Teruhashi estaba recorriendo el pasillo de la escuela viendo como chicos suspiraban y la quedaban mirando. Caminaba con gracia, y no podías evitar mirarla.
Entró a su salón con alegría.
-¡Buenos días!-Dijo sonriendo con un pequeño rubor en las mejillas.
Algunos suspiraron mientras que otros devolvían el saludo. Ella se acercó a su grupo de amigos pero se concentró al único que siempre estaba sentado y con la misma cara de siempre.-¡Buenos días, chicos! ¡Buenos días, Saiki!-Dijo mirándolo esperando que suspirara, como todos los días no lo hizo. Pero esta vez ella no se enojó, ya se empezaba a acostumbrar a su actitud. Aunque todavía vivía en ella la ilusión de que un día lo hiciera, como en el sueño lucido que tuvo en el viaje escolar.
Empezaron a hablar hasta que el profesor llego. Teruhashi, como usualmente hacía, miraba al psíquico mientras que Saiki hacía como si no se diera cuenta. Pero en ese momento, Teruhashi pensó una palabras con tal sinceridad que hizo paralizar unos segundos el corazón del psíquico y ella logró, con unas simples palabras, que no escuchará nada más a su alrededor. Ningún pensamiento que no sea el de ella.
-Nunca sabrás, cariño, cuanto te amo.-Pensó con total cariño que enamoraría a cualquier persona. Sonreía en la dirección del psíquico con ojos brillantes. Aprovechando que todos escribían ella quiso expresar por unos segundos sus verdaderos pensamientos y sentimientos. Pero al momento apartó la mirada por si alguien volteaba a verla, aunque su sonrisa no desapareció.
En cuanto Saiki se dio cuenta que no lo miraba exhalo un suspiro leve mientras se llevaba una mano a su cara, avergonzado.
No esperaba eso. Unos pensamientos tan... Sinceros. Tan puros...
En cuanto se relajo, se dio cuenta que no escuchaba los pensamientos de sus compañeros. Pero un segundo después volvió a escucharlos haciendo que se sorprenda porque fuera tan repentino.
Todo era tan raro para él, que apenas tocó el timbre para el almuerzo se dirigió al baño para lavarse la cara.
¿Qué es lo que me está pasando? ¿Alguna otra enfermedad que no conozco?
Pensaba mientras se sacaba los lentes para lavarse su cara. Un nombre apareció en su mente: Teruhashi.
Será... ¿A causa de Teruhashi?
Negó con frustración secándose el rostro.
Teruhashi antes no causo nada en mí, ¿por qué ahora si? Estoy siendo irracional en estos momentos. Mejor vuelvo a casa.
Se teletransportó, sin ningún pensamiento más. Sin pensar en que sus amigos se preocuparía, ni que una rubia estaría buscándolo.
Mikoto Aiura llegó al salón de Saiki pero no lo vio. Suspiro exasperada, ya que el psíquico se la hacia muy difícil. Pero ella lo lograría, lo enamoraría.
De lejos vio a Teruhashi y se sonrojo levemente por lo bella que se veía.
Tenía cara de preocupada, pero la mayoría de las personas no se fijaban en el detalle de como ella se sentía, sino su apariencia. Su belleza pero no sus problemas.
-Ehm, T-Teruhashi.-Dijo la rubia un poco ruborizada.
La chica más perfecta siempre causaba esa primera impresión, sin que otros no pudieran evitarlo.
La nombrada se giro a su dirección.
-Oh, Aiura. ¡Buenos días!-Saludo con su voz angelical. Aunque por dentro estaba molesta.
-¿Viste a Saiki? Es que me dejo plantada.-Dijo suspirando exageradamente.
¿Por qué Saiki siempre tiene que estar con esta chica? ¡Yo soy mucho más perfecta!
Pensaba enojada.
-No, no lo he visto.-Dice sonriendo amablemente.-¿Y por qué pasan mucho tiempo juntos?-Dijo sin pensar, a lo que unos segundos después se sonrojo y se puso nerviosa.-S-sólo por c-curiosidad.-Movía los brazos con cara perdida. Pero se recuperó pronto.
Al descubrir lo que sentía por Saiki, a veces se le escapaban sus verdaderos sentimientos. Eso le aterraba aunque también era...Refrescante.
La rubia sonrió. Ella sabia que estaba enamorada de Saiki. Y se le ocurrió una idea, ya que el psíquico se quejaba de lo molesto que era eso.
-¿Chiyopipi no te contó? ¿Ni Saiki? ¡Ay, ay! ¡Me da vergüenza decirlo por mi misma!-Dijo sonrojándose y actuando alterada.-Te lo diré pero no le digas a nadie, ¿okeeey?-Se acercó a su oido sorprendiendo a la peliazul.-Somos novios.-Susurró alejándose.
Teruhashi sintió como su corazón se paralizaba, y sintió ganas de llorar. Sintió una presión en el pecho que no se iba y un escalofrío sintió todo su cuerpo. Sonrió.
-¿Ah, si? ¡Felicidades!-Dijo con una gran sonrisa haciendo sonrojar a Aiura. Dentro de Teruhashi sentía que podría morir pero ella nunca lo demostraría delante de los demás. Tenía que ser perfecta, aunque en ese momento no sabia el por qué.
-¡Gracias! ¡Me siento tan feliz yo también! ¡Ser novia de Saiki!-Rió haciéndose a la idea.-¡Es tan emocionan...!
Teruhashi no la escuchaba. Sólo quería parar lo que sentía. Quería que el dolor se fuera. Esa presión en su pecho...
¡Es un simple chico que no tiene 8 millones de won! ¿Por qué él es mejor que los demás? ¿Mejor que Saiko? No, no. Desde el principio soy muy perfecta para él. Hacen una pareja... Muy bonita.
Cuando sonó el timbre se despidió de Aiura amablemente y se dirigió al pasillo con su elegancia y belleza sorprendiendo a todo el que este en su camino. Por dentro sentía que se desmoronaba. Cada paso le costaba más. Sentía que el tiempo iba demasiado lento mientras salía del colegio despidiendo a los que le hablaban.
Cuando dejó de ver personas y sintió que nadie la seguía se apoyo en la pared más cerca mientras las lágrimas brotaban por sus ojos como si fuera un manantial. Se escuchaban sus sollozos llenos de dolor pero nadie estaba para ver tan triste imagen.
Sentía tal presión en el pecho que le costaba respirar.
No podía creer que Saiki... Estuviera con Aiura.
Pensé que estaba empezando a sentir cosas por mí... Cuando me cargo en sus brazos el día que me desmaye... ¿Estaba realmente preocupado por mí? Aunque... Saiki siempre fue amable pero no lo admite.
Empezó a llorar más fuerte.