T3. Episodio 3, parte 2

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Al terminar la pausa, volvieron a sus respectivos asientos. Amelie se sentó, otra vez, en la silla de testigos.
-Continúe su relato, señorita Holmes.
- Esta bien. Volví a la morgue buscando cierta evidencia que proporcionaría el cadáver. Como muestra el examen toxicológico, Alexa también tenía gran cantidad de alcohol y heroína. Esto no podía ser una coincidencia- Miró a su padre y este le mostró media sonrisa.
-Ahí es cuando volvió a cometer un delito- Replicó el abogado defensor.
- ¿Cómo dijo?
-Volvió a cometer un delito. Por favor, que una niña resuelva un caso criminal es lo más absurdo que se pueda encontrar. Además, lo que la testigo contará a continuación es un delito. Quizás no uno grave, pero sigue siendo en contra de la ley.
-Señor Gwen, deje a la testigo. Ya hablaremos de eso. - Amelie miró al juez con una expresión que se balanceaba entre gratitud y enojo.
-Es verdad que cometí un delito- continuó Amelie- pero fue uno que no lastimó a nadie

Como ya dije, no creíamos que era una coincidencia, y al revisar los archivos, descubrimos que habían sido secuestradas en el mismo lugar. Es por eso que decidimos, con Rosie que deberíamos entrar a ese pub. Ahí tiene nuestro delito: entramos a un pub para mayores de 18 teniendo 17 y 16. Algo muy malo según el señor Gwen.
Rosie y yo nos preparamos para trabajar en cubierto. Ropa adecuada, es a lo que me refiero. La identificación falsa se la pedí a un colega de mi padre.
Para aclarar, si es que escucharon este rumor, no torturamos a mi padre... Al menos no físicamente...

(flashback)
Sherlock se encontraba en su sillón cuando las niñas entraron a la habitación.
- ¡Papá, papá, papá, papá!
- ¿Qué, Amelie? Estoy ocupado.
- ¿Podríamos Rosie y yo salir?
- ¿Así vestidas? - Rosie lo miró muy enojada- Pregúntele a John.
-No nos obligues a usar la fuerza- Presionó Rosie. Como Sherlock no respondió, tomaron dos lapiceras. Comenzaron a presionar el botón, rápidamente y haciendo un ruido molesto. Al cabo de unos segundos, el hombre cedió.
-ESTÁ BIEN. VAYAN.
-Te quiero, papá. - Y Amelie y Rosie salieron de la habitación velozmente.
(Fin del flashback)

-Lo que sucedió allí fue lo siguiente- Continuó Amelie. -: Rosie y yo mostramos las identificaciones y pasamos tranquilamente. Estaba repleto. Era la primera vez que íbamos a un lugar así.

Ya sabíamos de antemano que no había cámaras, pero pensamos que quizás haya algún cliente regular que supiera algo. Intentamos conversar con algunos, pero o no querían hablar o estaban demasiado ebrios para siquiera entendernos. Luego, una idea asaltó a mi mente: Emma Walsh desapareció el viernes 16 y Alexa Patterson el viernes 9. El día que fuimos era viernes 23. Era probable que el asesino volviera a atacar.

Nos sentamos en la barra. Y observamos. A todos. Estuvimos como media hora observando hasta que decidimos ir al baño. Fuimos, salimos y ahí fue cuando lo vimos. Bueno, no, no habíamos visto su cara. Supimos que era él por el simple hecho de estar cargado a una chica dormida, Verónica Kelly. Hubo muchos factores que evitaron que pueda verle el rostro: La cantidad de gente, la oscuridad. Solo pude sacar conclusiones de su peso, altura y género.

Entonces, en cuanto lo vi, salí corriendo. Pero él me vio, dejó a la chica en el suelo y huyo. Lo intenté perseguir, aunque no logré atraparlo. - Suspiró- Luego de eso, pedí a una amiga suya que llamara a Scotland Yard y que aclarara que ella estuvo a punto de convertirse en (supongamos que no hubo otras antes) la tercera víctima del asesino serial del momento.

- ¿Que hicieron a continuación? - Preguntó el abogado. Amelie miró a su familia. John movió la cabeza diciendo "no".

- Decepcionadas, volvimos a casa. Lo único que me mantenía en pie era que, gracias a mí, una chica se había salvado de caer en las garras de este bastardo. - Luego de que los abogados discutieran un poco más, ella continuó.

(flashback)

- Se escapó ¿Verdad? - Preguntó Rosie desilusionada.

-Si. Al menos dejó a la chica. Sus amigas me dijeron que se llamaba Verónica. Verónica Kelly. - Amelie se volvió a sentar en la barra. Se tapó la cara con las manos y suspiró- Esto es un desastre. Yo soy un desastre. Apuesto a que mi padre ya sabe quién fue.

-Amelie no puedes pensar así. ¿No te das cuenta de lo que hiciste? acabaste de salvar a una chica de ser secuestrada. ¡Eres una heroína!

-No soy una heroína. No atrapé al tipo. Ni siquiera pude verle el rostro.

Se quedaron calladas por unos minutos. La música retumbaba en sus oídos. Rosie comenzó a mirar a su alrededor, aburrida y, sobre todo, decepcionada. Echó una mirada al hombre que daba las bebidas.

- Tengo una idea. Disculpe, nos podría dar dos... am... ¿cervezas?

- ¿Son mayores? - Rosie tomo su identificación y la de Amelie. El hombre las vio y les sirvió.

-No creo que sea buena idea.

- A ahogar las penas- Exclamó Rosie, dando un sorbo largo.

Amelie lo pensó un rato. Luego, ella tomó. Se acabaron el vaso y al unísono pidieron:

- ¡Otro!

A las cuatro y media de la madrugada, Amelie y Rosie abrieron la puerta de Baker Street. Les había costado mucho ya que no podían embocarle a la llave. Estaban muy borrachas. Caminaron tambaleándose hasta la escalera. Con un par de miradas, ambas acordaron acostarse en ella. Rosie subió tres escalones y se apoyó ahí. Amelie ni siquiera se molestó en subir uno. La mayor vomitó y ambas se durmieron. Pasaron unos largos diez minutos en los cuales ninguna de las dos se movió.

Lo que sucedió a continuación fue casi simultáneamente: Rosie, que al parecer tenía una pesadilla, se despertó gritando "¡A mi hija no, perra!". Por el grito, Amelie despertó sobresaltada, tomó su pistola y disparó contra la pared. El ruido de las balas despertó a los dos hombres.

- ¿Qué demonios sucede aquí? - Gritó Sherlock. Ambas dieron media vuelta. "Oops" Fue lo único que Amelie emitió.

Los dos padres tomaron a sus hijas en brazos como si fueran bebes. La señora Hudson salió, buscó trapos y comenzó a fregar el vómito. Cuando los hombres lograron subir a sus hijas, las sentaron en su sillón.

- ¿En que estaban pensando? - Las reprendió John, pero ellas seguían en sus sintonías.

- Déjalas. Nosotros también hicimos lo mismo. ¿Te acuerdas?

-Claro que me acuerdo- Suspiró- Tenes razón. Son adolescentes. Las voy a perdonar si no hicieron nada que las meta en problemas. - Intercambiaron miradas cómplices cuando Amelie se levantó.

- ¡Guau! Miren, eres un vampiro- Dijo con el típico tono de los ebrios señalando a Sherlock. - Eres muy pálido, con un abrigo largo y.... ojos lindos... y cabello lindo. - Se tiró arriba de su padre y lo abrazó como si fuera un osito de felpa.

- Hay que llevarlas a la cama- Murmuró John admirando con ternura la escena.

Sherlock 2 : Las Historias De Amelie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora