Capítulo XXIV: El reencuentro

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Pude volver a ver su rostro, que por primera impresión sentí alguna especie de alivio, hasta que comencé a recordar todo aquello que sucedió desde el día en el que todo cambió. Es entonces cuando actué como si hubiese tenido un tipo de amnesia, sin embargo; tenía total y completa memoria de quién era.

-¿Quién eres tú?- Le pregunté actuando de la forma antes mencionada.

-Soy tu hermana, recuerda- mencionó con lágrimas en los ojos y una sonrisa bien marcada.

-¿Hermana? No, no, yo no tengo hermanas, ni familia, mi única familia son mis compañeros del orfanato-.

-¿Orfanato? Jaja, ay hermano, se ve que tuviste un sueño muy largo, vamos, ahorita van a llegar mamá y papá, están muy preocupados por ti- Me acariciaba el cabello y sonreía con cada palabra que yo decía.

Yo alejaba la cabeza después de cada 3 caricias que ella daba, yo sólo me hacía para un lado, pero era insistente. Traté de mencionarle que no sabía de qué me hablaba, que yo quería a mis amigos, Celeste, Aldo, todos los del orfanato, que nunca la había visto a ella. Al entrar el doctor, este menciona que eran reacciones normales, ya que todos actuán de manera diferente a ciertos traumas. En un momento Diamond va al baño y yo le susurro al doctor que necesitaba ayuda, le conté lo que había pasado de manera muuuy resumida, sin embargo el se mantenía incrédulo ya que la historia que yo contaba parecía un tanto fantasiosa según lo que él escuchaba, pese a esto él dijo que se habían acabado las visitas y una vez fuera Diamond de la sala, me pidió que le explicara todo lo que sucedió aquellos días.

Ahora estoy escribiendo esto desde la sala de un hospital, estoy contándole todo al doctor que me atiende esperando que este me crea, cada palabra dicha aquí en este libro; fue a dictado. Necesito un escape pues ellos son personas que se dedican a esto. No espero que crean todas y cada una de las palabras  sólo que no dejen que suceda otra vez, escapar del desierto no sólo fue traumante para mí, todos los que sobrevivieron están en una especie de shock por lo que vivimos. Al menos pudimos escapar, no todos tienen las mismas oportunidades no hay una noche en que no deje de pensar en Lorena, y todo lo que vivimos en el desierto, siento que parte de lo que pasó fue mi culpa, ahora con consciencia y algo de meditación, puedo decir que no estuvo bien lo que hice y no puedo dejar de soñarla y verla diciendo como yo soy el único culpable de haber acabado con sus esperanzas de vivir. En estos momentos estoy en el hospital en la cama, esperando "mi siguiente visita" el doctor no me cree y piensa que todo fue parte de un sueño, las personas que están observando desde a fuera, no dejan de sonreír al verme. El único que cree mi historia, es mi compañero quien me prestó esta compuatdora para poder contarlo todo...

Ya van a entrar... tal vez sea lo último que sepan de mí, pues yo sé que si regreso con ellos, tal vez ya no corra la misma suerte, espero sepan noticias de mí en algún futuro, y si no es así, gracias por haberme leído...

Fin.

El Par, De TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora