Capítulo 20

169 9 0
                                    


Kyoko subió al auto sin sospechar nada por parte de su novio, que estaba haciendo uso total de sus habilidades actorales para parecer tranquilo, ignorando por completo los latidos de su corazón, que retumbaba con fuerza contra su pecho.

Ambos sabían que casi nunca podían tener una cita en publico, porque ambos tenían agendas muy ocupadas con sus trabajos como actores, en especial desde que Kyoko había comenzado a actuar en un nuevo drama que consumia casi todo su tiempo. Normalmente sus "citas" consistían en pedir comida a domicilio y ver alguna película en el departamento de Ren o comer en el daruma bajo la estricta vigilancia del jefe. Pero ahora ambos iban a ir a cenar a un restaurante elegante y por lo tanto era algo muy importante para los dos.

Al llegar al restaurante ambos bajaron del auto y un hombre se lo llevo, Ren le ofreció su brazo a Kyoko y la acompaño al interior del local donde se acerco a la recepcionista y le dirigió algunas palabras antes de que ella los guiará a su mesa, la cual tenía una hermosa vista de la ciudad. Una vez que estuvieron en su sitio, Kyoko comenzó a analizar a las personas que estaban en las mesas contiguas y se dio cuenta de que eran personalidades importantes  y adineradas, sintiéndose fuera de lugar trató de concentrarse en el vaso de agua que tenía enfrente.

—Recuerda que eres tan importante como ellos —le dijo Ren y tomó su mano con suavidad, él era capaz de leer a su novia como si fuera un libro abierto porque la conocía mejor de lo que nadie jamás iba a hacerlo. Ella le sonrió y tomo el menú en sus manos, pero al ver los precios la presión sanguínea se le bajo; todo era demasiado caro para lo que ella estaba acostumbrada.

—Pide lo que quieras —ofreció Ren— y no te preocupes por los precios, yo me encargo de eso.

Su cena no fue tan privada como había pensado él, pero no dejaba de ser un actor famoso y algunas personas ahí presentes se acercaron para pedirle una fotografía y un autografo. Mientras esto pasaba Kyoko se distraía con sus cubiertos y accidentalmente tomó la copa de vino que había pedido Ren para acompañar la carne, en lugar de su copa de agua y se la bebió de un solo trago, antes de que su novio pudiera evitarlo. Ella estuvo ebria tan rápido que fue casi gracioso.

—¿Te sientes bien? —preguntó Ren y Kyoko hipo, sus mejillas comenzaban a sonrojarse y agito la cabeza ligeramente.

—El mundo da vueltas y te ves borroso —le dijo la joven.

Ren la observo por unos segundos. Debido a su oscuro pasado él había comenzado a beber alcohol desde antes de cumplir los quince años y se acostumbro a su sabor y textura, pero olvidaba con facilidad que  aquella chica de diecinueve años de edad no era tan madura como sugeriría su aspecto físico que había cambiado bastante en el transcurso de esos dos años.

—¿Quieres que te lleve a casa? —preguntó Ren, pero Kyoko estaba demasiado ocupada contemplando sus manos para contestarle, asi que Ren simplemente le dio su tarjeta de debito al mesero y le indico que pagara su cuenta.


Pocos minutos después estaban en el auto, rumbo al departamento de Ren, porque él sospechaba que si Kyoko llegaba algo ebria a su casa, el jefe por fin lo atravesaría con uno de sus cuchillos de cocina. Ella se quedó dormida en el camino y tuvo que cargarla hasta su cama y la recostó ahí.

—Tu vestido es demasiado lindo, vamos hay que cambiarte —le dijo, pero ella seguía afectada por el vino y solo balbuceo. Ren decidió que él tendría que vestirla, pero para no invadir su intimidad y aprovechado que el vestido no tenía mangas, deslizo una de sus camisas por el delgado cuerpo de Kyoko y después le quitó el vestido con cuidado para no despertarla. Jaló las cobijas para taparla y ella se acurruco de inmediato.

Ren sacó la pequeña caja de su bolsillo y la abrió, no le importó que ella estuviera dormida, debía preguntárselo aquella noche. Abrió la tapa para revelar un anillo plateado con forma de rosa que sostenía un pequeño diamante entre sus pétalos y además estaba adornado con pequeños trozos de zafiros entre las hojas; ese anillo lo había mandado a hacer especialmente para ella, algo discreto pero igual de hermoso.

—Kyouko Mogami ¿Te casarías conmigo?

Secretos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora