Capítulo Ocho.

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Todo sucedió tan rápido, su puño choco contra mi párpado, nunca en mi vida me había tocado, hasta ahora.

Mi encía sangraba, lo mire con esa mirada que nunca pensé que existiría en mi, lo odiaba, odiaba a mi Padre.

Mamá se decidió a hablarle a la policía, minutos después llegó, y se llevaron consigo a ese bastardo que se hacía llamar mi padre.

Tyler apareció al lado mío observando la escena más triste que podía existir en nuestras vidas y, por primera ves entrelazo nuestras manos y me abrazo.

- ¿Él regresara? - me preguntó.

- No lo se, Enano.... No lo se - le confesé.

Hacia mucho tiempo que no le decía así, jamás le gusto que lo llamara de esa manera, pero en ese momento me necesitaba más que a nada.

Y fue ahí, justo ahí cuando me di cuenta de que él me observaba desde la ventana de su habitación. Elliot podía ver la sangre corriendo por mi cuello, mi ojo hinchado, y también sabía que él podía ver el dolor y la rabia que tenía dentro de mi.

Esa era una mala señal, se lo contaría a alguien, ahora por completo mi vida se vuelve a derrumbar por segunda ves.

Agacho la cabeza y cuando la vuelvo a levantar él ya no está, la luz de su habitación está apagada.

Me doy la vuelta, lágrimas salen de mis ojos pero me duele, no me refiero al dolor físico sino al dolor emocional. Esta es la segunda vez que mi vida se arruina, creí que todos los problemas se irían pero no, mi demonio sigue persiguiéndome por dónde sea que yo vaya.

¡Aléjate de mi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora