Después de enterrar a su mejor amigo, Yuki Uchiha, y dedicarle una oración, Shinji se sumergió en su misión: descubrir los eventos que habían ocurrido en ese remoto lugar.
Recorrió exhaustivamente la vasta zona devastada, deteniéndose en cada hallazgo para reconstruir mentalmente la batalla. Con el tiempo, comenzó a ensamblar las piezas del rompecabezas y se percató de que muchos de los ninjas más cercanos al líder del clan Uchiha habían perecido.
Los Uchiha habían perdido a numerosos individuos influyentes, lo que los sumía en una crisis de poder shinobi y de gobernanza.
La urgencia de designar un nuevo líder y establecer nuevas jerarquías era inminente.
Un aspecto crucial que destacó Shinji fue la ausencia de bajas en el bando enemigo al que se enfrentaron los Uchiha, lo cual lo impactó profundamente. Era evidente que el enemigo era formidable; las marcas en el suelo insinuaban enfrentamientos con bestias gigantes, no con simples ninjas.
El líder del clan Senju siempre había considerado a las nueve bestias con cola como un mito, ya que ningún clan había tenido un encuentro con ellas ni había encontrado rastro alguno.Al igual que muchos clanes, los Senju carecían de registros históricos formales; las historias se transmitían de generación en generación.
Lo único que se sabía con certeza era que todos los ninjas descendían del legendario Sabio de los Seis Caminos, quien había sellado a su madre en lo que hoy se conoce como la Luna, derrotando a una temible bestia de diez colas y dividió su inmenso poder en nueve bestias.
La confirmación de la existencia de las bestias con cola planteaba la pregunta más apremiante: ¿qué tan peligrosas eran para la humanidad? Analizando su poder destructivo indicaba que su mera existencia representaba una amenaza, aunque hasta ese momento no habían atacado a nadie.
Shinji, en un idealismo sincero, deseaba dejarlas en paz, pero era consciente de que algunos clanes intentarían capturarlas. Los primeros en tener conocimiento de su existencia fueron los dos Inuzuka que había dejado escapar.
Ahora no había nada que pudiera hacer. Debía regresar a su clan e informarles de todo lo sucedido.
Mientras Shinji se alejaba del campo de batalla, su mente se debatía entre recuerdos del pasado y la brutal realidad del presente. Cansado y con la cabeza llena de dolor, el impacto emocional de encontrar a su mejor amigo muerto se hacía sentir de manera abrumadora.
La primera guerra de los clanes había dejado una huella profunda en él, y la pérdida de Yuki Uchiha era solo una de las muchas tragedias que presenció.
A medida que caminaba, la incertidumbre del futuro se cernía sobre él como una sombra ominosa.
Sabía que la muerte del líder del clan Uchiha no traería consigo la paz deseada, sino que desencadenaría una espiral de violencia y venganza entre los clanes enemigos. Los Uchiha, ahora debilitados, se convertirían en un objetivo aún más tentador para aquellos que ansiaban su destrucción.
Shinji se encontraba en una encrucijada moral. No sentía un fervoroso deseo de defender al clan Uchiha, pero tampoco deseaba ser cómplice de su exterminio. Su lealtad hacia su propio clan, los Senju, lo obligaba a buscar una solución que no implicara un derramamiento de sangre innecesario.
Debía encontrar una manera de mantener la estabilidad en la región sin sucumbir a las presiones de su propio clan para lanzar un ataque despiadado contra los Uchiha. Con determinación, Shinji asumió su papel de líder del clan Senju y se centró en el camino a seguir.
Aumentó el flujo de chakra en su cuerpo, sintiendo la energía pulsar a través de él mientras se preparaba para correr hacia su aldea a una velocidad impresionante. En cuestión de segundos, se alejó de la escena del desastre, dejando atrás el caos y la destrucción que había presenciado.
Mientras tanto, en la tranquilidad momentánea que envolvía el lugar donde reposaba Yuki Uchiha, algo siniestro comenzó a emerger. Una figura oscura y ominosa tomó forma junto a la tumba, su cuerpo elástico y pegajoso moviéndose con una malevolencia palpable.
Un rostro retorcido se formó en la masa informe, emitiendo sonidos inquietantes antes de hablar con una voz gutural y amenazante.
"Otro fracaso", murmuró el ser oscuro, su voz cargada de desdén y decepción.
"Esta reencarnación de Indra no fue suficiente para cumplir mi plan. Pero estuvo cerca, debo admitirlo. Después de más de dos mil años, los clanes ninja han alcanzado un nivel de poder que se acerca al de los primeros. Eso es lo que necesito para llevar a cabo mis planes".
El ser prosiguió, revelando su papel en los eventos que habían llevado al mundo ninja al borde del caos.
"Primero manipulé al primogénito de Hagoromo, Indra Otsutsuki", continuó. "Ahora, con la semilla de discordia sembrada entre los clanes, el escenario está listo para mi regreso".
Y así, con una sonrisa siniestra en sus labios, Kuro Zetsu, el maestro manipulador de las sombras, contemplaba el caos que había sembrado entre los clanes ninja. Había logrado su objetivo: enredar a los líderes de los clanes en una maraña de intrigas y conflictos, asegurando así que el ciclo interminable de guerras y batallas continuara sin cesar. Para él, era solo otro paso en su plan maestro para desencadenar el regreso de su madre, Kaguya, y reclamar su lugar como la fuerza dominante en el mundo shinobi.
"Con esto, garantizo que las reencarnaciones de Indra y Ashura seguirán enfrentándose una y otra vez", murmuró Kuro Zetsu para sí mismo, su voz cargada de malicia y satisfacción. "Ya no necesitaré intervenir personalmente para provocar estas batallas. Ahora, el odio y la discordia se encargarán de alimentar el fuego de la guerra por sí mismos".
Con una reverencia hacia sí mismo y una risa siniestra que resonaba en la oscuridad, Kuro Zetsu se autoproclamó como el arquitecto de la historia shinobi, el titiritero que movía los hilos desde las sombras para alcanzar sus propios fines retorcidos. Su determinación era inquebrantable, su poder indiscutible, y su objetivo claro: despertar a su madre y restaurar su antiguo dominio sobre el mundo.
Pero incluso en su triunfo, Kuro Zetsu sabía que aún quedaba trabajo por hacer. "Esta generación es especial", reflexionó mientras se sumergía de nuevo en la oscuridad. "Es la primera vez que la reencarnación de Indra no sucumbe en batalla ante la de Ashura. Un pequeño contratiempo, sin duda, pero cada fracaso me acerca un paso más a mi objetivo final".
Con una determinación renovada, Kuro Zetsu trazó su próximo movimiento. "Entraré en la guarida de los Uchiha", murmuró para sí mismo, trazando un plan malévolo en su mente. "Modificaré su registro histórico para asegurarme de que la próxima reencarnación de Indra tenga acceso al poder de Ashura. Solo así podré cumplir mi único objetivo y despertar a mi madre de su sueño eterno".
Con eso dicho, Kuro Zetsu se deslizó de nuevo en la oscuridad de la tierra, listo para poner en marcha su próximo plan retorcido y asegurar su lugar como el arquitecto supremo del destino del mundo shinobi.
ESTÁS LEYENDO
Naruto: la historia de los bijuu.
RandomEsta novela se ubica en una época muy antigua. Miles de años antes de crearse las cinco grandes naciones ninja. Cuando las nueve bestias con cola eran unos chachorros y convivían con el Sabio de los Seis Caminos. A partir de un trágico evento los bi...