Antes de partir

241 50 87
                                    

 Antes de partir

...

¿Ya en serio es el décimo cuarto capitulo? Dios, nunca había echo algo tan largo (?) que me esta pasando? XD

Gracias por leer

Nota: los personajes no me pertenecen...blah blah blah...larga vida a Hima-papa!!! XD

...

...

...

"Había una vez, en las profundidades de un bosque encantado, una familia de dragones. Papá dragón, mamá dragona y sus cuatro bellos hijos que amaban y cuidaban mucho..."

Que gran mentira...

¿Cuánto había caminado ya? ¿Cuánto se había alejado de ellos?

Era un laberinto de gigantes verdes que se alzaban imponentes. Rascando el cielo, las copas de los abedules, coníferas y de más árboles que le rodeaban, le parecían los mismos desde hace kilómetros atrás. Sus ojos cansados solo veían altos cuerpos inertes que susurraban entre ellos con ayuda del viento silbante.

-Ugh.

Su pequeño pecho subía y bajaba exhausto y cada respiración era dolorosa. Sus pulmones ardían con el fresco del bosque y sus pies agotados habían sido marcados por las inocentes hojas y ramas que formaban la hojarasca seca en el suelo. Lleno de ampollas nuevas en su piel blanca, siguió caminando hasta que se reventaron, exponiendo su tierna piel rojiza.

-Agh...

Y finalmente cayó al suelo cuando sus piernas temblorosas cedieron al agotamiento.

-Ugh...

Se quejó al sentir un nuevo dolor en la palma de sus manos. Se había raspado y sangraba.

-¿Por qué?...

Se quejó intentando ponerse de pie. Aquella figura, era de un pequeño envuelto en ropas sencillas y viejas, cubierto por solo una única amiga. Una capa especial, verde esmeralda que había evitado que se congelara por las noches.

-¿Por qué?

Dolido, asustado, con las punzadas de dolor en su pies y manos, volvió a levantarse con lágrimas tibias que se ensuciaron cuando recorrieron sus mejillas que ardían por el frio. El pequeño debía continuar sin importar su cansancio. Cada paso que daba alejándose era vital si quería seguir vivo. Así que, sacudiéndose, retirando con dolor los pequeños guijarros insertados en la piel pelada de sus pies, Arthur, siguió caminando.

Nubecillas de aliento escapaban de la boca de Arthur cuando el sol por fin descendió y la noche cayó, dejándole con un infinito cosmos sobre su cabeza. El cielo maravilloso era desapercibido por el pequeño que no tenía fuerzas ni siquiera de alzar la cabeza. Su gastado cuerpo y sus cansados ojos marchaban ya metros atrás por inercia. Era como un alma en pena que vagaba por los extensos bosques en los que se había perdido ¿Y si en verdad lo era? ¿Y si el agotamiento lo había matado ya hace tiempo y en realidad fuera nada más que una triste alma sin hogar?

-Auch.

Se quejó cuando una rama baja cortó su mejilla y fresca sangre brotó con un hilo carmín.

No. El dolor que aun sentía y su sangre brotar eran signos de que seguía con vida, pero no por mucho.

El silencio del bosque nocturno llamó su atención. Los búhos habían parado de ulular y los murciélagos de chillas entre las ramas por alguna razón, al comprenderlo, fue demasiado tarde.

Cría de DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora