En diversos rincones, el bullicio se apoderaba de los entornos naturales. Grupos de ninjas, integrados por tres hábiles individuos de diferentes clanes, avanzaban con paso ligero a través de bosques, desiertos y selvas. Su misión: descubrir lo que aconteció en un lugar distante donde un destello de luz deslumbrante y un fuerte temblor devastaron múltiples aldeas. Ante esta catástrofe, todos los clanes ninja se pusieron en alerta, conscientes de que el primero en obtener información tendría una ventaja crucial sobre los demás.
No se trataba solo de llegar antes, sino de desentrañar el misterio que se escondía detrás de aquel evento. La información era un arma poderosa y el clan que pudiera comprender las circunstancias con mayor profundidad obtendría una posición estratégica destacada.
En el mundo ninja, el arte de obtener información y utilizarla de manera astuta para superar a los enemigos era esencial. Si un ninja llegaba primero a la escena del incidente, podía encontrarse con tesoros invaluables: objetos de gran valor monetario, armas de rara manufactura y los cuerpos de ninjas caídos, que albergaban secretos valiosos. Estos cuerpos, más allá de ser restos mortales, constituían una fuente rica en detalles: desde el tipo de entrenamiento del ninja hasta su dieta, su estilo de combate, a qué clan pertenecía, cuál era su misión e incluso predicciones sobre el siguiente movimiento del enemigo.
La capacidad de obtener información daba a los primeros en llegar un dominio táctico. No solo podían recolectar datos cruciales, sino que también tenían la facultad de manipular la escena a su conveniencia. Si otro clan intentaba investigar posteriormente, se arriesgaba a recibir información falsa, lo cual podría llevarlos a tomar decisiones equivocadas en la inevitable guerra que se avecinaba.
Cuando el tiempo era escaso, la astucia de los ninjas se manifestaba en la modificación de la escena. Estratégicamente, se desplegaban trampas explosivas para desalentar a posibles intrusos o se activaban jutsus de ataque poderosos en áreas determinadas. Esta táctica no solo servía como defensa, sino que también sembraba la desconfianza entre los clanes rivales, tejiendo una red de engaños que contribuiría a la confusión en futuros encuentros.
La misión se volvía no solo una cuestión de velocidad, sino de sagacidad y astucia. La competencia por ser el primero en conocer los secretos detrás del destello de luz y el temblor había elevado la tensión entre los clanes, cada uno ansioso por ganar la ventaja que los destacaría en la inminente confrontación.
Los líderes de los clanes sabían que esta búsqueda de información no solo estaba en juego en términos tácticos, sino que también determinaría el curso de la guerra que se avecinaba. La capacidad de interpretar los detalles ocultos en la escena sería crucial para anticiparse a los movimientos del enemigo, un desafío que solo los más astutos y rápidos podrían superar.
Así, en medio de la incertidumbre, los grupos de ninjas continuaban su carrera contra el tiempo, esquivando los obstáculos naturales y desentrañando los secretos que yacían ocultos en el escenario de la catástrofe. La guerra estaba a punto de desatarse, y cada movimiento estratégico se convertía en una pieza vital del rompecabezas que determinaría el destino de los clanes ninja.
Varios clanes se dirigían al lugar donde los Uchihas se enfrentaron a las nueve bestias con cola. Tres ninjas del clan Inuzuka, acompañados por dos perros negros y un lobo gris, fueron los primeros en llegar. La líder, una mujer adulta con dos jóvenes, expertos rastreadores del clan Inuzuka, adaptados para obtener habilidades caninas, avanzaban hacia la zona. Su sentido del olfato agudo les permitía seguir rastros a larga distancia, simplemente con oler una pequeña prenda de ropa.
—¿Qué demonios pasó aquí? Pareciera que cayó una lluvia de meteoritos —comentó uno de los jóvenes.
—Para eso venimos a averiguarlo. Apresúrense y recorran el área, en unos minutos llegarán los demás clanes y esto se convertirá en una carnicería —respondió la mujer.
—Entendido, madre —los jóvenes y sus perros recorrieron la zona a toda velocidad y con su olfato percibieron el olor de cuerpos que comenzaban a descomponerse. Se dirigieron al lugar y encontraron dos cuerpos, moviéndolos para descubrir el símbolo Uchiha en sus espaldas. La madre, Sachi, llegó con su lobo y reconoció al instante uno de ellos.
—No cabe duda, es Yuki Uchiha, el líder del clan. Jamás pensé que moriría en combate, y menos peleando con uno de los suyos —dijo Sachi.
—Esto es demasiado raro —comentó el hermano mayor, Yoichi.
—Así es, esto es más de lo que parece, pues encontré un cuerpo aplastado por lo que parece la pata de una bestia gigante —añadió Sachi.
—Fueron ocho personas y nueve bestias. Todavía hay rastros de olor en todo el área. Es fácil saber qué pasó aquí. Los Uchiha pelearon con unos seres poderosos de los que no teníamos conocimiento. La mayoría de ellos tiene olor a animales conocidos, huelo a un zorro, un gorila, un toro y tal vez un caballo —aseguró el hermano menor, Yoshiro.
—Como siempre, impresionándonos, hijo. Me cuesta creer que pelearon con monstruos gigantes, pero tenemos pruebas suficientes para afirmarlo —respondió Sachi.
—Tomemos los Sharingan y larguémonos de aquí, casi no queda tiempo. Después analizaremos mejor lo que observamos —propuso Yoishi.
—Ya no tienen tiempo —dijo una extraña voz.
Los tres Inuzuka se replegaron y vieron al extraño ninja de pie, observándolos con los brazos cruzados.
—¡No ataquen! Es el líder del clan Senju —gritó alarmada la madre de los jóvenes.
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Naruto: la historia de los bijuu.
De TodoEsta novela se ubica en una época muy antigua. Miles de años antes de crearse las cinco grandes naciones ninja. Cuando las nueve bestias con cola eran unos chachorros y convivían con el Sabio de los Seis Caminos. A partir de un trágico evento los bi...