Comienza el drama

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Supongo que todos los días comienzan igual en mi vida, llevo ya veintitrés años de vida y la rutina es casi la misma siempre, tanto que ya empiezo a aburrirme de esta. Empieza a las siete de la mañana con un pequeño demonio que tengo como hermano haciendo una rabieta por no querer ir a la escuela, uno creería que a sus diecisiete años ya habría aprendió a comportarse, pero tanto yo como mi madre habíamos perdido la fe en ese aspecto.

Quince minutos después de eso mi madre entrara a "despertarme" y yo estaré fingiendo dormir. Como si alguien en su sano juicio pudiese dormir con tremendo escándalo, pero bueno uno no elige la familia en la que nace y apresar de todo lo malo, adoro a mi familia y siempre la elogiaría a ellos si pudiese escoger.

-Adriana- escuchó a mi madre acercarse a mi puerta ya abrirla lentamente, acto seguido empiezo a roncar para aparentar estar profundamente dormida

-Adriana, despierta tienes que llevar a Nicolás al colegio-

-uhmmmm cinco minutos más- sí, esa soy yo fingiendo estar dormida- está bien ya voy –

Me apresuro, no tengo ánimos de cambiarme para dejar a la reencarnación de Chuky así que sólo tomo la bata de baño y voy a encender mi auto, no es nada ostentoso, pero es lindo, tiene un interior tapizado de cuero a y muchos estampados de videojuegos famosos, resident evil, Zelda, metal gear, Mario, the Last of us y mi preferido, kronoa. Si un carro podría decirte algo de la personalidad de quien lo ocupa, sería el mío.

-ya vamos de una vez- dijo el mocoso llegando sin previo aviso y estampando la puerta

-te he dicho miles de veces que no asomes la maldita puerta- grité molesta.

-no fastidies oye y conduce que voy a llegar tarde y justo mi primera clase es fútbol- dijo como si nada Y aunque me moleste admitirlo esto era rutinario, tenía que soportar las insolencias de este maldito mocoso que no sabía respetarme y creía que yo estaba para servirlo. Solo para evitar problemas no seguía con las peleas porque de lo contrario yo nunca saldría victoriosa. Pero eso no significaba que no pudiese vengarme.

Conduje por tres minutos y me detuve a dos kilómetros del colegio de mi queridísimo hermano.

-bájate- ordene y saque el seguro del copiloto

-Adriana- dijo enfatizando en el nombre con un tono que yo odiaba – voy a llegar tarde al colegio-

-quedan treinta minutos para que empiecen las clases, si corres llegarás a tiempo- dije en tono burlesco

-pero voy a llegar sudado a clases- dijo intentando suplicar

-tómalo como un calentamiento- dije y abrí su puerta- ¡suerte! -

Una vez echo eso el bajo y comenzó a correr hacia su colegio, lo seguí a baja velocidad por dos cuadras disfrutando la dulce venganza que había conseguido y luego seguí con mi camino hacia mi casa donde me esperaba mi hermosa y calientita cama. Dormí hasta las once de la mañana tomé un desayuno ligero y salí rumbo a la universidad, me he acostumbrado tanto a este horario que no me retraso ni un segundo. Hoy empezaba nuevamente un ciclo en la universidad, mi último ciclo al fin, ya había superado gran parte de mis metas de los años pasados y soy parte de los primeros tres alumnos de toda mi carrera. Era un gusto saber que todo esto al final valió la pena.

Las clases siguieron como esperaba, al fin y al cabo, eran clases introductoras con el típico "chicos preséntense" que todos conocemos desde el colegio y uno imaginaria que en el décimo ciclo de tu carrera no existiría, pero no es así. Todo bien con respecto a la universidad excepto porque un curso de los últimos que iba a llevar tuvo un ligero cambio y fue movido a las mañanas dejándome casi todas las tardes libres. Eso no era lo planeado, pero aun así podía seguir con mi rutina. Me dirigía a mi casa con ganas de jugar un poco para liberar tensiones justo al llegar al garaje de mi condominio recibí un mensaje.

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⏰ Last updated: Dec 10, 2018 ⏰

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Por el chico maloWhere stories live. Discover now