Capítulo 1

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•8 años•

Era un día cualquiera en España para mucha gente pero no para ella.
Su nombre es Alejandra, es una chica alegre de ojos verdes azulados y de pelo castaño y rizado cortado a media melena, ella cree que está por debajo de la altura media, pero en realidad es alta. Le encanta el ballet y la música, sabe tocar el piano y la guitarra.

Ale POV:

Mi padre no para de chillar a mi madre, estaba asustada pero no más que mi madre, ella no se lo pensó dos veces y cogió todo lo que tenía y a mí, y me llevo muy lejos de ahí.
Me encontraba en el aeropuerto, la pregunté que al donde íbamos pero no me contestaba.

Después de un largo viaje pude ver que nos encontrábamos en Porland. ¿Qué estaríamos haciendo allí? Me pregunté.
Nos montamos en un coche y al rato nos paramos en una gran casa que podría ser 5 veces en la que yo vivía antes de venir aqui.

Mi madre sacó un gran paraguas para que no nos mojaramos en el camino hasta la puerta aunque yo no la hice caso y acabé enpapada.
Llama a la puerta y nos abre un señor de unos 60 años con una sonrisa, dice que se llama Peter y que pasemos que enseguida vienen. Pasamos y nos quedamos en la puerta.

Al contrario que mi madre, yo no entré estaba mojada y no quería estropear nada.

Al poco rato baja una mujer de la mano de un señor que seria su esposo de más o menos la edad de mi madre.
La mujer parecía una princesa con ese vestido y su esposo un príncipe digno de ella.

Mientras miraba atontada a las escaleras siento que me caigo por culpa de un empujón, cuando reacciono, me levanto y puedo ver a un niño que tendría más o menos mi edad riéndose de mí, me puse nerviosa y me puse a llorar lo que hizo que el se riera más y se llevara una colleja por parte de su padre y una mala cara por parte de su madre.

- Hola tu debes de ser Marta y ella tu hija Alejandra no?.- Dijo para romper el hielo, yo me escondí detrás de mi madre.- Yo soy Keri mucho gusto.

- Si un gusto señora Seavey y gracias por acogernos tan repentinamente.- Dice ahora mi madre mientras se estrechan las manos.

- No importa, la niñera se acaba de ir y necesitábamos a alguien urgentemente para cuidar de estos 4 diablillos.- en cuanto dice esto bajan: una chica que seria la mediana, un chico que debía ser el mayor de los 4 riéndose con otro que seria de su parecida edad y luego estaba él, el niño que antes me empujó y se rió de mí. - Bueno, estos son Christian, Tyler, Anna y Daniel.

Tyler era el más mayor de los 4, me sacaría unos 9 años, luego estaba Christian que me sacaría unos 7 años, luego estaba Anna que me sacaría unos 2 años y por último estaba Daniel que tendría la misma edad que yo.

- ¿Con que Daniel ehh?- dije en voz alta sin querer haciendo que los demás se giraran en mi dirección percatadose de mi existencia. - Perdón.

- Hola creo que seremos buenas amigas.- dice Anna con una grande sonrisa.

Acto seguido vino hacia mí y me llevó a lo que sería mi habitación. Esta era grande y amplia tenia lo básico una cama, con una mesilla a cada lado de ella, un escritorio bajo la ventana, una estantería donde en un futuro estarían todos mis libros, un armario demasiado grande para la poca ropa que tenia y un baño.

- Dios es enorme.- digo sin poder de mirar a todos lados haciendo que ella sonría.- ¿Sabes? tú hermano es un idota, no llevo ni 5 minutos aquí y ya le odio.- Dije sentándome en la cama.

- ¿Quién Daniel? Que va, es solo que no está acostumbrado a ver a una niña tan bonita todos los días.

- ¿Enserio piensas que soy bonita?- dije con una enorme sonrisa.

- Pues claro quién si no tonta. Vamos a cambiarte que estás empapada.

Llegó la hora de la cena aunque la verdad es yo no tenía ganas de ello, pero aún así Anna y yo dejamos nuestra conversación a un lado y bajamos.
Cuando llegamos veo a un Daniel enfadado porque según su horario ya no podía comer dulces.

- Por favor solo quiero una.- dijo Daniel suplicante.

- Daniel ya te he dicho que no puedes.- dice ahora mi madre seria.

- Pero yo no diré nada, será nuestro secreto.- replico a lo que mi madre negó.

Como buena persona que soy le pedí a mi madre una galleta con la promesa de que no me la comería riéndome que él, pero para que mentir claro que lo haría. Después de que me la diera me la comí gustosamente delante de la cara de tonto que se le quedó.
Después de cenar cada uno se fue a su habitación, pero a diferencia de los demás yo baje a la cocina sin pensármelo dos veces, cogi un puñado de galletas y me las guardé en el bolsillo.
Antes de entrar en mi habitación puede ver como Daniel se preparaba para ir a dormir y no miento cuando digo que estaba monísimo con su pijama.
(Pero que estas pensando Alejandra si tu le odias.) Dijo mi subconsciente.
Sin pensarlo demasiado y sabiendo que luego me arrepentiria me dirijí a su habitación, dejo las galletas en el suelo, llamo a la puerta y me escondo tras las escaleras.

Cuando este abre la puerta de su dormitorio mira hacia los lados, para luego bajar su mirada hacia las galletas. Las coge y luego se percata de mi presencia.

- No pienso darte de mis galletas así que ya te puedes ir yendo.- dice molesto.

- Pues sabiendo que me ibas a hablar así, no te las hubiera traído. - le contesto y me voy corriendo a mi cuarto dejándolo ahí solo sin saber si me iba a contestar.

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Hola a todos estoy reescribiendo la historia ya que había cosas que no me gustan como estaban quedando, asi que volveré a subir la historia desde el principio.                                

Espero que os guste esta historia tanto como a mi escribirla. 

Es la primera historia que escribo así que me gustaría que comentarais el que puedo mejorar. 

Os leo y os veo en el próximo capítulo.💕

Pd: intentaré estar activa lo máximo posible.😊

Marry Me - Daniel SeaveyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora