Sabía que alguien lo miraba mucho antes de abrir los ojos. Podía sentir su intensa mirada sobre él, sus ojos oscuros inspeccionando sus facciones. Por poco evitó sonrojarse porque si lo hacía, iba a delatarse a sí mismo y ya no tendría caso seguir fingiendo que dormía cuando en realidad ya estaba despierto.
Lentamente, KiBum abrió los ojos, encontrándose con el rostro de JongHyun a centímetros de su cara, recostado sobre la otra almohada de la cama. Entonces se había quedado con él toda la noche, tal como le había prometido y lo más confuso fue pensar y el sentir, que aquello por primera vez, no sentía incorrecto. No por lo que le había pasado cuando niño, sino por ese temor a desear algo que parecía haber sido impuesto por sus traumas del pasado.
JongHyun le sonrió cálidamente, con esas sonrisas que parecen pertenecerle a alguien desde hace años, solo que JongHyun no le pertenecía. Sí, lo conocía hace ya bastante tiempo, pero solo porque trabajaba para él, porque en el fondo, para KiBum, JongHyun era todo un misterio. No sabía nada de él, ni si tenía familia, o sueños, o metas. Solo sabía lo que era obvio; que había sido militar y su padre la entidad al mando y además de eso, no sabía nada más.
Entonces, ¿Por qué la sonrisa que JongHyun le regalaba lo hacía sentir tan como si se pertenecieran desde siempre? Su estómago se apretó incómodo, pero no quiso desperdiciar esa grata sensación, así que simplemente le sonrió de regreso, bostezando sin importarle verse adormilado o un poco ridículo.
- Hola...
- Hey – murmuró notando que ambos se habían quedado dormidos sobre el edredón, usando las mismas ropas del día anterior.
- ¿Cómo dormiste?
- Bien... - bostezó despreocupadamente - ¿Cuánto llevas despierto?
- Casi una hora
- ¡Oh por Dios dime que no ronqué! – se quejó KiBum.
- No roncaste...
- Mentiroso – sonrió, sabiendo que cuando dormía muy placenteramente, sus probabilidades de roncar eran muy altas. Un momento, ¿Por qué le preocupaba si JongHyun lo había visto roncar?
JongHyun le sonrió, se veía tan distinto de ese modo. Era primera vez que KiBum lo veía en esa faceta, tan cotidiana. Si bien él llevaba viviendo en el espacio de JongHyun ya algún tiempo, cuando estaban juntos, KiBum aún sentía una cierta distancia entre ambos. Era casi como si JongHyun jamás hubiese renunciado a su trabajo y estando en su propia casa o no, KiBum creía que JongHyun seguía viéndolo como el hijo de los jefes que ya no tenía y que debía seguir protegiendo.
Lo que era realmente ridículo considerando las cosas que ya habían sucedido hasta ese entonces.
KiBum volvió a mirarlo; su cabello oscuro revuelto, sus ojos aún soñolientos, sus facciones relajadas, su sonrisa socarrona.
- Tu cara... - susurró alzando la mano para trazar con la yema de sus dedos las heridas que sus golpes habían ocasionado – Lo lamento, no quise...
- No tienes que disculparte, te lo dije anoche, entiendo lo que pasó y no estoy enojado, en serio – le dijo – Además, no duele tanto como parece
- ¿Quieres decir que no sé golpear? – le desafió entrecerrando los ojos con diversión – Dices, ¿Que no sé cómo golpear?
JongHyun esbozó una sonrisa.
- Oye tú chico rudo – habló peñizcándole la mejilla con diversión – Solo te falta un poco de técnica, pero créeme que cuando la tengas, le darás su merecido a cualquier que se te cruce
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[ El Príncipe ]
Fanfiction•JongKey• JongHyun siempre supo las metas que quería alcanzar en su vida. Para él, no hay términos medios; lo negro es negro, lo blanco es blanco. Por eso cuando en sus deseos de lograr la perfección en su trabajo termina cometiendo un fatal error...