Muerte

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Kevin

Nos desplazamos guiados por el estruendo que había dentro de la casa. No me di cuenta hasta que estuvimos adentro de que me había agarrado la mano, pero se sentía bien.

Cuando llegamos al salón era todo un vorágine.

Al parecer momentos antes hubo una reunión. Unos diez hombres trajeados se encontraban de pie, unos hablando con los cocineros, otros dando órdenes a cualquiera que se le interpusiera, y otros en shock. 

Sólo reconocí a unas pocas personas. Elena, por ejemplo. La sirvienta personal de Amelia, habían hecho buenas migas, según tenía entendido. Algunos hombres de la sala nos recibieron el día que llegamos, recuerdo como Amelia les plantó cara. Era algo que me encantaba de su personalidad, podía parecer una chica dulce e inocente, pero cada vez que se le planteaba un reto, lo afrontaba con la cabeza bien alta.

John, un amigo muy íntimo del padre de Amelia, nos vislumbró entre tanta gente y se acercó a nosotros.

-¿Qué ocurre?-dijo Amelia cuando lo tuvimos más cerca-

-Ha habido un atentado-ella asintió como si ya lo supiese-Estábamos en medio de una reunión, no nos lo esperábamos...

-¿Alguien ha resultado herido?-yo no era capaz de hablar, me sentía un acoplado en aquella situación-

Amelia pareció leer los ojos de John. Su mano, la cual estaba aún agarrada a la mía, comenzó a temblar. Se soltó y caminó bruscamente entre la gente. John y yo intentamos detenerla, pero fue imposible. Al llegar al medio de la sala supe que esa imagen no se iría de mi mente.

El padre de Amelia se encontraba en medio de un tumulto de gente, un charco de sangre lo rodeaba. Tenía un tiro limpio en medio de la frente. Estaba boca abajo con los ojos abiertos.

Llevaba minutos ahí y no se habían molestado en cerrarle los ojos.

Sabía que Amelia no había llegado a perdonarle, por lo menos en voz alta, por lo que hizo. pero tanto ella como yo sabemos que lo hizo para protegerla. Y ahora ella estará teniendo remordimientos durante el resto de su vida por no haberle dicho que le quería, que le perdonaba.

Pensé que Amelia se caería al suelo de rodillas y comenzaría a llorar desconsoladamente, pero no lo hizo. Se mantuvo fuerte, pero se notaba que las ganas de llorar eran increíblemente fuertes. Tenía las lágrimas a flor de piel, y el rostro estaba completamente blanco, como si de un fantasma se tratase.

La moví cuidadosamente hasta mi y la abracé.

-Está muerto...-dijo en un susurro-Mi padre... está muerto.

Finalmente lloró. La abracé más fuerte de lo que nunca había hecho. Cerré los ojos un instante. Quería desaparecer. desaparecer con ella. Que esto no fuera real. Recordé el momento en que nos conocimos. Yo con mi monopatín, ella con sus auriculares. Luego en clase, cuando nos pusieron juntos. Cuando me presentó a sus amigos. Cuando le regalé a Darcy. Cuando vimos una película en su casa. Tantos momentos inolvidables juntos. 

Sabía que estar en su situación sería difícil. Se encerraría de nuevo en si misma. Se haría la fuerte, aunque por dentro estuviera destrozada.

Alguien me tocó el hombro, era John, junto con dos hombres más.

-Hemos protegido la casa, nadie entrará y nadie saldrá hasta que Amelia lo quiera.-la aludida se separó mínimamente de mi-

-¿Por qué hasta que yo lo quiera?

Los hombres se miraron.

-Ahora trabajamos para ti, Amelia. La reunión era sobre todo lo que tu padre te dejaría cuando él... eso.

Ella le observó. No había tanta gente como antes. Alguien estaba tapando el cuerpo con una manta.

-Yo... no acepté la herencia.

-No hizo falta, tu padre sabía que serías buena para el puesto, pero no querrías estar en nuestro mundo, así que hizo un trato con un par de personas.

-¿Y en qué consiste?

John parecía incómodo.

-¿En serio quieres hablar de esto ahora?-ella asintió, él suspiró-De acuerdo.

Hizo un ademán de que nos moviéramos, así que nos desplazamos a una esquina de la sala, dónde no había nadie.

-Tú tendrás el control sobre algunas cosas del negocio, llevándote el 80% de los beneficios, y otra persona hará la parte más sucia del chanchullo, llevándose el 20% restante.

-De acuerdo... ¿Y quién es la otra persona?

John se rascó la nuca.

-Esa es la parte más dura, tú tienes que elegir si va a ser Will, o Kevin.

Ahí es cuando reaccioné.

-¿Qué?

-Si.-volvió a mirar a Amelia-Cualquiera a quien escojas pasará mucho tiempo contigo y se llevará bastante dinero, pero lo malo es que se someterá a toda la parte peligrosa del trabajo.

Ella asintió, aunque yo sabía perfectamente que ya estaba en el mundo de sus pensamientos por la expresión de su rostro.

John se despidió con una palmada en mi hombro y en el de ella.

-No tienes que elegir ahora. Estos momentos son demasiado duros como para que pienses con claridad.

-Tienes razón, todo esto está pasando tan rápido...-pareció recordar algo-¿Qué le diré a mi madre? Ella piensa que estoy aquí tan feliz pasando unas "vacaciones" con mi padre.

-También sabe que te está protegiendo.

-Sabe que me estaba protegiendo, pero al no pasar nada le dije que el peligro ya pasó, así que solo quería pasar la navidad con él. Oh mierda.

-¿Qué ocurre?

-La fiesta de navidad. Es mañana. No se puede cancelar. 

-Tendrás que decirle a todo el mundo que tu padre ha... eso, y lo del negocio.

Ella asintió.

-No sé como voy a hacerlo.-miraba al suelo-

Le levanté la barbilla con suavidad e hice que me mirase a los ojos.

-Lo harás con la cabeza bien alta, como siempre.

Sonrió y volvió a abrazarme.

-Que haría yo sin ti.-dijo en un suspiro-

Sé que no era el momento de pensar en eso, pero al pronunciar esas palabras, supe que me había enamorado perdidamente de ella.

El Rebelde Y La BailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora