Veo cómo la nieve cae despacio a través de la ventana de mi habitación, me gusta este clima; frío y nevando. Pero que esté nevando no quiere decir que esté frío, de hecho, lo frío es la brisa.
Me gusta patinar sobre el hielo junto a mi hermanita, Claribel. Cumplirá sus sietes años en unos tres días, ella está feliz, todo en ella grita felicidad.
Todavía no sé que regalarle, por eso, saldré en unos minutos porque quiero encontrar el regalo perfecto para ella. Aunque ya tengo una idea de lo que quiero, solo falta encontrarlo. Esto será más difícil que el primer día de clases.
Bajé las escaleras cuando ya estuve lista, mis pasos son rápido pero con cuidado de no rodar como una papa por las escaleras. Todo está en silencio, y es bastante raro ya que Claribel se la pasa dando vueltas por todos lados.
— ¿Que te he dicho sobre bajar las escaleras como si fueras una ladrona que acaba de ser descubierta? —preguntó mi madre cuando terminé de bajar los últimos escalones.
Su voz en tono molesto como siempre lo hacía cuando yo hago lo mismo de siempre solo para escucharla. No pude evitar soltar una pequeña carcajada, siempre con sus comentarios que no vienen al caso. A pesar de su fuerte carácter, también tiene humor.
— Mamá... tengo prisa, el cumpleaños de Claribel es en pocos días y tengo que buscar... —no me dejó terminar.
— Si, si si —movió sus manos restándole importancia—. Ve con cuidado y regresa antes de la cena. Tu padre fue con Clari a comprar algunas luces.
Se fueron sin mi.
Además, es bueno, así tengo más tiempo. Le di un rápido beso en la mejilla a mi madre y salí por la puerta antes de que pudiera decir algo. Ella es dulce cuando se lo propone.
Estoy tan feliz de tener a una familia maravillosa, somos unidos y sé que cuando llegue navidad nos reuniremos todos a disfrutar de esta hermosa época del año.
Empiezo a caminar por la cuadra en la que vivo ya que voy camino a la avenida. Los carros pasan a toda velocidad antes de que la luz cambie y cuando cambia aprovecho rápidamente para cruzar. La verdad es que nunca me ha gustado cruzar la calle, he visto en las noticias que a veces pasan sin ser su turno y terminan llevándose a las personas por delante. Me aterra que me pase, no quiero morir atropellada por un loco que no respeta las reglas.
Entré a la tienda de collares, el lugar está caliente y muy iluminado, hay pocas personas y eso me agrada. Di vueltas y vueltas pero hasta ahora nada llama mi atención. Quiero algo sencillo y hermoso, algo que yo sepa que a Clari le gustará y algo que le pueda durar mucho tiempo porque lastimosamente son pocas las veces en que algo le dura, no sé cómo tiene la capacidad para dañar las cosas tan rápido. Minutos después de haber caminado un poco más, mis ojos se iluminaron al ver una cadena con un dije de copo de nieve, tiene un color azul muy hermoso.
No lo pensé mucho y lo compré, por suerte ahorré bastante dinero que hasta me sobró, quizás hasta lo utilizaría para comprarme un vestido.
Salí del lugar con la bolsa en la mano, estoy tan feliz. Sé que a Claribel le encantará esto. Yo la amo, es una niña hermosa e inteligente, se gana el corazón de las personas con solo mirarla. Mi familia es bastante unida y no podría estar más orgullosa, tengo a padres que se aman y eso es bastante importante.
Ya estaba llegando a la casa, pero el chirrido de unas llantas me hicieron sobresaltar y me hice a un lado para luego ver como unas camionetas negras se marchaban. Lo extraño en esto es esas camionetas estaban afuera de mi casa.
¡¿Qué hacían esos tipos en mi casa?!
El pánico me entró y caminé a paso rápido hacia mi casa, pero solo fueron unos pasos ya que fui lanzada con mucha fuerza hacia atrás. El impacto que recibí me sacó todo el aire, me hizo gritar con tanta fuerza que sentí que las cuerdas vocales se me rompían.
No logro de inmediato percatarme bien de lo que ha sucedido, mi cabeza da vueltas y mi celebro se desconecta, no sé dónde he caído pero mis ojos logran ver fuego, mucho fuego.
Mi casa está en llamas y lo primero que me pasa por la mente es mi familia, yo había dejado a mi madre sola y ella estaba adentro.
"La casa estaba sola, mi familia está viva"—repetí eso una y otra vez para convencerme de ello.
Lo que más deseo es que sea cierto.
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En El Olvido ©
Krótkie OpowiadaniaCassandra Jenkins sintió que su vida se derrumbaría luego de haber perdido a sus padres y a su hermana pequeña en un incendio. Sentía que ya nada tendría sentido sin ellos y no tenía ganas de vivir. Pero luego llegó él para evitar que se derrumbase...