Tenías Que Ser Tú -Namjoon Y Tú-

Cap 1 "Desaparece"

Di un jadeo mientras daba un salto de mi cama, parpadeé sintiendo mi pecho subir y bajar agitadamente. Tomé mi celular apagando la alarma que comenzaba a irritarme.

Me destapé y di una bocanada de aire, intentando regular mi respiración. Caminé aún medio dormida en dirección al baño a darme una buena ducha con agua fría. Dejé la ropa sucia en una canasta que se encontraba dentro de mi pequeño y privado baño.

Me miré al espejo, froté mis ojos con ambas manos para ver si eso lograba despertarme siquiera un poco. Di una risa seca al ver lo desordenado que se encontraba mi cabello, como si tuviera vida propia.

Ya vestida bajé dándome cuenta que mi madre no estaba, en lugar de su presencia se encontraba el desayuno y junto a él una pequeña nota.

'Lamento no despedirme de ti mi princesa, me necesitaban en el trabajo de manera urgente, te llamaré apenas pueda.

Con amor, mamá.'

Sonreí ante la ingenuidad de mi madre, ¿cuándo se dará cuenta de que no me gusta el jugo de piña como desayuno?

Al terminar de comer tomé mis cosas, las llaves de la casa y salí rumbo a mis clases. Ya me encontraba en mi último año de instituto, a punto de cumplir mis hermosos dieciséis años. Con una vida adolescente a la que podemos llamar como "normal", con amigas que me quieren y a las que apoyaré siempre.

No me quejo, puedo tenerlo todo, pero es algo que me disgustaría demasiado.

Paré en una esquina a unas 3 cuadras de mi Instituto al ver cómo una grande y hermosa limusina negra cruzaba frente a mí, detrás de ella una cantidad increíble de adolescentes (más mujeres que hombres la verdad) corrían con grandes carteles con letras en coreano.

Crucé cuando vi que el semáforo estuvo a mi favor, ignorando por completo la situación anterior.

Al llegar a mi instituto pude notar la enorme cantidad de personas tapando la entrada. Busqué con la mirada a mis amigas y pude divisarlas con la misma mirada de confusión como la que yo tenía hace un rato.

—Chicas, —dije mientras me acercaba a ellas— ¿qué demonios está pasando aquí?

—¿No te enteraste? —dijo Marce, una extranjera llegada desde México, la más ruda y marimacha de las tres.

—Un famoso vino a terminar sus estudios aquí, —completó Leti. Ella había llegado hace cinco años desde Chile, la de apariencia más inocente— creo que es parte de una banda de K-pop. —dijo mirando la multitud.

La policía apareció dispersando a las personas que tapaban la entrada a los estudiantes como nosotras, dejando a la vista a un grupo de siete muchachos, seis de ellos tenían la boca cubierta y usaban unas gafas oscuras, mientras que el otro llevaba una mochila, por lo cual, debía ser él quien estudiaría este año aquí.

Pasamos junto a ellos ignorando su presencia, la mano del director sujetando mi brazo hizo que las tres detuviéramos el paso.

—Señorita ____, —dijo mientras nos girábamos— le presento al joven Jeon Jungkook, —el susodicho realizó una pequeña reverencia dirigida a mi persona, la cual devolví con el rostro serio— él será su compañero nuevo y usted será su tutora.

—¿Que dice? —se metió Marce, totalmente sorprendida.

—Como escuchó señorita Marcela, la señorita ____ se encargará de la tutoría del joven Jungkook hasta que pueda ponerse al corriente —el director volteó a mi dirección y tomó mi brazo para luego acercarme al chico nuevo—. Cuento con usted. —dijo para luego retirarse en dirección a su oficina.

«Perfecto, ahora eres niñera.»

Volteé para ver al muchacho que se encontraba despidiéndose de sus amigos. Uno de ellos se me acercó, el más alto, posó su mano sobre mi hombro, se bajó el cubre-bocas y esbozó una sonrisa.

—Te lo encargo, espero que cuides de él. —volvió a sonreír esperando mi respuesta mientras los demás fijaban sus miradas en mí.

Suspiré, crucé los brazos y lo miré a los ojos que se habían liberado de esas gafas de sol.

—Lo haré. —respondí de forma fría para, acto seguido, quitar su mano de mi hombro y caminar hasta la puerta con el chico y mis amigas detrás de mí.

El chico alto tomó mi mano haciendo que parara en seco, lo fulminé con la mirada y me zafé bruscamente de la suya.

—Ahora desaparece. —volteé y caminé en dirección a la puerta, sin mirar atrás.