،، falling for you ❀ kookmin

⌁ i don't wanna be your friend ❜ 𖤐

Me encuentro observando tu silueta desde la distancia, afirmando mi espalda en la corteza de un árbol, el cual me brinda toda la sombra que necesito para cumplir con mi misión.

El perfil de tu rostro te convierte en la mayor obra de arte y trato de igualar cada maravillosa facción en una hoja de papel con mi pequeño lápiz de punta fina.

Tan delicado. Tan perfecto.

Uno de tus amigos te ofrece algo, pero lo rechazas moviendo tu cabeza en signo de negación, comienzas a sacar algo de tu bolso y yo sigo cada uno de tus movimientos con la mirada, cuando entiendo lo que haces; sonrío. No eres muy fan de fumar cigarrillo común y yo lo sé, pero al parecer tu otro amigo aún no lo nota.

Concentración es lo que veo ahora, la misma expresión que colocas cada vez que enrollas manualmente el tabaco de liar en papel de fumar. Deslizas el tabaco por el papel y lo comienzas a moldar con tus dedos, cuando consideras que está parejo lo enrollas con ayuda de tus pulgares y lo terminas cerrando dando una pequeña lamida en el borde del papel y doblando la punta.

Miro fijamente tu lengua y me avergüenzo ligeramente, apartando la mirada y dirigiéndola ahora a mi block de dibujos, retrato las líneas de tu boca, dejando una pequeña apertura entre tus labios y poso mis dedos sobre ellos.

Levanto la mirada y le estás dando una calada a tu tabaco, volteas a verme expulsando todo el humo retenido dentro de tus pulmonas. Sonríes y yo te sonrío de regreso, nos damos una pequeña mirada de complicidad y regresas tu atención a tus otros amigos. Conversas, te ríes, disfrutas la vida y yo lo hago al verte feliz, es todo lo que necesito.

Pasan un par de minutos, te levantas de tu lugar despidiéndote de tus amigos y te acercas a mí a paso lento. Cierro rápido mi block y mantengo mi vista puesta en tí.

—¿Vamos o qué?— me dices al llegar a mi lugar.

—Vamos.— respondo asintiendo con mi cabeza, guardo mis cosas y me levanto del suelo limpiando la suciedad que quedó en mi pantalón.

Te sigo desde atrás, al menos unos tres pasos más atrás, me gusta observarte caminar. Me distraigo un momento mirando al suelo y choco con tu espalda.

Retrocedo.

Te ríes.

—Lo haces a propósito.— dije en medio de un gruñido, me golpee la nariz y me dolió.

—No es mi culpa que seas así de torpe.— me sacas ligeramente la lengua y sigues caminando.

Doblas en una esquina y no pregunto hacia dónde vamos, sé la respuesta y quiero seguirte. Es tarde, la luz del día ya se está yendo y deja el paso libre para que las estrellas y la Luna iluminen la oscuridad de la noche.

Ahora el que retrocede eres tú, me sorprendo cuando encierras tu mano alrededor de la mía y comienzas a correr sin darme tiempo de pensar, así que corro contigo. Siento la emoción y la adrenalina hormiguear por todo mi cuerpo, me siento libre y lo mejor es que estoy contigo.

Llegamos a tu destino y nos tiramos sobre el pasto que hay en aquél parque, comienzas a reir igual que un niño y yo disfruto al oír tu melodiosa risa y tu dicha.

Nos recostamos completamente hacia atrás uno al lado del otro, respirando con dificultad.

—¿Qué hacías hace un rato?— preguntas y me miras girando tu rostro hacia el mío.