Capítulo XIII

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A la mañana siguiente, el sonido de su teléfono celular le había despertado. Aún adormilado, JongHyun lo había contestado, sintiendo alivio cuando supo quién le llamaba. Rápidamente le había llevado el teléfono a KiBum, quien aun siendo pasado el mediodía, seguía durmiendo.

De aquello había casi dos horas y todo ese tiempo, KiBum había estado en su habitación, encerrado mientras hablaba con la Sra. Choi. JongHyun esperaba en la sala, con el almuerzo preparado, pero sin servir. Entonces, por el pasillo se asomó KiBum e instintivamente, JongHyun sonrió al verlo.

El rubio se había duchado y cambiado de ropa y aunque las huellas de su tristeza aún marcaban ciertos rasgos de su rostro, se veía más repuesto, incluso sus mejillas estaban hermosamente coloradas.

- Buenas tardes, lamento haber demorado... - dijo devolviéndole el celular.

- Está bien, ¿Tienes hambre?

- Muchísima...

Ambos se sonrieron, era obvio que tenían hambre. Silenciosamente, JongHyun vació en distintos platos, todo lo que había cocinado. No era un experto chef, pero al menos sabía preparar una variedad de cinco platos bien hechos lo que le hacía sentir bastante conforme, y todo gracias a la Sra. Park, la cocinera de la mansión Kim, quien amablemente le había enseñado algunas preparaciones.

KiBum se sentó en un puesto de la mesa y JongHyun frente a él y ambos comenzaron a comer en una silente y agradable mutua compañía. Mientras lo veía, JongHyun no pudo evitar preguntarse qué era lo que la Sra. Choi había hablado con KiBum. Quizás de muchas cosas, algunas tal vez sin demasiada importancia, pero de igual forma, la conversación había sido extensa y aunque la curiosidad matase al gato, JongHyun estaba dispuesto a cometer gatocidio con tal de poder saber.

- Ella vendrá...

Cuando KiBum dijo aquello, los palillos de JongHyun quedaron suspendidos en el aire mientras le miró sorprendido.

- La Sra. Choi vendrá a Seúl en dos semanas, dijo que, ella dijo que vendría a hablar con mis padres y que... - se contuvo KiBum, sonriendo tan preciosamente como nunca JongHyun lo había visto sonreír - ...me dijo que podía irme a Estados Unidos con ella si yo quería

JongHyun abrió la boca buscando decir algo, pero solo balbuceó estúpidamente.

- Ella es directora de una Fundación de Apoyo a niños y jóvenes víctimas de abusos sexuales. Después de lo que le pasó a MinHyuk y HanNa, ella abrió la fundación y bueno, tiene apoyo estatal y de muchas empresas, le va bien... – le contó - ...quiere que vaya, dice que hay gente que puede ayudarme, que, que ellos me entenderán y que me ayudarán a superar esto...

KiBum le sonrió.

- Puede encontrarme un trabajo, dan becas para estudiar, ella dice que puedo rehacer mi vida allá y ser independiente, que tengo todas las herramientas para hacerlo – siguió diciéndole con la esperanza haciendo brillar sus ojos – Ella vive en Nueva York, ¡Nueva York! Tiene un departamento muy lindo, tiene un dormitorio libre para mí, dice que puedo vivir con ella, y que MinHyuk y HanNa vienen a verla seguido, ¿Te imaginas? ¡Volveré a ver a mis amigos!

No, no se lo podía imaginar porque lo único que ocupaba el espacio mental de JongHyun, era el hecho de que él se iría. Quería estar tan entusiasmado como KiBum lo estaba, quería felicitarlo, compartir su alegría, pero JongHyun no supo por qué, todo lo que sintió en ese momento, fue una profunda decepción.

- Por favor di algo...

JongHyun entonces reaccionó, notando que KiBum lo miraba con algo de desilusión en sus ojos.

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