Capítulo 24

2.1K 230 39
                                    

Entramos. Fkj tocaba en vivo "Losing my way", con la voz de Tom Misch y con el mural oficiando de fondo de escenario, hermosa y suavemente iluminado. Había mucha gente, charlando y bebiendo, y el local se veía increíble. Las luces que iluminaban la paredes de ladrillo desnudo y las cañerías metálicas expuestas por fuera le daban un aspecto sólido, moderno e industrial. Las motocicletas estaban exhibidas hacia los laterales, subidas a unas tarimas que las destacaban. Seguí detrás de James, mientras él se detenía a saludar aquí y allá, y yo buscaba con la mirada el socorro de Amy. Él parecía caminar con el aplomo del ritmo de la música. Sensual, seguro, firme. Sujetaba con fuerza su vaper en la mano derecha, y de vez en cuando se giraba a mirar de costado si yo seguía detrás de él.

Sí, estaba detrás de él. En todo sentido.

No me dijo nada más, a pesar de que le había dicho que estaba ahí porque quería verlo. Nada. Sólo me dijo que entráramos.

Pensé en todo lo malo que eso significaba. Que ya me había olvidado. Que todo estaba en el pasado. Que sólo había sido una aventura. Que su nueva novia era la rubia que salió mientras hablábamos fuera del local. 

Saludamos a su madre, la señora Margaret, que charlaba animadamente con un hombre canoso de elegante traje y reloj con cadena. Me dejó allí con ella, mientras él se escabullía entre la gente y la rubia volvía a revolotearle alrededor de vez en cuando.

No. Me. Miraba. No me miraba en ningún momento.

Traté de concentrarme en la conversación, hasta que Amy apareció para saludarme a mí y a la señora Margaret. Comenzaron una interesantísima charla sobre arte y actualidad que yo no pude seguir porque me encontraba barriendo con mis ojos de un rincón hacia el otro del local, buscándolo disimuladamente.

-Mia, ¿me acompañas al baño? -Amy tenía una mano en mi codo y tiraba de él, haciéndome volver a la realidad. Sonreía como una loca y abría sus ojos enormes, como tratando de hacerme entender un mensaje encriptado.

-Claro. Nos vemos pronto, señora Frances -saludé cordialmente a la madre de James y serpenteamos entre la gente hasta que ambas entramos al baño.

-¿Lo viste? -me dijo, cerrando la puerta.

-Pareces una loca.

-No me interesa. ¿Lo viste?

-Sí. Lo vi -me apoyé en la encimera y me crucé de brazos- Estoy segura de que ya no le pasa nada conmigo. Es todo un asunto superado para él.

-¿Qué te hace pensar eso? -se lavó las manos mientras me dedicaba una mirada incrédula.

-Su actitud. Le dije que estaba aquí por él y no dijo absolutamente nada. Dijo que me invitó porque soy la autora del mural y quería que lo vea inaugurado. Entramos, y no hizo más que tratarme como si nunca nada hubiese pasado entre nosotros. Ni siquiera me mira. ¡Oh! Pero a esa rubia barata que le revolotea alrededor, a ella sí que la mira.

-Es la organizadora del evento. Lo ama.

-Ya me di cuenta.

-¿Le dijiste lo que sientes? ¿Le dijiste que lo amas?

-No puedo escupirle eso en la cara luego de no verlo desde hace un mes...

-Bueno. Quizás debas reconsiderarlo y... ¡decírselo! -me golpeó el hombro, prendió el secador de manos y movió las palmas debajo.

-No creo que... -comencé a hablar pero me interrumpió golpeándose con el dedo en su oreja -Lo siento, no puedo escucharte- Se encogió de hombros y me sonrió.Mentirosa.

Dos corazones en guardiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora