Capítulo 2: El chico de los tatuajes.

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Llegué a casa super cansada sólo teniendo en mente tirarme en la cama luego de un relajante baño.

-Hola Elena-dije saludándola.

-Hola Ginger-de la cocina salió un hombre y fruncí el ceño. No lo conocía.-Ah, él es Francisco. Es nuevo en el barrio-el hombre sonrió y se acercó a mi.

-Hola, estaba ayudando a Elena con un tema de gas en la cocina-asentí-Un gusto conocerte Ginger-dijo y sonreí.

-Voy a mi habitación-dije

-Espera Gin, ayuda a Francisco a llevar esas bolsas por favor-la miré y rodé los ojos sin que el tal Francisco me viera.-Se amable-dijo dándome un beso en la frente.

-Oh gracias Ginger-dijo Francisco-Sólo estoy a dos casas, no te preocupes-sonreí-Le diría a mi hijo, pero si te ofreces a ayudarme...-largó una risa

-Parece que has comprado mercadería como para meses...-dije

-Si, me conviene comprar así.

El tal Francisco abrió la puerta.

-Si, entiendo. Las mujeres necesitamos un super completo.

-Si, igual cocino yo-dijo

-Ah, repartición de tareas. Es bueno eso-dije dejando las bolsas en la mesa.

-No...yo soy viudo-maldecí internamente.

-Oh dios, lo lamento...yo soy una entrometida... sólo intentaba sacar conversación... lo siento-dije

-Está bien, no te preocupes.

Se escucharon pasos bajando las escaleras.

-Bueno, creo que ya me voy...

-¿Conseguiste las...?-oh por dios.

Adam Turner acababa de bajar las escaleras, ahora sin su chaqueta de cuero, dejando ver sus increíbles tatuajes que resaltaban debajo de su camiseta gris.
Mierda. Reacciona Ginger.

-¿Vos?-largó

-Yo...

Sonrió maliciosamente.

-¿Se conocen?-preguntó Francisco que aparentemente tengo ciertas sospechas que es su maldito padre.

-Es mi compañera...-largó Adam.

-¿Es tu hijo?-pregunté

-Eh...si-dijo Francisco

-Ya me voy...-di los pasos que me faltaban para llegar a la puerta y la abrí.

-¡Nos vemos mañana Gin!-dijo Adam. Rodé los ojos y me fui.

Caminé a casa a pasos agigantados. Me apoyé en la puerta y largué la respiración acumulada.

-¿Qué pasó?-preguntó Elena-Parece como si alguien te hubiese corrido...

-¡Es su padre!-dije y subí las escaleras.

Me metí en el baño y me miré en el espejo.

Bien, tengo a un puto acosador lleno de tatuajes a dos casas de aquí. Mierda.
Me metí en la ducha y me relajé.
Una vez terminé de bañarme, me puse el pijama y me quedé sentada en la cama.

-¡Gin!-gritó Elena-¡La comida está lista!

Rodé los ojos y bajé aún con la toalla en mi cabeza.

-Mmm-dije-Huele...

Divisé a Francisco y Adam sentados en mi mesa y a Elena por servir la comida.
Me quedé parada sin entender esto.

Adam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora