Capítulo 2

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Lo que veo es real, mi casa está en llamas y yo no puedo hacer nada. Mis pies no funcionan, por más que quiero correr y acercarme no puedo.

Todo es un desastre, las luces de los policías junto a ese sonido que te deja sordo se hacen presente. No miro a mi alrededor, mi único punto es ese amarillo junto con el humo negro que se extiende.

Quiero que todo sea mentira, que sea solo una pesadilla. Quiero que mi madre se acerque a mi y me abrace, no quiero que ninguno de ellos se encuentren allí dentro.

No lo quiero creer.

Una manta fue posicionado en mis hombros, cubriéndome del frío que yo no sentía. Un hombre está frente de mi; hablándome.

El sonido no cesa, todo está mezclado. Es difícil poder concentrarme en una sola cosa.

— Mi... familia —logré decir mientras me alejaba del hombre, pero de nada sirvió porque éste me agarró por los hombros moviéndolos para quizás así poder hacerme reaccionar.

— Te voy a sacar de aquí —contesta pero poco me importa lo que piense. Es mi familia.

— ¡No! No quiero, solo quiero que apaguen ese maldito fuego —grité con voz temblorosa y entre llantos, me niego a perder la fé.

Ellos deben de estar en otra parte.

No pueden morir, mis padres son jóvenes y mi hermanita apenas está comenzando a crecer. Ella no conoce la vida y lo tiene que hacer.

— Tienes que venir con nosotros...

— ¡No quiero! Solo quiero que me digan de que mi familia no estaban ahí. Por favor... —tengo una pequeña esperanza de que me digan que ello salieron y que se encuentran bien.

Unos médicos se acercaron pero me alejé, sintiendo mis piernas débiles. El mismo policía o quizás otro, me sostuvo mientras yo gritaba para que me soltaran.

Siento un pinchazo en mi brazo de una forma brusca y al instante mi cuerpo va perdiendo la fuerza. Quiero seguir luchando para que no me molesten pero ya no puedo, todo se vuelve oscuro y lo que escucho a lo lejos fue un; "tranquila, todo estará bien..."

(...)

Los pitidos de alguna máquina cerca de mi fue lo que hizo que me despertara, sintiendo a la vez como todo mi cuerpo pesaba. Mi cabeza va a explotar.

La luz me ciega por un momento, cuando me acostumbro a esta miro a mi alrededor. Máquinas es lo qué hay y eso quiere decir que estoy en un hospital.

¿Que hago aquí.

Entonces, los flashback vinieron.

Cuando recordé todo, lagrimas comenzaron a salir. Mi familia no pueden morir en un incendio. Quiero respuesta, no puedo pensar en algo negativo.

Me quité todos los cables que están conectados a mi cuerpo, escuchando como el pitido se intensifica y estoy tan enojada que solo lo ignoré.

Antes de que pudiera bajarme de la cama la puerta se abrió y por ella entraron unos enfermeros, mi pánico creció. No quiero que se acerquen, tampoco quiero que me pongas todos esos cables y me mantengan dormida. Quiero irme con mi familia.

— No se acerquen... —alcé mi mano para que se detuvieran.

— No vamos hacerte nada... solo veremos si te encuentras bien —dijo una de las enfermeras mientras se acercó.

— Estoy bien. Quiero ver a mis padres —me acomodé en la cama mirándolos seria.

Ellos no contestaron ya que por ella entró un hombre vestido de policía. Su mirada está concentrada únicamente en mi, quizás piensa que fui yo que prendió la casa.

Eso no me importa en estos momentos.

— Quiero ver a mi familia —dije con una gran esperanza en mi interior—, quiero verla, ¿donde están? —los enfermeros salieron cuando el policía les hizo seña.

Esto no me gusta.

Cuando estuvimos solos, arrastró una silla para estar más cerca de mi y todo mi cuerpo empezó a temblar.

— Soy el oficial Johnson —tendió su mano y aunque dudé, tendí la mía también.

— Cassandra —el sonrió y trate de imitarlo—. Oficial... —alejé mi mano de la suya, este oficial es raro o lo siento así porque es mi primera vez que hablo con uno en una situación cómo está—; Yo vi como mi casa explotó... pero no sé si mis padres estaban... —no puedo continuar, no quiero pensar.

— Tengo que informarte que cuando pudieron apagar las llamas, encontramos tres cuerpo totalmente calcinados...

"Tres cuerpos calcinados"

Eso empieza a repetirse una y otra vez en mi cerebro.

En El Olvido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora