Cierro los libros con pesadez y me estiro en la silla del escritorio. Apoyo los codos encima del libro y miro por la ventana como las hojas de los árboles se mueven.
Estoy con una fina manga en casa porque la calefacción está puesta y se está bien, aunque el bello de la nuca se me eriza al pensar en el frío que tiene que hacer fuera. Saco de la última página del libro la foto y vuelvo a observarla con detenimiento.
Mi pelo corto, mi sonrisa, mis manos sosteniendo una pelota de goma y mi padre sosteniéndome en sus brazos con una amplia sonrisa. Apenas recuerdo mi etapa con ocho años, ni siquiera recuerdo cuando mi madre nos presentó a Kevin, pero sí recuerdo cuando nos mudamos a esta casa junto al hombre que se convertiría en nuestro padrastro.
Recuerdo decorar la habitación con mi madre y preguntarle por mi padre. Preguntar cuándo volvería a jugar conmigo. No lo hizo, por supuesto, y lo olvidé. Dejé que su recuerdo se fuera y ahora solo es pequeños flashes en mi cabeza.
Guardo la fotografía en la última página del libro y me levanto para después estirar mis extremidades por las horas que llevo sentada. Froto mis manos y cojo mi móvil caminando fuera de la habitación.
El olor a pavo asado me hace sonreír y me asomo por la cocina para ver a mamá cocinando junto a la abuela.
— Hola cariño —sonríe mi abuela y me acerco a ella para abrazarla—. Me dijo mamá que estabas estudiando y no quería molestarte.
— No molestas. ¿Qué estáis haciendo?
— Salsa de arándanos —dice la abuela.
— Y judías verdes.
— ¿Ya está hecho lo demás? ¿Puedo ayudar en algo?
— ¿Por qué no vas poniendo la mesa junto con Kevin? Todavía no se aclara como deben ir los cubiertos.
Los padres de Kevin vienen también a cenar con nosotros y sacamos la mantelería y cubertería elegante. Ambos ponemos la mesa en silencio. Su pelo castaño está desordenado porque no se ha peinado y sé que antes de que lleguen sus padres, va a afeitarse porque lleva varios días sin hacerlo.
— Me ha dicho tu hermano que tienes novio —habla.
Me quedo quieta, con las servilletas en mi mano y me mira con una sonrisa divertida en su rostro.
— Tener novio no es nada malo.
— Que Connor sea un cotilla es lo malo.
— Se le escapó anoche. Tu madre está esperando a que se lo cuentes.
— Cómo no —murmuro.
— Sigo viendo innecesario poner los adornos de Navidad en Acción de Gracias —dice Connor entrando en el salón con varias velas.
— Bueno, da gracias a que Wendy no nos obliga a poner el mantel de muñecos de nieve que compraron el año pasado —Kevin mira a su hija, que está concentrada viendo los dibujos mientras abraza a su muñeca.
Lo veo ir a la cocina y pellizco el brazo de Connor haciendo que él se queje y me mire con ganas de asesinarme.
— Me gustaría que dejaras de contar por ahí que estoy saliendo con alguien.
— ¿Es algo malo? —Mi hermano alza sus cejas y me quedo callada.
— No, pero mi relación no debería ser de incumbencia de nadie, ni siquiera sé si voy a seguir con él en un futuro.
Connor se cruza de brazos y me mira. La he cagado. Lo sé por como sus ojos me escrutan, intentando entender mi relación con Dave. Sospecha algo, ¡Connor sospecha algo!
ESTÁS LEYENDO
VERSUS
Teen FictionTu paso por la Universidad siempre marca un punto importante en tu vida. Hacer nuevos amigos, ir a fiestas, quedarse dormida en clase, animar al equipo en los partidos de fútbol y conocer demasiado bien al amante de tu amiga. Paris Duch no se imagi...