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A Namjoon le gustaba.
A Namjoon le gustaba.
A Namjoon le gustaba.

Ya no podía ni cerrar un ojo, intenté dormir pero no pude dejar de pensar en eso ni un segundo.
Recordé lo mucho que Namjoon odiaba a Ji Sub y lo molesto que se ponía cada vez que hablaba de él.
Ahora entendía más las cosas, lo odiaba por que estaba celoso.
¿Eso tenía sentido, no?
Bueno además de que Ji Sub era un completo imbécil al cual me gustaría dejar sin bolas.

Me impresionaba lo mucho que había cambiado desde que conocí a Nam, ahora puedo pensar en Ji Sub sin sentirme débil, sin llorar.
Todo era porque ya no me importaba él. Sabía que no valía la pena derramar lágrimas por ese idiota.
No me sentía miserable, de hecho... Me sentía amado de verdad.
Todo eso era por Namjoon.
Él me había cuidado todo este tiempo, se había preocupado por mí, me incluyó en su vida.
Me siento bien a su lado, sé que puedo confiar en él, porque él me ha demostrado lo mucho que le importo.

Y ahora recién me daba cuenta de que yo le gustaba.
No como amigos, no por una noche.
Le gustaba como pareja, de sólo pensarlo se me agitaba el corazón.
¿Cómo iba a hablarle ahora? No tenía idea de cómo debía actuar con él después de esto, no tenía idea de qué iba a sentir yo cuando lo viera de nuevo.

Pero tampoco podía evitarlo para siempre.
¿Estaría pensando lo mismo que yo ahora?
¿O ya estará durmiendo?
Yo no podía dormir, ni siquiera tenía sueño... ¿Sería muy raro si lo iba a buscar?

Me levanté de la cama, debía hacer algo aparte de mirar el techo o me volvería loco. Bajé las escaleras con cuidado de no hacer mucho ruido, pero de igual manera cada escalón sonaba bajo mi peso por lo vieja que estaba esta casa.
Asomé mi cabeza a la salita de estar, completamente a oscuras sólo a excepción de la pequeña luz roja que parpadeaba indicando el comunicador con la pieza de su madre.
Sobre el único sillón había un bulto apenas reconocible.

- Nam... ¿Estás despierto? - Dije con apenas un hilo de voz.

- ¿Qué haces despierto a esta hora, Jinnie? - Escuché las mantas revolverse y dos segundos después la luz de la sala iluminó el espacio dejando ver a un Namjoon con los cabellos revueltos y su mirada expectante.

- Yo... - Estaba nervioso, había venido para probar cómo me sentiría frente a él después de lo que había pasado y había comprobado que estaba temblando de inquietud. - No podía dormir.

Namjoon se cruzó de piernas sobre el sillón, dejándome espacio a mí indicando que me sentara a su lado.
Me acerqué a él sin atreverme a mirarle la cara, sentía que mis mejillas iban a explotar.

- Yo tampoco podía dormir. - Pareció debatirse por lo que iba a decir, si yo estaba nervioso él debía estar el doble. - Fui muy duro contigo, Jinnie, lo siento... No fue tu culpa, tú no lo sabías y sólo querías agradecerme... Es sólo que... - Sentí sus dedos posarse en el dorso de mi mano, tan suaves que parecían pétalos de flor cayendo sobre mí. - En verdad me gustas, desde hace ya mucho tiempo.

Me quedé unos segundos pasmado ahí mismo, lo que menos esperaba era que me lo dijera fuerte y claro, tan directamente como esto, incluso pensé que yo estaba exagerando todo y en verdad no le gustaba. Pero sí lo hacía, le gustaba de verdad.
Con la impresión levanté mi rostro para ver el suyo, apenado y tan rojo como un tomate.

- Yo... No sé... - No sé ni cómo hablar ahora. - No sé... cómo me siento... por tí, por la situación. - Aclaré mi garganta y agarré su mano fuertemente, debía aferrarme de algo porque no podía dejar de temblar de los nervios. - Pero si sé... Que ese beso, que me diste antes... fue el mejor beso que he tenido.

- ¿Quieres probarlo de nuevo?

Su pregunta salió de la nada, él ni siquiera lo había pensado, salió directo de su subconsciente.
No dije nada, tan solo lo miré fijamente a los ojos sintiéndome absorbido por su mirada.
Namjoon posó su mano en mis clavículas y la subió delicadamente por la piel de mi cuello hasta llegar a mi mejilla, cada segundo que su piel rozaba con la mía me volvía loco.
Su rostro comenzó a acercarse lentamente y yo no podía dejar de ver sus labios, carnosos, rosados y suaves, exquisitos labios, que me pedían a gritos que los mordiera.

Su nariz tocó la mía y cerré mis ojos, preparándome mentalmente para la explosión de sensaciones que iba a sentir con nuestro tacto.

Aunque aquello nunca pasó.
Tuve que abrir nuevamente mis ojos, un agudo pitido sonaba ensordecedor por toda la sala, acompañado de la luz roja parpadeando rápidamente en el módulo de comunicación.

- Mi madre. - Namjoon, con la cara pálida, saltó del sillón y corrió desapareciendo de mi vista. - ¡Llama una ambulancia rápido!

Fué lo último que escuché antes de correr hacia el teléfono y darme cuenta de lo que estaba pasando.

El Libro De Las Puertas [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora