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Al escuchar que la puerta se abrió, JiMin y Tae se alejaron por inercia, encontrándose con un chico de cabello marrón sorprendido y con leve sonrojo.

El pelinegro se levantó de inmediato, tratanto de decir algo pero nada salía, solo se quedó ahí, Jungkook miró a JiMin con tristeza pero también con algo de enojo.

—JiMin, vete — terminó diciendo el mayor de ahí —vete ya.

—Él no irá a ningún lado —Tae se levantó y se puso adelante de JiMin —se quedará conmigo.

—Tae, el hecho de que se besen no quiere decir que sean buenos amigos—Jungkook seguía con su mirada de dolor.

—Él ha estado más conmigo que tú —sentenció Tae —tú eres mi hermano de sangre, qué tal parece que solo eso nos une, porque no has actuado como mi hermano ¡Me dejas solo! Todos los malditos días estoy solo y él que viene a consolarme y secar mis lágrimas es JiMin, no el niño traicionero que veo parado en la entrada de mi cuarto. Que seas mi hermano no significa que seas buen hermano...

Jungkook quedó atónito, sorprendido, ido, o cualquier otra cosa que pudiera reflejar su rostro, porque parecía teatro, se notaban tantas expresiones en ella, que solo una se fue y ya no mostró, que era el enojo, y el dolor se intensificó más. Abría la boca para hablar pero era en vano, la cerraba de nuevo.

Así estuvo unos momentos, bajó la mirada y se fue, no se escuchó la puerta de entrada así que no se había ido.

Tae se volvió a JiMin, el cual estaba en sollozos y parecía que en cualquier momento iba a llorar, entonces Tae lo tomó de las mejillas y lo volvió a besar, después lo abrazó y se le acercó al oído, diciéndole que ese, definitivamente iba a ser su último beso, pero que su amistad seguiría.

JiMin ya no creía mucho en sus palabras de que sería "el último" pero algo le decía que ahora si se distanciarían.

Al mes Tae se cambió de casa muy lejos, ya no veía a JiMin como antes, y tampoco hacían mucho para verse.

JiMin al año se volvió a cambiar de casa, haciendo amigos nuevos, pero que lo traicionaron de la peor manera, porque ya nadie lo veía igual. Estaba avergonzado por todo lo que era su vida.

Tuvo un novio, malísima decisión, su mamá ya no lo bajaba de vulgar, sus papás se peleaban mucho y se sentía solo, muy solo, entraba en la pubertad y todo era difícil.

Pero algo lo mantuvo cuerdo un tiempo, y fue la vanidad.

El pelinegro crecía y se ponía en mejor estado, su cuerpo se esculpía, sus labios tenían un mejor color, y sus muslos eran más notorios, a JiMin le empezaba a gustar y se comenzó a querer más.

Pasó el tiempo, mucho tiempo, la conexión con su mejor amigo ya era inexistente y él que fue su primer amor, había sido olvidado. Los hermanos Jeon habían salido de la vida de JiMin.

Aunque pronto regresarían.

Mi mas grande y bello error Donde viven las historias. Descúbrelo ahora