Capítulo único

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« Las mariposas son símbolos no sólo de transformación y pureza, sino también de muerte y pecado»

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     Amargas o dulces, etéreas o siniestras, las  alas de las mariposas habían sido sus esperanzas y sueños durante  aquellos años de angustia y soledad.

     La gran cúpula estaba rebosante de mariposas blancas. Un color que le causaba tanta tristeza como añoranza. De blanco era como había visto a Emilie con vida por última vez.

     Golpeó el suelo con su bastón, mostrando su frustración.

     Ladybug y Chat Noir habían vuelto a desmoronar sus planes; sin embargo, en aquella ocasión no había sido la purificación del akuma lo que más lo atormentaba. No era en Ladybug en quien estaba enfocado su odio y resentimiento en aquellos momentos.  

     Era aquella joven de cabello azabache y brillantes ojos azules lo que lo tenía tan desconcertado como irascible. Jamás había ocurrido algo igual, jamás se había enfrentado a algo como aquello. Nadie había conseguido enfrentar a un akuma con tantas fuerza y espíritu, nadie era capaz de hacerles frente y superar las emociones negativas.

     Y Marinette Dupain- Cheng lo había hecho. Había afrontado a un akuma con una facilidad desconcentrarte.

     —Esa niña...—murmuró cerniendo su mano con más sobre sobre su bastón. —¿Cómo ha podido ocurrir?

      Nadie podía reírse de sus akumas como ella lo había hecho.

     Nadie lo humillaría de esa forma y salir ileso en el intento. Ni mucho menos una adolescente de catorce años.

     Tomó con delicadeza una de las mariposas blancas que revoloteaban a su alrededor y la encerró entre sus manos tornándola a un color oscuro, más negro que el carbón.

     —Vuela, pequeño akuma y busca a quien te ha estado esperando durante tanto tiempo.

     Esperó con una sonrisa retorcida a que la pequeña mariposa encontrase su destino y cuando finalmente sintió esa conexión, una voz que conocía perfectamente sonó en su mente.

     —He estado esperándote, Hawk Moth—dijo la voz de Lila. —Dime cuál es tu deseo y yo lo haré realidad.

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Diez días después

24 de diciembre Nochebuena

     —¿Crees que este color combina mejor? —preguntó Marinette levantando una bola de navidad roja. —O quizás el amarillo quede mejor con la estrella.

     El pequeño Kwami miró con cierto deje de tristeza a su portadora. Sabía cuando no se encontraba bien o cuando la alegría no estaba presente en su actitud. Y es que, Marinette había pasado el día entero con la mente en otro sitio, en ocasiones con la mirada perdida y con sus ojos fijos en un punto exacto de la nada

     —Definitivamente la roja es la mejor—. Marinette se puso de puntillas y colocó la pequeña bola escarlata en una de las ramas del árbol de navidad.

     —Marinette, ¿estás segura de que te encuentras bien? —preguntó Tikki situándose delante de ella.

     La joven azabache perdió el equilibrio repentinamente y la bola salió disparada por los aires. 

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2019 ⏰

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