¡Saquenme de aquí!

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No debí decir que sí. No debí decir que sí. No debí decir que sí. No debí decir que sí. No debí decir que sí. No debí decir que sí. No debí decir que sí.  No debí decir que sí.

-¿Vamos? -Pregunta Amy.

Levanto la mirada y me encuentro con los ojos grises de Amy. Entonces le sonrío.

-Claro.

Idiota.

Me levanto del sofá y abro la puerta de la entrada. Abro paso y dejo que Amy salga primero.

Ambos subimos al auto.

Yo subo al asiento del conductor y Amy al de copiloto.

-¿No quieres manejar tú? -Pregunto.

-No, no te preocupes. Yo te digo como llegar.

(...)

-¡Espera, ¿A dónde vas!? -Grita Amy. -¡A la izquierda, no a la derecha!

Trato de seguir las direcciones de Amy.

-¿Cuánto falta? -Pregunto sin dejar de mirar al frente.

-Ya casi llegamos. ¿Ves allí? -Señala un lugar grande y blanco. -Esa es la Iglesia.

-Bien.

-Ah, por cierto, puede que nos encontremos con Alex.

-¿Qué?

-Sí, sus padres también son cristianos y asisten a la misma Iglesia.

-¿Y tus padres?

-Van a otra Iglesia. Una que le gusta ir a Chris.

Me pareció algo absurdo, pero no comenté nada.

Ambos bajamos del auto y vamos hasta la entrada. De lejos noté a Alex.

-Hola Amy. -Dice Alex. -Y... Adam.

-Hola. -Dice Amy, como siempre, sonriendo.

-Qué sorpresa verte por aquí, Smith.

-Qué puedo decirte, las personas cambian, ¿No? -Comento.

Hipócrita.

(...)

No debí hacer esto.

Salimos de la Iglesia. Aunque escuché algunas cosas interesantes, debo admitir que me dió sueño.

-Tengo algunas dudas. -Digo.

Ya estabamos en el auto de camino a... Sinceramente, no tengo idea hacia donde vamos.

-Te escucho.

Empezé a buscar las preguntas que siempre me había hecho anteriormente en mi vida. Preguntas que había hecho pero nadie había respondido.

-En el sermón, el pastor dijo que habia "el enemigo", ¿No?

-Sí.

-¿Y por qué él existe?

-Si crees que Dios lo creó a él, pues te equivocas. Dios no creo al enemigo.

-Y si él tiene el poder sobre todo. ¿Por qué simplemente hace sufrir a las personas?

-Él no las hace sufrir. Ese eres tú que decides sufrir. Dios nos dejó libres de tomar nuestra propia decisión. Así como tú. Nadie te está obligando a ser cristiano. El sufrimiento ocurre por el enemigo, que crea trampas para que caigas en ellas. Porque el conoce nuestros deseos, y se aprovecha de ellos.

-¿Y por qué Dios deja que él haga eso?

-Imaginalo así: Si Dios elimina el dolor o al enemigo. ¿Cómo probaría su amor por nosotros? ¿Cómo probaría que él es el bueno y Satanás es el malo? Además, como te dije anteriormente, él nos da la libertad de elegir nuestro camino. Él no quiere que lo sigamos por obligación. Él quiere que lo amemos porque así lo deseamos. Porque lo amamos de verdad.

-¿Y cómo se que él me ama a mí?

-Porque Él permitió que su hijo dejara su lugar en el cielo para venir a la tierra.

-¿Él lo obligó?

-No. Claro que no. Jesús dijo que queria venir. Él se ofreció. Y si no me crees, revisa La Biblia. También puedes consultar conmigo.

Esto... Es impresionante. Por más que buscaba una pregunta... No se me ocurría ninguna. Mis dudas estaban siendo aclaradas.

-¿Cómo te volviste cristiana?

-Mi mamá me contaba historias de Dios y Jesús y su amor por nosotros cuando era pequeña. Como siempre, tuve que pasar pruebas en donde tal vez haya dudado de su existencia, pero al final, siempre me mostraba su gran amor.

¿Sería cierto lo que decía?

-¿Éstas segura de que Él existe?

-Segurísima.

Su firmeza me hacía querer creer también. Pero no estaba listo para todo esto.

-Oye, ¿Me puedes llevar al parque?

-Sí... Pero, ¿Por qué?

-Isaac me pidió que saliera con él. Me dijo que me esperaría en el parque.

Cuando todo iba bien...

Creo que no puede ser más obvio que Isaac hace esto a propósito.

-De acuerdo. Te llevaré.

El Estudiante De IntercambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora