Capítulo 17: Sé que puedo tratarte mejor II.

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Capítulo 17: Sé que puedo tratarte mejor II.

Skyler.

Digo las palabras antes que la cobardía se filtre para terminar corriendo por las calles semi desnuda y descalza.

Dejo que las palabras escapen porque mis sentimientos están a flor de piel y es que darle vuelta a las cosas por lo regular sólo logra arruinar el momento. Si caigo en analizar la situación sé con certeza cómo terminaré y eso será bajo la lluvia.

Sus ojos brillan tan pronto las palabras abandonan mis labios

— Este es el trato, Zachary, una semana.

Frunce el ceño— ¿Una semana?

— Sí, es como un periodo de prueba en el cual podremos comprobar si funcionamos como pareja. Lo tomas o lo dejas, Zach.

¿Quién diría que yo, Skyler Dallen, una persona que jamás pasaba de un monosílabo ahora termina por darle un ultimátum a Zachary Black? Y no obstante a eso, estoy desnuda, o parcialmente desnuda, sobre el asiento trasero de su coche y debo decir que la mezcla entre sus palabras, el olor suyo y la sensación de cuero contra mi piel húmeda fueron los detonantes para dejar estacar una Skyler que siquiera sabía existía. Yo no soy así y es por esa razón que tomo una respiración profunda mientras aprieto los puños.

Zachary fija la vista en mis labios para luego incorporarse con rapidez.

— Trato, mi dulce Caramelo— lleva una mano a mi cuello acercando sus labios poco a poco. El palpitar detrás de mis orejas incrementa y, de pronto, siento la garganta seca—. Relájate, cierra los ojos y déjate llevar, hermosa; ambos deseamos que esto pase.

Respiro hondo para así liberar un poco de tensión. Zachary lleva una mano a mi muslo y mantiene la otra en el cuello hasta que finalmente me besa; su lengua se mueve habilidosa, apoderándose de mi boca saqueándola con fiereza y lo dejo estar.

Me muevo hasta quedar a horcajadas sobre él mientras los besos continúan volviéndose más frenéticos, necesitados. Zach desliza una mano por mi muslo hasta cubrir una de mis nalgas por completo y apretarlas con fuerza. Abandona mi boca para ahuecarse en mi cuello rozando únicamente sus labios.

— Aún recuerdo la mariposa— pasa el pulgar por la parte exacta de mi nalga donde se encuentra el tatuaje— y como te mojaste la última vez que te toque.

Alza la vista y tengo la visión perfecta de sus labios entreabiertos, de sus hermosos ojos y ese increíble pecho que tantas veces me ha robado el pensamiento.

— Zachary... Te... Te deseo— sonrío tímida porque no sé que mierdas decir.

Sólo he tenido sexo tres veces en toda mi mísera existencia y fue tan deprimente como rígido. Las cosas no se trataban de palabras bonitas o sonrisas encantadoras, era más un entra y saca sin rodeos. Sin embargo, Zachary se encarga de cortejarme y susurrarme al oído cosas que me están existiendo aún más, sin mencionar la erección que estoy sintiendo justo ahora: dura. Lamo mis labios anticipando su sabor y la experiencia de por primera vez probar.

Sus manos ascienden hasta quitar mi sostén tan rápido que no lo veo venir y en este momento me doy cuenta que llegó la hora de desconectar el cerebro y empezar a sentir.

Pego un brinco cuando una de sus manos se cuela hasta rozar el contorno de mis bragas. Zachary suelta una risa ronca y sigue descendiendo así que contengo la respiración cerrando los ojos con fuerza, esperando el asalto pero nunca llega.

Abro los ojos una vez más para descubrirlo buscando el brownie de hace rato. Frunzo el ceño al no entender con exactitud su intención; entonces, entra el dedo índice hasta bañarlo por completo con chocolate negro. Nuestros ojos conectaron y puedo ver el brillo intenso de deseo ellos.

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