La Huérfana Flor Azul

   En un pueblo sin nombre, de origen desconocido, había un campo de rosas que florecen al mismo tiempo en la segunda semana de primavera. Todos los años, miles y miles de personas van a visitar aquel llamativo lugar, sacando fotos, admirando la vista que el campo les brindaba, incluso sintiendo curiosidad por sus orígenes. Dice la leyenda que un muchacho, conocido, famoso y temido, por su cantidad de dinero, cayó rendido ante una hermosa campesina, este hombre le ofreció piedras preciosas, abundancia, ¡Solo lo mejor!, sin embargo, ella se negó a los finos regalos que el hombre le proponía. "No quiero dinero. Quiero que seas romántico y me regales algo especial" Dijo la muchacha, pensando que el apuesto muchacho se marcharía finalmente por su simpleza, pero para su sorpresa, aquel joven compró varias hectáreas de tierra y él mismo sembró cada una de las rosas frente a la casa de la campesina, esperando a la primavera para que florecieran y cumpliera su meta. Lo que pasó después jamás se supo, muchos dicen que la campesina se casó con el joven, otros dicen que él falleció antes de poder pedir su mano. El campo de flores permaneció intacto, hasta que luego de siete primaveras, porque a la tercera semana de la primavera, emergió una pequeña flor, débil, marchita, a pesar de que nadie regaba aquel campo, nadie sabía cómo era posible que una flor tan "normal" se encontrara entre las hermosas rosas rojas, y si alguien la habría plantado allí. El campo era un lugar tan público como privado, la gente podía sacar fotos libremente, podía hasta sentir el aroma de las rosas, dulce y peculiar mas no podía tocar, ni arrancar o dañarlas o se le haría un juicio. El joven fue quien hizo aquella norma "La Laguna Roja, solo para mi amada, y el día que le pida matrimonio, estas rosas estarán en la boda, hasta entonces ¡Nadie tocará mi laguna!" fue lo que dictó, pero eso hacía aún más misteriosa la aparición de esa insignificante flor, ¿Quién podría haber atravesado el campo y plantarlo sin haber tocado ninguna rosa? ¿Cómo era posible que una flor arruinara la perfecta simetría? ¿Habrá sido el viento que llevó la semilla de una flor, o de un árbol?

   Un niño, con apenas siete años de edad, vivía en frente de La Laguna Roja, y toda su vida escuchó las conversaciones de los turistas constantemente, creando rumores de la flor y tantas cosas que hicieron que un día se hartara y por la noche atravesara el campo, estropeando las rosas rojas sin piedad, sin lástima, y llegara al punto. Era de noche, él no podía ver nada, y llevó consigo una fósforo y una vela. A pesar de ser pequeño él era muy astuto, desde que sus padres lo abandonaron tuvo que vivir por su cuenta, viviendo el día a día y la noche era su pasatiempo favorito, podía recostarse en su vieja cama, mirando a la ventana y ver las estrellas, contarlas a cada una hasta caer en el sueño profundo, pero desde que apareció esa flor, y que atrajo toda la atención, las noches no eran las mismas, ruidos, charlas, gente bulliciosa sacándose infinitas fotos; él tenía que hacer algo.

   Pero en cuánto llegó a la flor y la iluminó con su vela, (verificando que los guardias no lo vean), sorpresivamente se encontró con una diminuta, descuidada y delicada flor de color azul, un azul océano, un azul brillante paralizó al niño, ese color lo había visto antes, en algún lado, él estaba seguro, pero no sabía de dónde. Entonces, con su mano en el tallo de la flor, preparado para deshacerse de él; se detuvo en seco. Ese azul eran los ojos de su madre, los ojos que una vez lo quisieron y que jamás volverían, sintió tristeza, nadie jamás quiso adoptarlo, y él tampoco se daba la oportunidad, él estaba solo, rodeado de familias, rodeado de felices familias. Entonces miró a su alrededor, hermosas carmesí, sobrevaloradas, admiradas por todas las personas, pero allí, guiándose por una vela, mirando su propia mano intentando matar a esa pobre flor se sintió identificado. Todo el mundo venía para mirar a las rosas, pero cuando apareció aquella flor, todo el mundo dejó de lado el campo, todos ignoraban al niño, y cuando quedó huérfano de pronto todos lo visitaban, pero a diferencia de la flor, a él lo odiaban, las familias obligaban a sus hijos a no juntarse y ser sus amigos.

   Él se sentía como la flor, solitaria, pero apreciada a su manera. Pero a la vez se sintió feliz por encontrar a alguien como él, y se dio cuenta que allí la flor podría morir, no supo cómo creció, ni cómo aguantó tanto tiempo. Consiguió un vaso de plástico, arrojado frente su pequeña casa, tan humilde como él, y lo usó como maceta, dándole a la flor un lugar con sombra, el agua que requería, y la cuidó con cariño.

   Pero lo que no supo el niño, es que debajo de la flor había una nota, enterrada:
"Es azul, bonita como tus ojos, como el cielo, pero a la vez simple, como una flor. Para ti, mi amada."

   ¿Curioso que luego de siete años la gente prestaría atención a aquel hueco? Uno que siempre estuvo ahí...