Capitulo XIII

1.3K 104 16
                                    

Akia POV

El fuego murió por completo y comenzó a llover.

Nadie movió un músculo. Todos se mantenían firmes ante los escombros, que caían al suelo cual peso muerto que, en realidad, nunca estuvo vivo. La estatuilla de la Reina - no entendía qué tenía que ver con todo esto - descansaba en medio de la madera quemada. Nada logró tocarla, como si le temiesen; no se tambaleó. Aún así, se mojó.

Las gotas caían sobre nosotros y el suelo cual pequeños petardos. Sentía mi cuerpo temblar del frío y poco hice para detenerlo. No quería parecer una debilucha ante mis nuevos hermanos. Respiré lentamente, apretando las manos a ambos lados de mi cuerpo, mientras esperaba que el infernal silencio acabara por fin.

- Debemos irnos ya - musitó Reiji, quitándose las gafas.

- ¿A dónde? - Yui miraba el suelo, frunciendo el ceño -. ¿No ves que la mansión acaba de incendiarse? ¡No hay a dónde ir!

- ¿Dormiremos en el suelo o algo? - preguntó Subaru.

Hubo un silencio mientras Shu iba hacia la Reina y la tomaba en sus manos, atónito. Mas no dijo nada y le colocó en su bolsillo, regresando con ojos entristecidos y llenos de infinita nostalgia que trataba de ocultar ante nosotros. ¿Qué de importante tiene esa Reina? me pregunté, sintiendo mi cabello gotear en mi espalda. Me estaba empapando.

- No sé ustedes - comencé mientras me abrazaba a mí misma -, pero supongo que es hora de buscar un nuevo hogar.

- Se te hace fácil decirlo - gruñó Reiji -. Tú no has vivido tanto tiempo como nosotros en este lugar. Has vivido toda tu vida en el palacio de Londres, cual princesa que eres - pude notar su sarcasmo -. Esta mansión no es nada para ti. Lo sería si fueses hermana nuestra.

No supe qué decir. Me temblaban los labios, el cuerpo, y la mirada. Reiji no me observaba; se había removido el cabello para quitar la lluvia. Caminaba hacia el frente hasta que llegó al centro de los mojados escombros, dándole un golpe al suelo con su pie.

El suelo rugió. Los árboles alrededor nuestro se zarandearon de lado a lado, dejando caer sus ramas al suelo, pero ninguno de los presetes pareció darle importancia (excepto Adrianne, ella tenía una expresión horrorizada en su pálido rostro), y debajo del suelo se abrió una vieja compuerta. El pelinegro la levantó con el pie, dejando caer la tapa de metal a un lado.

- ¿Qué...? - empezó Ayato.

- Las encontraste - lo cortó Subaru -. Pensé que se habían perdido.

- ¿Crees que nos pueda llevar a algún lado? - preguntó Kanato.

Reiji vio el hoyo de la tierra. Desde mi puesto, vi que habían unas escaleras colgantes en ellas.

- Las catacumbas son demasiado peligrosas, Reiji - habló Shu -. ¿Quién sabe qué clase de bestias hay ahí dentro? Además, no tenemos el mapa. Es un laberinto, y poco sabemos de él.

- Heinz nos advirtió que nunca entráramos a las catacumbas - murmuró Raito -, pero no son tan complicadas en realidad.

- ¿Cómo lo sabes? - Subaru alzó una ceja -. Shu es el único que ha estado ahí dentro, si no lo recuerdas.

El pelirrojo simplemente se encogió de hombros.

- Las catacumbas - susurró, su voz confundiéndose con el sonido de la lluvia -, también son el limbo.

Silencio.

- He estado ahí antes.

-------------

Yui POV

Apenas los seis hermanos estuvieron adentro, Adrianne comenzó a temblar con violencia. Fui a su lado, mojando mis pies por el agua que saltaba del pasto gris, y coloqué mi mano en su hombro.

- Es hora de irnos - le dije.

Ella negó con la cabeza. Resonaban truenos a lo lejos y un aire gélido nos golpeaba con violencia, y ella estaba bestialmente pálida y con los labios púrpuras.

- No... Señorita Yui, yo me quedaré aquí.

Fruncí el ceño, ladeando la cabeza. ¿Quedarse? No puede quedarse. Necesitamos su sangre. Sin ella...

- Tengo familia aquí en Japón - dijo, apurada y enredándose en sus propias palabras -. Soy una simple humana y no sobreviviré sin agua y comida. Seré un estorbo.

La necesitábamos, pero era cierto. Ahí adentro no habría ni agua ni comida para ella y, si bebíamos de ella, no tardaría en morir. Nos la llevamos hasta que muera y sobrevivimos, me dije, o la dejamos libre y viva. O ella muere, o morimos nosotros.

Y la vi a los ojos. En ellos se reflejaba la pura inocencia, nostalgia, y temor. Nos tenía miedo. Era débil y nada más que una humana rodeada por nosotros, vampiros. Lágrimas abordaban sus orbes negros, confundiéndose con la fría lluvia de invierno, y bajaba la mirada.

Me recordó a mí misma cuando llegué a la mansión.

- Suerte - le dije, sonriendo.

Su rostro se iluminó y sonrió, dejando caer las lágrimas. Hizo una reverencia rápida y torpe, levantándose de nuevo sin dejar de sonreír, radiante entre la lluvia.

- No sabe cómo le agradezco... suerte a usted también - se giró, pero antes me miró por unos segundos -. ¿Podría decirle a la señorita Akia...?

- No te preocupes - dije -. Anda, que van a caer rayos pronto.

Una reverencia más y salió corriendo. La vi desaparecer a la distancia, su cabello castaño balaceándose de lado a lado. Es una humana, pensé, y tiene mucho por delante.

- Yui, hora de irnos - oí que me llamaban.

Todos excepto Kuro ya habían bajado las escaleras. El metamórfico extendió la manos al frente, invitándome a bajar; caminé hacia él y vi la entrada. Era negra como el carbón y no lograba ver el fondo, cosa que, por torpe que suene, me asustaba. La lluvia se hacía más violenta sobre nosotros, pero yo no me movía.

- ¿Miedo? - me preguntó.

- Pavor.

- ¿Del bueno?

Reí un poco, sentándome en la entrada y balanceándo mis piernas.

- Ya quisiera yo.

Y bajé las escaleras, entrando al reino de las catacumbas.

Casi pude ver, a lo lejos, un cartel que leía "Regres por donde viniste". De él salía un hedor a sangre podrida.

⊙¤⊙¤⊙¤⊙¤⊙¤⊙¤⊙¤⊙¤⊙¤⊙¤⊙¤⊙¤⊙¤⊙

LO SÉ, DEMORÉ EN ACTUALIZAR. Lo siento mucho <\3 Son las 12:39 de la madrugada y sigo despierta >:( Peeeeero, sobre el capi, Reiji es un asco con la pobre Akia ;---; Pero es bien hardcore así que meh xD Pero bueeeeh, ya saben, voten, comenten, y hasta el siguiente cap ♥

-TheGirlNextDoor

Pesadillas e Ilusiones [Secuela de Soñando con un Final Feliz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora