El filo del arma sigue cavando hondo con el sabor amargo de la traición; agonizante y perpetuo contra el pecho de su víctima.
Su homicida disfrazado de un impostor de belleza diáfana deslumbrando las pupilas de un alma herida.
La estocada final.
Un par de palabras gritadas una noche de invierno en un intento por retener a quien padece la herida de muerte.
Perdición para quien las escucha y para quien termino siendo el verdugo de lo que juró proteger.
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Mi Delirio
RomanceNos enseñan en la escuela que dos polos opuestos se atraen. ¿Aplica también en las persona? ¿Y si lo único que puede pasar es que esa atracción terminé hiriendo a los dos? Él tenía un plan, sabía cuál era su objetivo. Hasta que aquellos ojos de un...