Ojo Por Ojo.

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<2016>

Después de todo lo ocurrido, se contabilizaron un total de veinte muertes en Hamburgo y otras sesenta entre mercenarios de Sangvis Ferri y oficiales de policía, dando cuenta de que seguía siendo una amenaza para la seguridad de el mundo. Muchos países, tenían sus ojos en mí ya que, obviamente, quien pudiera manejarme, tendría el control del mundo entero. Sin embargo, nada de eso pasó y sus acciones quedaron sepultadas por Schicksal.

Lo que quedaba de mi familia, decidió dejarme en la casa de Yae, mientras ella se recuperaba de sus heridas por todo lo que ocurrió, constatando que estaba más que mal.

Sarah comenzó un proceso para hacer un uso adecuado de su Arpeggio, ya que heredó ciertos grupos de bacterias que le daban una mejoría en muchos aspectos aspectos; tiene parte de mi ADN que se combinó con el suyo para ser más fuerte e inteligente. A causa de esto, mi hermana: Lyza, comenzó a tomar muestras para determinar qué fue lo que sucedía, teniendo como conclusión, que un flujo de electrones mutó el ADN y, por lo tanto, reorganizó las células para hacerlas más fuertes y resistentes. Esta misma mutación tuvo lugar en Altair, quien también habría demostrado mejorías significativas en su Arpeggio.

El exterior, al que yo obviamente no estaba acostumbrada, había cambiado en el tiempo en que estuve recluida en la cárcel, pero el comportamiento de no sólo la población Alemana, sino que del mundo entero, se dividió aún más. Las manifestaciones en mi contra, casi siempre desembocaban en incidentes con la policía y, antes de entrar al Ejército, hubieron ciertos incidentes que terminaban en ambulancias siendo despachadas hacia el lugar en que residía con Yae.

Fue así como me mudé nuevamente a Hennigsdorf, en Berlín. La misma casa, misma calle y mismo vecindario. Me sorprendí en cierta manera por lo poco que había cambiado el lugar; quizás algunas ampliaciones en ciertos hogares podría cambiar la forma en que veía el espacio, pero en esencia todo era bastante igual. Aunque, sin la ayuda de la Ministra de Defensa nada de eso hubiera sido posible.

A pesar de todo, el diálogo que decidiría si podría caminar otra vez libremente por las calles, seguía tanto en el Congreso Alemán como en las oficinas de la Unión Europea. Nadie llegaba a un acuerdo sólido acerca de lo que se podría hacer conmigo. Lo mío pareció cambiar a un tema humanitario, pasó a ser un tema militar y político.

Me quedaba entonces sola con Yae. Ella parecía ser más feliz con cada día que pasábamos juntas y, eso, me afectaba a mí también. Sin embargo, siempre había uno que otro día en que tenía que estar cerca de ella para que no tuviera cuadros psicóticos leves por lo que vivió en Hamburgo. En más de una ocasión terminé herida por estas situaciones, pero ella terminaba por calmarse cada vez más rápido.
Yae y yo, gracias a esto, nos volvimos más cercanas. Entendí su delicadeza y sus fortalezas; sus miedos y su seguridades; sus alegrías y sus penas; sus gustos y sus disgustos. Aunque nunca me habló directamente de ello, Yae tenía un comportamiento hacia mí que me dejaba entenderla sin muchos problemas.

Aunque, todo para nuestra relación cambió cuando llegó Sarah de sus "misiones". Ella podía notar algo en Yae que, simplemente, yo no. Yo amaba a Sarah con todas mis fuerzas, pero entre ella y Yae no había simetría para nada.
Discutían cada vez que podían, teniendo yo que decir: "¡Ya basta!", para que terminaran de una vez. Algunas veces lo hacían por cosas muy estúpidas y eso era lo que más me molestaba.

Recuerdo todavía, el cambio tan abrupto en mi relación con Sarah. Ella ya no soportaba a Yae y me pidió, cuando estábamos en mi habitación, que se fuera a vivir a otra parte. Eso me molestó bastante y se lo hice saber.

—¿¡Acaso eres estúpida!? —le grité levantándome de mi cama.

—Desde mi punto de vista no me parece algo mal, después de todo, ella ya parece haberse recuperado —argumentó todavía sentada a los pies de mi cómoda.

El Renacer De Ares (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora