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Las semanas pasaban rápido, era divertido estar junto a Namjoon a pesar de que sólo lo veía los fines de semana. Puedo decir que entré en confianza con él, siempre me sentía cómodo cuando estábamos juntos.
En estas últimas tres semanas Ji Sub había venido por mí cada viernes y yo estaba muy feliz por eso, pero notaba la cara de disgusto que ponía Namjoon cada vez que hablaba de él por lo que evitaba nombrarlo cuando estaba cerca.

Sanha se había vuelto un cliente frecuente de Yugyeom, cada vez que hablábamos en nuestros días libres él me hablaba de su pequeño Sanha. Yo estoy completamente seguro de que ambos sentían algo más por el otro pero cada vez que intentaba sacarle información a Yugyeom cambiaba el tema y dejaba de mirarme, aún así puedo ver el sonrojo en sus mejillas, a mí no puede engañarme.

Namjoon había tenido mucho éxito entre los clientes y la dueña lo felicitaba cada vez que podía, quizás demasiado. Todos sabíamos que ella aprovechaba cada segundo para insinuarse.
La última vez que hablé con él me había dicho que ya había armado un plan en su cabeza, no me explicó qué era por nuestra seguridad, sólo me dijo que faltaba un único paso para poder llevarlo a cabo y seríamos libres.

Era la tarde de un sábado y Namjoon y yo estábamos en el patio trasero del lugar, los perros ya ni siquiera nos ladraban, sólo nos miraban unos segundos y seguían en lo suyo.
Había mucho viento y las hojas de los árboles caían haciendo remolinos hasta el suelo.

- Falta muy poco - Cuando lo dijo no me miraba a mí, si no al cielo. Me quedé mirando su perfil por unos segundos, ya sabía de qué hablaba. - Ya tengo todo lo que necesitaba, sólo queda hacerlo.

- ¿Es en serio? - Él me miró y sonrió mostrando un pequeño hoyuelo a un lado mientras asentía suavemente.

- Ya te aprendiste todos los mapas, ¿No?

- ¿Cómo sabías que eran para eso? - Nunca se lo había dicho a nadie, los mapas que tenía, no eran porque me gustaba verlos, necesitaba aprenderme las calles para escapar lejos de aquí cuando fuera libre. - Nam... ¿Te habían dicho antes que eres muy inteligente?

- ... No. Pero sí me han dicho todo lo contrario. - Pareció aflijirse un poco, la mueca en su labio lo corroboraba.

- Lo eres. Siempre analizas todo a tu alrededor sabes encontrar la solución a los problemas, eres muy observador. - Pensé que eso sería un elogio para él, pero al mirarlo con la cabeza aún hacia abajo y sumido en sus pensamientos supe que él se estaba preparando para liberar todos esos pesares que cargaba consigo. Esos por los que yo no lo había querido presionar.

- Yo no estudié mucho... Dejé de ir al colegio a los 13 años. Vivo sólo con mi madre, nuestra casa es muy pequeña. Ella no podía seguir pagando por mi educación e intenté buscar empleo... mi madre está muy enferma y necesita operarse, por eso trabajé en muchas cosas, pero con lo poco que sabía poco lograba y siempre me despedían. Pensé que ya no valía la pena nada y terminé cayendo en las drogas. Hice muchas cosas que nadie debería experimentar, llegué a vender mi cuerpo para satisfacer mi necesidad de drogarme... pero mi madre seguía empeorando y entonces me dí cuenta de lo egoísta que estaba siendo. Empecé a pasar mis días encerrado en la biblioteca estudiando para conseguir un buen trabajo, pero aún así todos sabían que no era conveniente contratarme. Así que seguí prostituyéndome... y aquí estoy.

- Nam... - Me había quedado pasmado. Yo sabía que no sería nada bueno, pero no pensaba que podría ser tanto.

- No tienes que decir nada... gracias por escucharme.

- Nam... - Tomé sus manos entre las mías e hice que me mirara a los ojos. - Cuando salgamos de aquí te ayudaré a juntar dinero. - Frunció el ceño y abrió la boca para negarme pero no lo dejé hablar. - Tu me haz ayudado mucho, es lo mínimo que puedo hacer.

Namjoon me miraba ahora con una sonrisa, una contagiosa que se pegó a mis labios. Estiró su mano hacia mí y tocó mi cabello, acercó lentamente su rostro al mío y cerré los ojos avergonzado.

Segundos después los abrí y Namjoon seguía en frente mío sosteniendo una pequeña hoja de un árbol.

- Gracias, Jinnie. - Acercó la hoja hasta mi boca y dibujó la mitad con la punta de ésta. - Parecías un pequeño Totoro con esta hoja en tu cabeza.

Cambió muy drásticamente el tema, pero aún seguía inquieto. Había pensado que iba a besarme... y no lo había detenido en absoluto. Lo peor es que saber que sólo fue por la hoja me hizo sentir decepcionado.

El Libro De Las Puertas [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora