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Tiré el sandwich, que me había puesto mi mama, dentro de la mochila y me senté en la silla, esperando que terminaré el estúpido recreo de quince minutos. ¿Quién, en su sano juicio, puede hacer la fila, comprar, esperar y comer en sólo quince minutos? Aunque, sin compañía, agradecía que durará sólo eso. 

Miré hacia delante y el pizarrón tenía algunos artísticos y gigantes penes por toda su extensión. Algunas palabras estúpidas y ¿"Gor-Shawn"?. Fruncí mi ceño. ¿En qué momento lo escribieron? Me levanté de la silla y caminé de lado para pasar por el angosto pasillo de bancos. Tomé el borrador y eliminé la presencia de ese pseudo. 

Apreté los puños cuando oí la campana, porque las lágrimas querían salir. Me senté en la silla y golpeé duramente mi frente contra el pupitre. "No. Debes. Llorar", me repetía como una clase de mantra. No debía hacerme daño, no tenía importancia, podía soportarlo y seguir siendo hombre. Vi cómo la mochila de Lara desaparecía y sus útiles también. Levanté la vista, sintiendo mi pelo despeinado y vi a Lara sentarse en uno de los bancos del fondo mientras charlaba con una chica. Ramona. La chica. 

Giré rápidamente mi cabeza hacia delante, sin esperar que noten mi mirada y traté de unir cabos. ¿Por qué alguien que se junta con ella me habló y trató de hacer sociales conmigo? ¿Con alguien como yo? Mordí la piel muerta de mi dedo pulgar y miré con impaciencia al profesor de  micro y macro economía. 

Dejé de morder mis dedos y mis dientes fueron a mi labio inferior. Tengo ansiedad. Jamás no comí por tantas horas y mi estómago me esta pasando factura. Una clase grillo se hace oír en mi garganta y trato de distraerme con la lapicera. No quiero llamar la atención, sí lo hago, no debe pasarme factura.

-Bueno, sé que esta es la primera vez que poseen esta materia, por lo cuál, antes de empezar con algún diagnóstico que tenga nota, vamos a explicar de lo que va todo esto... -el profesor comenzó a mover la boca, modulando, moviendo sus manos, paseando sus ojos en cada unos de los adolescentes sentados en los pupitres. Y explicaba, y seguía explicando, y los único que oía eran los latidos de mi corazón resonando fuertes contra mis tímpanos. 

Una gota de sangre cayó sobre la hoja blanca. Toque rápidamente mi boca con mis dedos y los alejé, efectivamente, estaba sangrando.

-Joven, quiere ir a la preceptoria? -levanté mis ojos alarmado mientras cubría mi boca con las manos. Asentí y me paré. Una tanda de murmullos se escucharon, en especial uno, que deje que me dañará mucho más. "Tiene tanta hambre que se come a él mismo, como Homero Simpsons". Corrí hacia el baño, tratando de no marchar el uniforme. Al entrar, escupí la sangre que se había acumulado en mi boca y un sabor metálico se escurrió por mi garganta. Limpié mi boca hasta que la sangre cesó. 

Un chico entró en el baño y mire el desastre que estaba limpiando del lavabo.

-Eu, estas bien? -dijo acercándose a mí. Asentí apresuradamente, antes de que me dañé. Me miró por unos segundos, analizándome-. Soy Mateo, sos Shawn, no? Escuché hablar de vos, no cosas bonitas que digamos -giré mi vista hacia la puerta abierta, queriendo irme-.. y por eso, quería conocerte.

-Emm.

-No trató de obligarte, pero si necesitas algo, pedilo, no tengo problema -asentí y salí del baño. Supongo que no hay que meter a todos en la misma bolsa. Siempre hay alguien que hace la diferencia. Que equivocado estaba.


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-Shawn! Cómo estas? -al salir del colegio, Lucas, mi primo, me interceptó al verme. Sacudí su pelo y le sonreí. Lucas era cuatro años más chico que yo, por lo cuál, aún poseí un corazón inocente. Denis, la hermana de mi mama, también me saludó y se fue. Supongo que su relación todavía esta tensa. Unos pequeños brazos trataron de abrazarme por atrás. Los solté y gire sobre mi eje. Ziggy.

-Emm, hola -saludé. Ziggy trató de unir sus brazos alrededor de mí, lo que no pudo, en un abrazo.

-Perdón, perdón, perdón -asentí aunque su cara ente enterrada en mi suéter. Se separó de mi para ver mis ojos-. Perdón.

-Esta bien, Ziggy, si no queres ser mi amiga, no voy a obligarte, de todas maneras, estamos separados, no tenés ninguna obligación de estar con alguien que no querés -aunque mi corazón rogaba que ella no piensa como dije que pensará.

-Shawn...

-Zime! Por acá, ya nos vamos! -mire hacia atrás y el grupo de Lautaro, en el cuál, estaba Lara, llamaba a Ziggy.

-Dale, anda -traté de zafarme de su agarré. Si llegaba tarde a casa, mi mama me iba a retar.

-Shawn, vení con nosotros -negué.

-Acá termina todo -dije. Dejando que mi corazón se rompiera como nuestra amistad.

-Sí es lo que querés.

-No es lo que quiero, Ziggy, pero, estás en la cuerda floja y prefiero saltar para salvarte, sé que la secundaria es dura y no quiero lo mismo para vos -Ziggy se fue. Con todo y mi corazón.

Así que, verdaderamente, la amistad no dura para siempre entre un hombre y una mujer.

Gor-Shawn[EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora