Prólogo

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Su mirada recorría su cuerpo a través del espejo, procurando no dejar ni un solo detalle fuera de su vista.

Sus músculos estaban extremadamente desarrollados, su altura sobrepasaba el metro noventa y todo en él gritaba “varón” sin descanso alguno, aunque realmente solo era un joven doncel diferente al resto.

Pero él lo sabía. Era consciente de que nadie se fijaría en su persona con la intención de tener una relación amorosa, que sólo sería despreciado por aquellos que eran iguales a él y que a su vez, ningún varón querría tener una relación con alguien que le sobrepasa en todos los aspectos físicos.

Steve siempre supo que nunca tendría pareja.

Años atrás había sido un chico muy enfermizo, quien había luchado para curar sus múltiples enfermedades, ejercitándose para mejorar su salud. En ese tiempo ya nadie se le quería acercar con el temor de que el solo tocarle pudiera herirlo de gravedad o matarlo, incluso se negaban convencidos de que podría pegarles una de sus múltiples enfermedades.

Fue alguien no deseado. Ahora era alguien no deseado.

Su sueño de formar una familia se vio destruido desde hacía mucho tiempo, no tenía esperanzas ni ilusiones.

Hasta el día de hoy.

Todo fue por accidente, no fue algo planeado pero que igualmente le llenaba de ilusión.

Había ido al hospital de SHIELD para hacerse unos exámenes físicos y psicológicos, asegurarse que se encontraba en todos sus sentidos al cien por ciento, sin ningún tipo de enfermedad, para afrontar una misión de suma importancia.

Al llegar al hospital le hicieron esperar varios minutos, hasta que finalmente pudo entrar a la consulta de su médico, pero este había tenido que salir de emergencia, pidiéndole que esperara unos instantes. Él comprendió la situación y acato la orden sin ningún inconveniente, pero el sueño retrasado de semanas llenas de tensión por el trabajo finalmente le pasaron factura, haciéndolo dormirse en la camilla.

Al despertar ya no estaba en la consulta de su doctor, sino junto a una amable enfermera que le sonrió con dulzura.

-Ya hemos acabado, puede vestirse y retirarse.

No entendía por qué andaba con bata o por qué estaban en una sala completamente distinta, pero pronto deshizo esos pensamientos de su mente al caer en cuenta de que todo podía deberse perfectamente a que como doncel debían hacerle unas pruebas más profundas.

-¿Steve?

El nombrado salió de sus recuerdos al ver a su amiga en el marco de la puerta, viéndolo de forma analizadora e interrogante, él solo le sonrió mientras se ponía su camisa en su sitio.

-¿Sí, Nat?

-¿Estás seguro de la decisión que estás tomando?

-… - Steve conocía a su amiga de bastante tiempo, y podía notar que sus palabras estaban llenas de preocupación al igual que sus ojos aunque su cuerpo no mostrará nada. Haciendo como si ella no le observará tan fijamente llena de preocupaciones, con cuidado se cepillo el cabello. - Estoy absolutamente convencido.

-¿Seguro? Aún opino que deberíamos cerrarles el lugar. - Gruñó mientras fruncía su ceño.- Son unos irresponsables, la demanda es insuficiente.

-Se han comprometido, gratuitamente, a hacerse cargo de mi caso.

-¡Como para negarse! Si llegan a hacerlo es que yo misma les cierro y me encargó de que nunca olviden a no meterse con la milicia. - Sus ojos brillaron de manera peligrosa mientras llevaba lentamente su mano a su pistola, pero duró poco antes de que su expresión volviera a llenarse de enojo. - ¡Aún no puedo creer que cometieron tremendo error! Y encima, por su causa, ahora tú te ves obligado a retirarte de las fuerzas activas, cuando es algo por lo que peleaste por años.

-Nat. - Suspiro antes de finalmente darse la vuelta, enfrentándola. - Aunque no lo creas, no estoy enfadado.

-¡Y no entiendo el por qué!

-Porque por su error, mi mayor sueño se está cumpliendo. - La pelirroja cerró su boca, viendo impresionada a su amigo.

-¿Qué?

-Esto es algo que he deseado por años, pero… esto. - Señaló su cuerpo, la decepción y el rechazo en la última palabra. - Siempre me lo ha impedido. Sino fuera por ese error, seguiría estando solo, incompleto. Pero ahora todo es distinto.

-Steve…

-No pretendo que lo entiendas, porque sé que esto a ti nunca te ha llamado. - Ella solo desvió la mirada. - Pero sí te pido que me apoyes. Sé perfectamente que nunca más volveré al ejército, que el aclamado Capitán América va a retirarse para siempre, que deberé aprender a vivir en una vida de civil que olvide lo que era a mis trece años, que a partir de ahora… todo va a cambiar de una manera descomunal. Estoy solo en esto y yo…

-No estás sólo. - Le cortó con su ceño fruncido, avanzando para abrazar a su amigo, siendo el contacto devuelto al momento. - Realmente no puedo entender tu deseo pero yo...te ayudaré, nunca te dejaría.

-Gracias. - Susurró sintiéndose por primera vez desde la noticia, más calmado.

-Ahora. - Se separó tras algunos instantes, tratando de sonreírle para darle paz. - Será mejor que nos demos prisa, es hora de que vayamos a tu nueva casa...a tu nueva vida.

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⏰ Última actualización: Dec 06, 2018 ⏰

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