Narrador
El pequeño Langdon salió del baño con una toalla en la cintura mientras que con otra secaba su cabello, tenía su ropa lista en la cama: un boxer, un pantalón de mezclilla, una camisa blanca con líneas negras horizontales y sus tenis grises.
Una vez listo bajo a la cocina por algo de comer, el tiempo pasaba y no había señal de Constance lo que preocupaba al rubio.
Decidió ir a la famosa casa del crimen, aquella en donde su abuela pasaba tanto tiempo en las tardes. Siempre tuvo curiosidad de saber porque iba ahí todas las tardes sin falta, pocas veces Michael había estado ahí, pero tenía la sensación de que algo en ese lugar lo llamaba.
Abrió la puerta sin problemas, siempre estaba abierta para él. No parecía haber nadie, pero quiso asegurarse de eso.
Primero busco en el jardín, la cocina y el recibidor, pero cuando atravesó el estudio, el peculiar aroma del humo de cigarrillos le indico dónde podría estar ella.
- Abuela... ¡Abuela!- Se asomó por las escaleras y después giró su vista a la sala.
La peor escena que se pudiera imaginar estaba justo ahí. Corrió hacia la sala.
- Abuela...- Observó a su abuela en el sillón, parecía estar dormida, pero Michael sabía que no era así.
Notó la gran cantidad de colillas de cigarrillos en la mesa junto a un frasco de pastillas y una botella vacia de Whisky.Alzó ambas manos, sin saber que hacer. Se sentía tan mal, completamente destrozado por lo que orilló a hacer a su abuela.
- ¡No!- Quería que esto fuera solo un mal sueño, quería que su abuela no estuviera muerta. Jadeó de dolor.
Corrió junto a su abuela arrodillándose frente a ella.
- Abuela... ¡Hey! Despierta.- La rodeó con sus brazos para intentar ponerla de pie. - Despierta.-
Sabía que era inútil, lo único que podía hacer es abrazar el cuerpo sin vida de Constance.
- Lo lamento... Lo lamento tanto.- Las lágrimas no paraban de salir de sus entristecidos ojos azules. - Todo es mi culpa.-
Recostó el cuerpo de la mujer en el sillón, acariciaba su rostro suplicando que lo perdonará.
- Abuela.- Repetía entre sollozos.- Los espíritus en esta casa no se pueden ver a no ser que ellos quieran.- La voz de un hombre sorprendió a Michael.
Había aparecido uno de los muchos fantasma atrapados en esta casa, Ben Harmon.
- ¿Ella no quiere verme?- Preguntó dolido el rubio.- Lo siento.- Negó el pelinegro.
Aquello había destrozado aún más el corazón de Michael, el saber que su abuela se había suicidado por su culpa ya era bastante dolor.
- ¿Tú quién eres?- Michael nunca lo había visto antes.- Alguien que quiere que lo vean.- Contestó con simpleza. - Alguien que quiere ayudar... Si quieres cambiar creo que puedo enseñarte.-
- ¡Soy un monstruo!- Jadeó el rubio.
- ¿Por qué querrías ayudarme?-- Porque no puedo evitar verte como a un hijo.- Confesó Ben. - Aunque no lo seas.-
Ben sabía perfectamente sobre la naturaleza de Michael, pero al verlo ahí sufriendo se dio cuenta de que una parte de él era pura.Aquellas palabras encendieron algo en Michael, aquel hombre le daba esperanza de cambiar y remendar sus errores. Ya no tenía nada más que perder.
- Está bien.- Accedió el chico.- De acuerdo, pero primero debemos encargarnos de Constance.- Ben se puso de pie y le extendió su mano a Michael para ayudarlo a levantarse.
El chico aún con lágrimas en sus ojos y las mejillas rojas de llorar se puso de pie, sabía lo que debía hacer: Enterrar a su abuela.Ambos envolvieron el cuerpo de Constance en la sábana blanca que cubría al sillón, la cargaron y llevaron al jardín trasero.
Ben buscó una pala y empezó a escarbar en la tierra, debes en cuando se topaba con uno que otro hueso de los demás cuerpos que yacen enterrados en la propiedad.
Cuando el hoyo fue lo suficientemente profundo, Michael depósito con cuidado el cuerpo de su querida abuela, él mismo se encargó de cubrirlo con tierra. Una vez que terminó su tarea se dejó caer de rodillas frente al montón de tierra, llorando de nuevo por lo ocurrido, pidiéndole disculpas a la mujer que lo había cuidado todos estos años.
- Vamos a dentro.- Ben apretó el hombro del chico para hacerle saber que lo apoyaba. Que no estaba solo.
Los dos entraron de nuevo a la casa y fueron directamente al estudio de Ben, Michael se sentó en el sofá de cuero negro, aún tembloroso por el llanto.
- Bien Michael, me gustaría empezar sabiendo cómo te sientes en este momento.- Ben tomo su vieja libreta y un bolígrafo.- Mal... Culpable.- Habló con voz temblorosa.
- ¿Por qué piensas que eres responsable de lo que ocurrió con tu abuela?-
- Porque he hecho cosas malas... Aunque yo no quiera hacerlas, es... Como si algo me obligara a hacerle daño a los demás.- Jugaba con sus manos tratando de distraer su mente de esos recuerdos de las "maldades" que había hecho. - Y termine dañando a la única familia que tenía.-
- Déjame decirte algo, tú no eres responsable de la muerte de Constance. Ella era una mujer grande, que sabía distinguir el bien del mal, ella fue consiente de su decisión.- Dijo con franqueza. - Así que tú no debes sentirte culpable de eso.-
- Solo... No quiero lastimar a nadie más.- Pidió Michael.
La imagen de (Tn) vino a su mente, ella era la única persona "viva" que tenía a su lado, su única amiga. Y no se perdonaría nunca si llegaba a lastimarla al igual que lo había hecho con su abuela. Tenía un motivo por el cual ser bueno.
- Te ayudaré, cambiar es más fácil cuando tienes un motivo para seguir adelante.-- Lo tengo.- Admitió Michael.
Las horas pasaron hasta que llegó la noche, Ben le ofreció a Michael que se quedará en la casa ahora que no tenía quién lo cuidará allá fuera. El pequeño Langdon aceptó encantado la invitación. Lo único que tenía que hacer era regresar a casa para traerá sus cosas a su nuevo hogar.
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El Diablo En Mi •Michael Langdon X (Tn)•
FanfictionPara ella, él era solo un niño perdido rodeado de personas despreciables. Para él, ella era capaz de destruir a cualquiera si se lo proponía. El destino les tenía preparado algo muy importante. Pero ellos decidirán si estarán juntos o en contra del...