El momento que tanto temía había llegado, use mi magia en Michael y ahora debía confesarle mi verdadera identidad. Aunque no sé cómo sentirme ahora que sé que Michael también tiene poderes.
Michael me observaba curioso, analizando mi reacción a su pregunta.
- Yo... Soy una bruja.- Dije clavando mi mirada al suelo.- ¿Por qué no me lo dijiste antes? Creí que éramos amigos.-
- Es que tenía miedo, antes de conocerte no podía controlar mis poderes.- Recordé todos los accidentes que había tenido en los otros lugares donde viví. - Pensé que si te decía la verdad te alejarías de mí... O incluso temí que pudiera hacerte daño por no controlarme.-
Su mano en mi barbilla me obligó a verlo directamente a los ojos.
- Jamás tendría miedo de ti (Tn).- Su mano acariciaba mi mejilla, el tacto cálido se sentía tan bien. - Solo quedamos tú y yo.-- Tal vez deberíamos irnos.-
En cierta forma esta casa está maldita, la oscuridad en ella es lo que está afectado a Michael. La única manera de ayudarlo es alejarlo lo más posible de aquí.
- ¿A qué te refieres?- Frunció el ceño.- Buscar otro lugar en donde quedarnos. Podemos ir a cualquier lado, dejar todo esto atrás y empezar de nuevo.-
- Pero está en nuestra casa.- No tomó tan bien mi sugerencia.
- Por favor Michael. Al menos piénsalo, ¿Si? - Supliqué.
- Lo haré, pero no te aseguro nada.- Se puso de pie. - Iré a cambiarme.-
Me quede ahí en el suelo, pensado en la forma de convencer a Michael. No podíamos estar más tiempo aquí, ahora ningún fantasma está de nuestro lado así que corremos peligro.
♦♦♦
La noche llegó y las cosas no mejoraron, Michael parece estar molesto conmigo por lo que le dije. No quiere aceptar que tengo razón y que sólo así podré ayudarlo. Me estoy quedando sin opciones, el tiempo está en mi contra y no encuentro la forma de hacerlo cambiar de opinión.Llegué a la habitación con mi pijama puesta, él ya estaba acostado dándome la espalda. Abrí las ventanas del cuarto, toda la noche hace demasiado calor, si no fuera porque Michael está aquí, dormiría en ropa interior solamente.
- Buenas noches, Michael.- No obtuve respuesta.
Lo que me hizo enojar, no tengo porqué aguantar sus rabietas y menos después de lo que pasó en la mañana.
Tome mi almohada y salí de la habitación con Lila siguiéndome. Entré a la habitación de Violet, mi amiga no estaba ahí o simplemente no quería verme.Me acosté en la cama, Lila brincó y se acomodó a mi lado. Después de acariciarla un rato me dispuse a dormir.
No sé cuánto tiempo estuve dormida, pero el movimiento de Lila me despertó, tenía sus orejas levantadas y veía hacia la puerta. Se escuchaba ruido en el primer piso, me levanté con cuidado de no hacer ruido.
- No dejes que te vean.- Le susurré a Lila antes de abrir la puerta y ocultarme en su sombra.
Lila caminaba con sigilo, se detuvo en el pasillo, yo alcanzaba a ver a Michael parado a mitad de las escaleras.
- Estoy en presencia de mi señor.- Una voz desconocida habló.- ¿Quién eres?- Preguntó Michael un poco adormilado.
- Soy Anton Lavey, el papá negro de la iglesia de Satán y estas son mis cardenales.- Contestó el hombre.
Espera ¿Qué? ¿Iglesia de Satán?
Sin duda eso no me lo esperaba, me moví entre la oscuridad hasta llegar a un lugar desde el que pudiera ver mejor a los intrusos. Es un hombre calvo acompañado de dos mujeres, los tres vestidos con una túnica negra.
- Fingí mi muerte para prepararme para este día.- Continuó el hombre.
Michael avanzó hasta quedar más cerca de ellos, quería apartarlo, pero debía esperar a saber más sobre la situación.
- No tengo idea de lo que dice. ¿Qué sucede?- Preguntó el rubio.- Seguimos la estrella negra del occidente. Fue imposible ignorar las señales: la temperatura en esta casa, un hogar construido sobre el portal al infierno y los cuervos adorando desde lo alto.- Está vez habló la mujer, con tono emocionado.
Así que un portal hacia el infierno, eso explica muchas cosas y aumenta mis ganas de querer largarme de aquí.
- Son todas las profecías. Eres el elegido.- Dijo la otra mujer.- Llegó la hora de quitarte las lagañas de los ojos para que veas tu verdadero poder.- Finalizó el hombre.
Michael parecía feliz y ansioso, una sonrisa decoró su rostro mientras veía a los tres sujetos.
- Por favor déjenos traerle una ofrenda, déjenos demostrarle toda nuestra devoción.- Dijo una de las mujeres.
¡Suficiente!
Regrese a la sombra de Lila y salí de ella. Caminé hasta el inicio de las escaleras, actuando como si acabara de despertar.
- ¿Michael?- Frote mi cara con cansancio, cuando vi a los "desconocidos" corrí a su lado.
- ¿Quiénes son ellos?-- Descuida.- Me abrazó. - Están aquí por mi.-
- ¿Por ti?- Me hice la desentendida.
- Permítame presentarnos. Yo soy Anton Lavey, el papá negro de la iglesia de Satán y ellas son mis cardenales Samantha Crowe y Miriam Mead.- Ahora sé el nombre de las dos mujeres.
- Mi nombre es Michael Langdon.- Se presentó Michael, después volteó a verme con una gran sonrisa. - Y ella es mi compañera (Tn) Briand.-
Me apego más a él, yo estoy sorprendida por el nuevo título que me ha dado. Ya no soy su amiga, ahora soy su compañera y no estoy segura de lo que significa eso.
- Estamos a sus órdenes, mi señor y señora.- Los tres se inclinaron.
Casi me ahogo con mi propia saliva, acaso creen que soy su novia. Michael se dio cuenta de mi reacción y solo se limitó sonreír.
- Acepto su ofrenda.- Dijo Michael.- Excelente, prepararemos todo para el ritual. Señora Mead, ya sabe qué hacer.- Con un gesto de su mano, la mujer hizo una reverencia y salió de la casa. - Tendremos todo listo en menos de 1 hora, mi señor.-
- Bien, esperaremos arriba.- Michael tomo mi mano y me guío al segundo piso.
Regresamos a nuestra habitación, cerré la puerta con seguro y volteé a ver a Michael.
- ¿Qué fue todo eso?- Pregunté.- No estoy seguro, pero suena emocionante.-
- Son parte de la iglesia de Satán, ¿Eso te parece emocionante?-
- En realidad si.- Se sentó en la cama.
- Vamos (Tn), solo son personas con creencias un tanto... Peculiares.-- ¿Y por qué te están buscando?-
- Dicen que soy el elegido, pero no sé bien a qué se refieren.- Parecía pensativo. - Ellos me mostrarán mi verdadero poder, al fin sabré de lo que soy capaz.-
No dije nada, sabía que no podía hacer nada más. Cruce la habitación hasta llegar a la ventana, el aire fresco chocando con mi rostro, podía sentir una opresión en mi pecho. Tengo miedo de lo que viene, tengo miedo de que algo malo le pase a Michael.
- Solo escuchemos lo que tienen que decir, tal vez no sea nada malo.- Lo escuche hablas detrás de mí. - Quiero saber quién soy.-
Apoyo su barbilla en mi hombro, su respiración choca en mi cuello provocando un leve hormigueo.
- Si ellos me enseñar el poder que hay en mi, quiero saber dominarlo. De ese modo podré protegerte, nadie volverá a lastimarte.-
Mi corazón latió con fuerza, sus brazos me rodearon en un cálido abrazo, mis ojos se cristalizaron por las lágrimas en ellos.
- Eres todo lo que tengo.- Murmuró en mi oído.
Me maldije a mi misma por sentirme así, no era correcto que sintiera esto por Michael. No debía enamorarme de él.
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El Diablo En Mi •Michael Langdon X (Tn)•
FanfictionPara ella, él era solo un niño perdido rodeado de personas despreciables. Para él, ella era capaz de destruir a cualquiera si se lo proponía. El destino les tenía preparado algo muy importante. Pero ellos decidirán si estarán juntos o en contra del...