Eun Yeong, una joven mangaka, hija de una importante empresaria y diseñadora de modas ingresa a la carrera de administración de empresas en la universidad más reconocida de Shanghái, bajo la obligación de continuar con el legado de la familia tras l...
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Administración de empresas, una carrera de donde se cuelgan millones y millones de billetes para las finanzas de nuestras elites, de donde mi prestigiosa y ambiciosa familia es perteneciente. Así es... Desgraciadamente, las cosas para mí son de esa tonalidad negra con brillantina dorada, riqueza podrida, riqueza que pudre.
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Soy hija de un señora reconocida entre los restaurantes de lujo y portadora de la ropa de una de las más famosas diseñadoras de moda, ella misma. Con ventas a lo desgraciado, ha creado un imperio de relevancia difícil de alcanzar, pues la marca que maneja es de las más finas por delante de las finas, maneja cientos de sucursales alrededor de todo el mundo, con ventas agigantadas, premios inolvidables y una fama complicada de no reconocer. Al ser una damisela bastante emprendedora, su siguiente objetivo es abrir una empresa de cosméticos luchadores por la belleza femenina, y ahí, ahí señores, es donde entro yo.
Soy una tipa de lo más normal que hayas visto, incluso hasta se podría decir que infeliz, ¿infeliz?, sí, infeliz.
Damos asco, todos somos unos materialistas basados en nuestro estilo de manejo sobre el dinero, y en cierta parte lo entiendo, sin el dinero no podemos vivir, es indispensable tal como el aire o como el agua que bebemos. Sin embargo, tenemos siempre la vista superficial de todo. Cualquiera pensará que miles de millones te traería una gran alegría en cada día de tu vida, no lo niego, pero no dejamos de ser humanos.
—¿A qué hora vengo por usted? —Me habló mi chofer personal durante que bajaba la ventanilla de ese rolls-royce phantom. Acomodé mi pequeña mochila de cuerno negro, tan negro como el forrado de aquel lujoso carro, que llamaba la atención de propios y extraños, acercándose a verlo o a tomarle fotos.
—Yo le marco cuando necesite que venga, sr. Kim —respondí otorgándole una sonrisa cerrada, la cual, no me correspondió, únicamente entendió su trabajo, subió la ventanilla y se marchó. Cuando mi chofer se retiró, esa bola de curiosos se me quedaron viendo, cotilleando algunas cosas o simplemente sin saber qué hacer ya ahí.
Pasé de largo, total, no era buena socializando, mi estatus muchas veces me lo requería, pero fuera del papel de hija perfecta para una señora perfecta, no era más que una antisocial con problemas de ansiedad.
—Aquí vamos, otra vez —musité acomplejada, viendo aquella enorme implementación de millones de dólares, la zona estudiantil más añorada de Shanghái: Ming De. Una preciosa creación hecha por los más estrictos arquitectos, definida entre las épocas modernas y albergando a más de 12,000 estudiantes, tanto chinos como extranjeros. Una bella dama de un color más vibrante que el ladrillo.
Para acabar de matarme, soy obligada a estudiar una tediosa carrera que no me agrada en lo más absoluto, que no me deja lucirme como yo quisiera, llenarme hasta el tope, hartarme de pasión y regocijo cada vez que mis manos trazan arte, hacer arte, cada vez que hago algo que sea hermano de dibujar... Mi espalda se entume en gloria. Amaría estudiar algo relacionado con eso. Sería un espléndido sueño, sería como tocar lo más suave de las nubes con mis dedos talentosos mientras que estoy siendo levantada por las ondas constantes de un bellísimo vibrato, sueño que jamás se podrá realizar.
Porque mi vida es de esta forma, mi vida hasta atada a seguir con lo mismo, a seguir llenando los bolsillos de otras personas, a seguir haciendo lienzos de vestidos y a ser heredera de una saga de revistas que nunca pedí, soy rica, pero mi vida es más mediocre que la de un pobre, cosa que para mi estatus, es mucho.
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"Quizás, sólo quizás... Deba dejar todo lo que conozco como tuyo atrás, ¿esa será la cura que yo necesito y el descanso que tú mereces?, sabes que no puedo hacerlo; tendría que cambiar mi vida por completo, tendría que convertirme en un desconocido y perder lo que alguna vez reconocí como lo que era ser yo"
