Casi Navidad

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Tomados de la mano, abrazándonos los labios, tal para cual, caminábamos por el parque. Tu sonrisa le daba luz al lugar, y mi mirada sonreía al verte. El corazón lo llevaba puesto y super agitado. La noche parecía día a tu lado y tu cuerpo era cómplice del mío. Tus dedos, enredados con los míos, forjaban un árbol. Me gusta caminar contigo.

Sentados en el pasto, nos tomamos tantas fotos. Hicimos muchas cosas de novios. Reímos y nos abrazamos frente a todos. Casi era navidad y los arreglos navideños estaban por todas partes, a ti te emocionan mucho esas cosas, por lo tanto, no dejabas de sonreír. Guardabas cada momento en la cámara de tu celular; al lado, debajo, besándonos detrás del árbol de navidad, sobre el trineo de santa, y abrazando a santa, todo lleno de luces.

Veíamos la fuente sobre el puente que dividía por la mitad el parque, me tomabas del brazo observando los puestos de los vendedores ambulantes, hacía frío pero que importa si estas a mi lado. Había mucha gente pero que importa si estaba a tu lado. No tenía mucho dinero, pero, ya lo sabes, que importa si estaba contigo. Anduvimos durante un rato, hasta que nos aburrimos y decidimos ir al mirador, donde se encuentra el árbol de navidad más grande de toda la ciudad.

Cuando llegamos, después de juntar y guardar el secreto de un beso en nuestros labios, bajamos. El viento descompuso tu peinado, pero a tu sonrisa nadie le hacía daño. La vista era asombrosa, se veía toda la noche y toda la luna, toda la ciudad y todas sus luces. Poder tomarte de la mano y decirte cuanto me gustas; parecía que formábamos parte de esos relatos de amor, poder tomar tu boca con mis labios, y darnos el primer verdadero beso.

Volteamos el rostro hacia a un lado, acababan de encenderse las luces del árbol de navidad más grande de la ciudad, tenía el tamaño como de un edificio, con todas sus esferas, brillando y en la parte más alta, desde el reflejo de tus ojos, a través de esos grandes y cuadrados lentes, una estrella. Nos tomamos un par de fotos más, me acerqué a darte un beso en la frente, mientras tu cabello, largo, castaño, lacio, movido por el viento, nos invadía la cara; sonreíste, no sé si de vergüenza o de felicidad. Tu cabello lacio combinaba perfectamente con los dedos de mi mano. La noche y nuestra cita bajaban el telón, era necesario alejarnos un momento, irte a dejar a tu casa, y extrañarnos. Nos fuimos.

Cuando llegamos a la entrada de tu casa, no queríamos separarnos, nos besamos tanto; tu boca, tus labios tan pequeños, tus dientes y tu sonrisa tan frágil, nos abrazamos, todo para no dejarnos, para permanecer él uno más tiempo pegado al otro. Te quería comer hasta las palabras "Me tengo que ir", "Nos vemos mañana", "Te voy a extrañar", "Descansa"

Casi NavidadWhere stories live. Discover now