Odio y dolor...

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Dolía...

Sentía los fuertes golpes, como calambres poco contantes.

Era horrible y estaba aterrado.

Sentía la humedad entre sus piernas, mientras se arrastraba para tomar el teléfono.

Tenía suerte de haber logrado escapar de aquel apestoso sótano, donde por varios meses había estado prisionero.

Tratando de recuperarse del gran dolor que la cicatriz en su estómago le causaba.

-DARLING...-

Odiaba esa ronca voz.

Su maldito canto.

Sus estúpidos cuidados.

Esas malditas canciones viejas, que ni sus abuelos escucharían.

Y lo peor de todo eran esos obsesivos cuidados.

No...

Eso no era lo peor...

Lo más horrendo de todo es que alguna vez llego a amar a este hombre.

Dolía verle convertido en ...en...esta cosa.

Su dulce Eddie se había obsesionado tanto con tener una familia.

Al inicio pensó que era tierno.

Incluso compartió ese deseo, el también deseaba un hijo.

Pensó en proponerle adoptar, llevo folletos y le mostro páginas de internet.

Eddie parecía feliz ante sus esfuerzos.

Quizás él se segó con esa felicidad, pero nunca pensó que llegaría tan lejos.

Leyó en el periódico las primeras desapariciones.

Semanas más tardes sobre los cuerpos vacíos.

Esas pobre mujeres...

Incluso lloro ante la idea de que aquel asesino pudiera hacerle daño a alguien cercano.

Eddie le aseguro que eso no sucedería.

No lo entendió, y pensó que se refería a que la policía pronto atraparía al culpable.

Miles y Chris le aseguraron que sería así, Chris estaba encargado de la investigación.

Pero ese maldito era astuto, y no dejaba ninguna pista.

Él se sentía de cierta forma a salvo, lamentablemente las víctimas eran solo mujeres.

Así que él estaba a salvo.

O eso pensó.

Una noche Eddie le invito a una cita.

Dijo que tenía una sorpresa.

Por un momento pensó que le pediría matrimonio.

Y fue eso, una romántica cita en esa hermosa cabaña, una cena bajo la luz de la luna.

Con aquella perfecta confección de sus deseos.

-quiero compartir mi vida contigo, amarte y respetarte, que seas no solo mi pareja, también el padre de mis hijos. -

Aquello aun sonaba tierno en sus recuerdos.

Eddie se veía tan guapo, y el no pudo negarse.

Le beso con todo el amor que su corazón le permitía sentir.

Eddie feliz le dijo que traería una sorpresa para él.

Pero Waylon también tenía una para ambos.

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