Capitulo 9

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El baile de Norbury se celebró en Belgravia, un distrito de calma y tranquilidad en el Corazón de Londres. Uno podría ser abrumado por el bullicio y el ruido del trafico y la actividad en Knightsbridge en la Calle Sloane, cruzar a Belgrave Square, y encontrarse a si mismo en un oasis de calmante decoro. Era un lugar de grandes embajadas de mármol blanco, de solemnes mansiones con altos lacayos y mayordomos, y carros transportando lánguidas señoritas y sus sobre alimentados perros.

Los concurridos distritos de Londres mantenían un pequeño interés por aquellos lo suficientemente afortunados para vivir en Belgravia. Las conversaciones eran en gran parte acerca de asuntos locales: quién había tomado una casa en particular, o qué calle cercana necesitaba reparaciones, o qué eventos se habían dado en las residencias vecinas.

Para desanimo de Donghae, Hangeng y Heechul habían estado de acuerdo la evaluación de Kyuhyun sobre la situación. Un espectáculo de orgullo e indiferencia era llamado si Donghae deseara tener una ola de rumores sobre el rechazo de Sehun Bayning.

- Los chismosos tienen una larga memoria con respecto a estos temas-, había dicho Hangeng sardónicamente.

- Dios sabrá porque le dan tanta importancia a cosas sin importancia. Pero lo hacen.

- Es sólo una noche - Heechul le había dicho a Donghae preocupadamente -. ¿Crees que podrías manejar una aparición, querido?

- Si - había acordado Donghae debidamente -. Si estás ahí, puedo manejarlo.

Sin embargo, mientras subía por las escaleras al pórtico de la mansión, Donghae estaba inundado con pesar y temor. El vaso de vino que había tenido para infundirle valor se había acumulado como acido en su estomago,

Y el corsé había sido apretado demasiado fuerte.

Llevaba un traje blanco, capas de satén y la ilusión de un pálido azul. Tenía la cintura ceñida con un cinturón de pliegues satinados, el corpiño era profundo, recogido y recortado con otra delicada espuma de color azul. Después de arreglar su cabello en una masa de articulados rizos, Heechul había enroscado una cinta azul finamente a través de ellos.

Kyuhyun había llegado, como lo había prometido, para acompañar a la familia al baile. Extendió su brazo para Donghae y la acompañó hasta la escalera, mientras la familia los seguía en masa. Entraron en la recalentada casa, que estaba llena de flores, música, y el estruendo de cientos de conversaciones simultaneas. Las puertas habían sido removidas de sus bisagras para permitir la circulación de los invitados del salón de baile a la cena y salas de juego.

Los Hathaway esperaban en la línea de recepción en el vestíbulo de la entrada.

- Mira qué dignos y corteses que son todos - dijo Kyuhyun, observando a la multitud -. No puedo quedarme mucho tiempo. Alguien podría influir en mí.

- Prometiste que te quedarías hasta después de la primera serie - Donghae le recordó. Su hermano suspiró -. Por ti, lo haré. Pero no me gustan de estos asuntos.

- Igual que yo - El señorita Sungmin Marks los sorprendió con su tono grave, inspeccionando la reunión como si se tratara de territorio enemigo.

- Mi Dios. Otra cosa en la que acordamos. - Kyuhyun le dio a su compañía una mirada medio burlona, medio incómoda -. Tenemos que dejar de hacer esto, Sungmin Marks. Mi estómago está empezando a dar vueltas.

- Por favor, no diga esa palabras - replicó el.

- ¿Estómago? ¿Por qué no?

- Es indelicado referirse a su anatomía. - El dio una mirada desdeñosa -. Y le aseguro que nadie tiene interés en ello.

Tientame al amanecer [EunHae] Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora