La Bestia Dorada《KookV》

Capítulo Seis: Melancolía con Olor a Jazmín.

  Estoy sentado al lado de un manantial, el día esta caluroso por lo que llevó puesta ropa lijera y mi típica caperuza color roja. Estoy sentado entre las rocas que están algo húmedas mientras miro el agua cristalina, puedo ver las piedras que se encuentran en el fondo y algún que otro pez. Tan hermoso, diferentes tipos de flores rodean el lugar y hay una en especial que crece en abundancia, el jazmín. Hay uno que otro arbusto de esta flor cerca del borde del manantial, lo que es raro ya que es en verano cuando las flores están a su máximo esplendor y ahora estamos en invierno. Deben ser de una especie resistente si soportó la helada de anteayer, aunque según Ji Eun necesitan riego constante y buena luz, las flores son de un amarillo vivo y desprenden un dulce aroma. Las miro casi con añoranza, a mi padre solía encantarle estas flores. Siempre las ponía en cada rincón de la casa y esta se llenaba de su dulce aroma. Como lo extraño. Mis pies desnudos sacuden el agua salpicando los bordes rocosos y es que sentir la fría agua en mis pies es una sensación que no cambiaría por nada. Hay tanta paz y tranquilidad en este lugar, el Sol bañándome, los pájaros cantando, el ruido del agua salpicando a causa de mis pies... Con cerrar mis ojos seguro me dormiría aquí mismo.

Un ruido me saca de mis pensamiento y cuando me giro veo a Jungkook, tiene una sonrisa en su rostro, es mi segundo día encontrándome con él y aún logra hacer que mi piel se erice.

—Vengo en paz—bromea y ruedo los ojos, él se sienta algo alejado, pero a diferencia de mi que estoy entre las rocas él se acuesta en el verde pasto mientras cierra los ojos. El Sol le da de lleno en todo su cuerpo, el cual observo con algo de curiosidad. Está bien desarrollado, su piel parece brillar y creo que es por el sudor, ¿habrá estado corriendo?

—¿Qué haces por aquí? ¿Cuidándome?—Pregunto casi reacio, la idea desagradándome, él sólo se rasca la cabeza para luego bostezar.

—Puede, la abuela se preocupa mucho por ti, todavía no lo entiendo pero es mi deber cumplir sus deseos—lo miro curioso.

—¿Por qué?

—Porque es una forma de agradecerle todas las molestias que se tomo por mí—sonrío arrogante.

—¿Sólo por eso?—Jungkook abre sus hermosos orbes y me mira casi con molestia.

—¿Acaso insinúas algo?—Niego rápidamente al darme cuenta de lo que dije y él sonríe de lado—. Eso pensé, aunque puede que también lo haga por mi propio bien—añade y no comprendo, ¿qué quiso decir con aquello?—. Olías a melancolía—añade él cerrando nuevamente sus ojos y sonrío.

—No, porque la melancolía tiene aroma a jazmín—confieso observando las flores.

—¿Por qué?—Observo a Jungkook, su mirada es curiosa, del tipo de curiosidad que mata al gato, que mata al lobo.

—Me recuerdan a mi padre—hablo y él me observa como incitándome a seguir—. Él... bueno, no sé si seguirá vivo. Sólo se fue, de la noche a la mañana nos abandonó. Nos dejó sin dar explicación alguna y nunca más regresó—cuento mirando la cristalina agua que capta mi atención por completo.

—Vaya, perdona, me gustaría consolarte pero no sé hacerlo. Aunque luego te acostumbras, mírame a mí, al menos tienes a tu madre y no estás completamente solo—habla con pesar y rápidamente lo observo.

—Jungkook, yo... no quise dec...

—Lo sé, Taehyung—expresa para luego reír amargamente, me estremezco al oír mi nombre siendo pronunciado por él, es casi cegador y niego, no es momento para pensar en eso.

La idea de que Jungkook se sienta solo me duele, nunca pensé desde ese punto de vista, desde su punto de vista. Sin padres, siendo mitad lobo, vagando solitariamente en un inmenso bosque que sólo te hace sentir más... vacío. No lo pienso demasiado cuando por inercia me levanto de donde estoy sentado, mis pies disfrutando del tacto suave del pasto algo mojado por el rocío de la mañana. Me acuesto al lado de Jungkook, quien observa las nubes ensimismado.