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Narra el rey Tlatoani

Había pasado un tiempo desde aquel día, ufffaaas, que día. Desde ahí, Jimin y yo nos habíamos hecho más unidos.

Y ahora solo tenía nervios, obviamente nadie me diría que no, soy el crush (como dice la chavisa) de todas sus tías cuarentonas. Pero de igual forma no sé que me responderá.

Me puse mi mejor vestuario para la ocasión, me peine el copetazo y me puse mi fragancia que compré en Avon.

Ya no había recibido llamadas de Donald desde que lo dejé en visto, ahora con la única cosa que lidiaba era en Angélica, pero ya casi ni daba tanta lata.

—Ya es hora jefe, llegará tarde.

Germán ya estaba listo para pasar por mi dulce ángel e ir a otro lado.

—Si, en un momento voy.

Me miré al espejo y me dije —Eres lo que todos quisieran, ¿por qué el no lo haría? —

Llegué hasta donde estaba mi bellísima camioneta para subirme. Ya estando adentro mi chofer puso mi playlist de timbiriche.

Estaba hecho un manojo de nervios, pero un manojo con clase.

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Narra Jimin

—Ya te dije que te lleves el calzón rojo y no quieres.

—No me voy a llevar esa cosa.

—Pero espada el amor, ¿qué tienes en contra del rojo?.

—Nada, pero no me voy a llevar un calzón con trompa de elefante.

Desde que le dije a Trae que iba a salir con Enrique se puso loco buscando con que vestirme.

—Eres un amargado sin gusto, y yo que te iba a prestar mi prenda más preciada, recuerdo que la usé el día que Hobi me dijo que si quería ser su novio. Que recuerdos.

—¡Que asco, eres un sucio!.

—Pero con estilo.

Volteé al espejo para acomodarme la corbata, me veo muy formal, pero me gustó. No sé a donde iremos pero me dijo que me vistiera así.

El timbre sonó y Taehyung ya estaba gritando como vieja loca emocionada, y corrió a abrir la puerta.

Me miré al espejo y me dije —Bueno, aquí vamos, que sea lo que San Siwon quiera.

Narra Peñita

Estaba esperando afuera, cuando el hermano de Jimin abrió la puerta.

—Pero pase, pase—. Me invitó a entrar, aunque le hizo una mirada rarilla a mi chofer. Me quedé en la sala para esperar a Jimin.

—Le sirvo algo, agua, té, o atole, porque hice atole.

Le estaba diciendo que no, hasta que vi a mi chico bajar por las escaleras, se veía como un príncipe, casi como yo.

—Cierre la boca, se le va a meter una mosca—. Me dijo Tae.

—Ji-Jimin, te ves bellísimo.

—Ay, gracias, tú también te ves muy lindo—. ¡Se sonrojó mi bebéeeee!.

—Bueno ya vayanse, se hace tarde—. Su hermano nos tomo por el brazo y no llevó a la salida, pero yo iba perdido en su carita toda preciosa.

Salimos y le dio su bendición a Jimin, es buen raro ese cuate. Ya después subimos y la camioneta dio en marcha.

El presidente de mi corazón [EPN y Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora