Es difícil contar la vida, no hay como empezar.

47 7 0
                                    

Empezaré esta historia diciendo que, para mí, ella es siempre "la musa", una bella mujer cuyo rostro circunspecto pareciera que fuese esculpido por ángeles celestiales o tal vez demonios infernales, quienes llenos de lujuria y gozo levantaran el cincel con el único tipo de amor que les queda y les es permitido, su propio ego. De piel canela y mirada profunda, ojos claros, pestañas rizadas, amplia y hermosa cabellera de tonos oscuros como la noche, labios rosados. Bordea seguramente la edad de una primavera, fugaz y amena, con aires de timidez y al mismo tiempo intrépida, no la describo a detalle; pues desconozco tanto de ella de lo que seguramente también desconoce de mí.
Yo, por mi parte, sigo siendo ese joven vaquero, alegre e irónico de 23 años que se aferra a sus libros, poemas y relatos, quien retrata día a día sus vivencias en un teléfono "Huawei g8", anotando en aquel block de notas las mejores frases, pensamientos o ideas, dedicándole uno que otro poema, bajo las sombras de un día ficticio en "Messenger", vaya forma de hacerlo, lo sé, pero que puede hacer uno si su trabajo pende de un hilo, si mis escritos llegarán a parar en manos equivocadas y se destruyera el único vínculo que me une a ella.

Este es un buen punto de partida, iniciar esta larga travesía de meses me ha costado mucho, pase por las primeras etapas de la fijación, un gusto superficial, una efímera admiración, una extraña sensación de protegerla y por supuesto a la ultima etapa de está, la de convertirla en mi musa, mi fuente de inspiración: Dante tuvo a una Beatriz, Petrarca a Laura, Garcilaso a Isabel Freyre, Fernando de Herrera a Doña Leonor de Milán y pues yo, yo la tengo a ella.

Extrañamente, existe una sensación que me atrapa a ella; es decir, un vínculo casi imperceptible que me obliga a protegerla. Librarme de aquello no siempre resulto sencillo. Ella siempre sera la fuente de inspiración más genuina. La vi por primera vez un día lunes sentada en aquella carpeta, un aura misteriosa rodeaba su cuerpo, llevaba aquel día una extraña chaqueta color vino, "de esas juveniles ", la hacian lucir más morena e infinitamente bella al mismo tiempo. Su sonrisa fue el primer disparo que llamó mi atención, a pesar de haber conocido a muchas mujeres en mi vida, nada se podia comparar con aquello, yo por mi parte estaba ruborizado, empecé a sentirme inseguro de lo que hacia, las manos me sudaban y las palabras no tenian rumbo; trataba de evitar cualquier tipo de contacto que me hiciera sentir torpe, literalmente queria escapar de allí; de pronto una extraña voz terminó por romper el hielo, una voz fuerte y conocida para ellos se dejo escuchar. Se trataba del director, un tipo amable y carismático cuya edad calculaba yo, de entre los 40 a 50, de contextura corpulenta, barba afeitada y cabellos cuya mezcla de colores negros y blancos le daban un aire de poder y autoridad, se dirigió ante quienes serian mis estudiantes y les dijo: «Buenos días queridos estudiantes, desde hoy se suma a nuestro plantel un nuevo maestro»- ¿Se trataba de mí? - en ese momento sentí que mi alma y mi cuerpo volvian a juntarse, que volvia a ser yo, " salvado por la campana, como dirian otros" -Esperamos que le den una grata y calurosa bienvenida; será su nuevo maestro de letras-dijo el flamante "jefe"(como suelo llamarlo yo). Después de aquello los ánimos empezaron a mejorar, paso lo que tenia que pasar y me.olvide por completo de ella, olvide ese primer impacto, mis nervios acumulados y lo demás,por fin me sentia aliviado y contento.
Un nuevo comienzo, lleno de hilarantes momentos estarían por venir, aqui el éxodo de una intrañable historia...

Una historia para una musa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora