Daphne
El sol radiante entró ligeramente por mi ventana. Cubriendo mi cara con la cobija de princesas que tanto me gusta; me acurruqué, hasta que segundos después mi alarma me hizo darme cuenta de lo tarde que era. Llegaría tarde a mi último día de escuela, pero no me importó y volví a quedar dormida en segundos.
Sentí una manos frías tomarme del brazo para luego sacudirme.
-¡Daphne Elizabeth!- automáticamente retiré la cobija de mi cara para luego ver a una mamá muy molesta frente a mi.
Normalmente mi madre es muy juguetona y dulce, pero odia llegar tarde al trabajo ya que es psicóloga y la puntualidad es algo crucial para ella, sus pacientes se desesperan si llega tarde, ella me intentó explicar pero no entendí muy bien.
-Tienes cinco minutos para alistarte.- habló al ver que aún estaba somnolienta. Dio media vuelta sobre sus pies para luego atravesar la puerta cerrándola detrás de ella.
Como pude entre al baño, lo primero que hice fue mirarme al espejo, levanté la mirada para encontrarme con unos ojos muy exahustos; ojeras situadas bajo mis ojos, mi cabello caía alborotado por mis hombros y mi aliento apestaba.
¡Parecía zombie! No he dormido nada en días, estube en semana de exámenes ya que el año escolar estaba por terminar. Paso mis manos por mi exahusta cara y procedo a bañarme. En cuestión de minutos ya estaba vestida y maquillada.
No me gusta maquillarme, soy demasiado floja para ello. Pero sería una tortura para los ojos de mis compañeros verme en mi estado natural.
Hoy elegí ponerme algo cómodo y fresco, tome un vestido blanco no muy corto y unos botines negros. Mi cabello no quería cooperar por lo cual procedí a sujetarlo en una cola de caballo no muy elaborada.
Caminé hacia el espejo situado al lado de mi cama. Realmente me veía bien, soy una chica... común, cabello rubio no muy largo, ojos azules, delgada... lo típico (Jaja no, gracias mami).
Tome mi teléfono el cual estaba sobre mi mesita de noche. Corriendo agarré mi bolso para salir de mi habitación. Mi mamá estaba hablando con mi hermana, parecían discutir, no les presté atención y tome una manzana del refrigerador.
-Agnes no seguiré discutiendo contigo. -dice mi mamá para luego salir de la casa e ir encendiendo el auto. Corrí hacia Agnes para molestarla un poco.
-¿Qué paso niña? -Se que odia ese apodo, Agnes puso los ojos en blanco para luego mirarme.-
-Te he dicho que no me digas "niña". -su voz era fría, se notaba la clara molestia en su voz.
-¡Ush! Qué sensible. -puse mis ojos en blanco para luego caminar a su lado. La puerta ya estaba abierta debido a que mi mamá ya había salido, por lo cual solo la atravesé. El sol estaba muy brillante a pesar de que fuera de mañana. Caminé al auto de mi mamá.
Corro para sentarme delante, Agnes y yo siempre discutíamos por sentarnos ahí, parecemos niñas pequeñas, lo sé.
Agnes aparece y se sienta detrás, el ambiente se siente pesado e incómodo, nadie dijo media palabra en todo el camino, bueno, la escuela estaba a cinco minutos de casa así que no fue tan difícil.
Beso la frente de mi mamá para luego salir del auto y cerrar la puerta detrás de mi. Corrí hacia la puerta de la escuela antes de que la cerrarán.
