lo enterró junto a su difunta esposa._ respiró hondo, sintiendo un dolor profundo en su propio corazón_. No quiero luchar más con lo que es inevitable._ miró hacia otro lugar. No podía seguir mirándole la cara a Anne_. Tu hermano quiere una estatua de mármol que no sienta nada por él… Es lo que desde hoy tendrá._ cerró los ojos, y se dijo a si misma: << Tendrás mi cuerpo sólo cuando yo desee. Y jamás volverás a tener mi alma ni mi corazón... Ya no seré la misma que era antes... >>

  Cuando aquella carta llegó a manos de Alexander, le hizo darse cuenta del error que había cometido desde un principio. Y ahora a quienes amaba, habían empezado a pagar las consecuencias.

   Ahora si que se sentía mal por todo aquello.

_ Kate se encuentra confinada en una cama por culpa mía… Y todo, por haber salvado a mi hija de ahogarse, al ella querer huir a su lugar favorito, sólo por saber los motivos que me han impulsado a alejarme de Somersham…

   Se sentía completamente impotente y tan culpable. Todo aquello había llegado hasta tal punto y todo por causa de su herrada actitud.

_ ¿Piensas escribirle al amo y expresarles tus sospechas sobre el nuevo mozo de cuadra, Timothy?_ le había dicho un hombre a otro hombre.
_ Realmente no sé si esperar o hacerlo de inmediato… La señorita Anne ya le ha escrito al amo y esperan respuesta de él. Quizás su presencia. Y después de todo lo que ha pasado, yo no quiero preocupar a la duquesa ni al resto de la familia. Lo del bote no ha sido un accidente. Tú mismo has visto el hueco que tenía. El amo siempre se ha preocupado por el bienestar de su hija y ha puesto a su disposición un bote en buen estado. Lo que encontramos, después de sacarlo del fondo, ha sido ver que alguien lo ha manipulado. Alguien le hizo ese pequeño hueco que a simple vista no lo vería una niña como la pequeña señorita Stephanie… Y nadie me quita de la cabeza que haya sido Geordie. El resto del personal siempre ha sido de confianza. Pero, desde que entró él a trabajar aquí, han sucedido cosas extrañas. Como por ejemplo: el inexplicable incendio en el invernadero… ¿Quién iba a dejar una lámpara de aceite olvidada cerca de allí? ¿Y con qué motivo?
_ Sólo son suposiciones… No tenemos pruebas que lo culpen. ¿Crees que nos creerán si lo acusamos sin evidencias?
_ Le tendré vigilado… En algún momento se equivocara. ¡Ya veras!

   Pronto llegó el mes de marzo. Aquel mes de marzo que vino junto al inicio de la primavera. 

   Kate seguía confinada a aquella cama, de donde no podía ponerse aún de pie como ella hubiese deseado, había sido una orden del médico. Sabiendo el riesgo que corría en aquel embarazo. Pero, una parte de ella sabía que estar allí, en vez de hacerle mejorarse, le empeoraba. La realidad era que debía marcharse de allí.

   Y así decidió hacer una mañana, cuando escuchó sobre la llegada de Alexander.

   Ella había sabido que había entrado a verla, mientras ella dormía. Haciendo que él corroborara con sus propios ojos, lo delicada que ella se encontraba. Sintiéndose como el hombre más despreciable de todo el mundo. Él la había llevado hasta esas circunstancias.

   Con su ingratitud la había puesto en peligro a ella y a aquella inocente criatura que crecía en su vientre.

   No la había despertado al querer que ella siguiera descansando y así retomara aquellas fuerzas, que por culpa de él, ella había perdido. No quería alterarla con su presencia. 

_ ¿Amarte?..._ respiró hondo al salir de aquella habitación_. Al principio me dije que sólo lo había hecho por Stephanie y porque necesitaba un heredero… A su vez, de hacer que tu futuro cambiase… Pero me equivoque tantas veces al no ver la verdad que se abría en medio de los dos. Kate, habías llegado a mi corazón, poco a poco, aunque me lo negara tantas veces. ¡A lo que he llegado por ceguera! Casi te pierdo… Casi…

   La culpa ahora le roía el alma.

   Se sentía la mitad del hombre que debió haber sido y ahora se culpaba por todo lo que había hecho.

   Kate, a la mañana siguiente, despertó sintiéndose sobresaltada. Su corazón le había advertido que él se encontraba allí. Podía aspirar su aroma en aquella habitación, como si él siguiera allí presente.

   Colocó su mano en aquel corazón, sintiéndose una vez traicionada por él. ¿Acaso había olvidado todo lo que Alexander le había hecho en ese tiempo? ¿Acaso se había olvidado de su promesa pasada?... No, jamás volvería a amarle.

_ Estás aquí… Lo sé…

Kate... El río que fluye dentro de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora