Capítulo 2 - Las láminas y la pesadilla

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Joaquín cerró la puerta de su cuarto y se tumbó en la cama. Miró a la mesa, y allí estaba. El libro. El que su abuelo no había podido acabar. "Distorsión", de Douglas Trevorson. ¿Qué tenía ese libro que su abuelo no había podido terminar, ni su abuela? Eso no podía ser. Joaquín se levantó y miró la cubierta del libro, sintiendo de nuevo aquella sensación de atracción irrefrenable.

-Sólo es un libro, por todos los Daleks. No creo que sea tan "terrible".-dijo, y entonces, lo abrió. La cubierta de cuero se dejó caer sobre la mesa, y en cuanto ésta tocó el mueble, el flexo, que Joaquín había encendido, empezó a tintinear. Como si la bombilla estuviese cerca de fundirse. Joaquín arqueó una ceja y dio un par de toquecitos en el flexo, que acabó por funcionar bien.

-Vamos allá.

Y tras pasar la página del título, encontró la del "Y a mi querido X", la típica página que se pone al principio y agredeciendo algo a alguien. Pero lo que encontró fue el agradecimiento más raro que se haya visto.

"A todos aquellos que leéis este libro, os agradeceré eternamente que lo hagáis. Porque acabar bien una historia es lo mejor que puede hacerse en una vida. ~DWT~"

Era bonito, pero parecía más un reto que un agradecimiento. ¿Qué se supone que era ese libro? Bah, sería alguna tontería. Entonces, encontró la parte de "Proólogo".

-Dios, esto parece eterno.-dijo Joaquín, con un suspiro, y se la saltó esa y las 25 páginas siguientes, incluyendo una que le parecía en cierto modo el colmo: "Reglas para sobrevivir a las historias."

-Esta es la mejor broma que me han gastado nunca.-dijo, ya empezando a hartarse.

Y entonces, con un gratificante título, encontró el "Índice". Por fin.

Lo leyó entusiasmado, y entre títulos y aclaratorios pudo identificar los cuentos: Blancanieves, La Bella Durmiente, La Bella y la Bestia, Peter Pan, La Reina de las Nieves, Caperucita Roja, La Sirenita, Jack y las Habichuelas mágicas... Pero los títulos de los mismos eran raros. No parecían de un cuento. El de Blancanieves, por ejemplo. "¿Quién se esconde tras la Máscara que llora?" ¿Máscara? Que él recordara en el cuento original no había máscara alguna. Los demás títulos eran del mismo estilo.

¿Qué se suponía que era ese libro? ¿Una versión tipo Lovecraft de los cuentos infantiles? ¿Cómo es que nunca había oído hablar del autor del mismo?

-Bah, da lo mismo.-dijo el chico, y pasó directamente a la página 7, donde se supone que empezaba el relato de Blancanieves. Y entonces, al llegar a esa página, se quedó mirándola fascinado.

El motivo era la lámina que adornaba la página. Era como una portadilla de introducción al texto que empezaba en la página siguiente.

Era una lámina de color negro azabache, con un dibujo en el centro, que representaba una máscara blanca tallada como un rostro femenino bellísimo. Alrededor del hueco del ojo derecho, tenía dibujado de negro un decorado bellísimo, que acababa por deslizarse hasta cerca de la comisura del labio como el camino de una lágrima algo difuminado. Parecía como si hubiesen querido hacer una obra de arte pero la hubieran estropeado al final.

-Hay que decirlo todo. Este dibujo es una obra de arte, pero... Hay algo en él que me da mal rollo.

Y así era. Era un dibujo tan realista y preciso que parecía una máscara de verdad. Y que algo oscuro miraba al lector a través de esas cuencas vacías. Todo esto provocó a Joaquín un escalofrío tremendo.

-Madre mía con el dibujito...-dijo, tragando saliva. Y regresó al índice.- Como es de esperar, en las demás historias también habrá una lámina.

La DistorsiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora