Todo normal... Creo.

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— ¡Estoy aburrido! —grité a todo pulmón, alargando la "O" tanto como el aire en mis pulmones me permitió.

Sólo escuchaba los pasos de un enfermero haciendo sus rondas, quien se acercó a mi puerta al escuchar el alarido.

—Cierra el hocico, número 21.

Me llama "número 21", como si fuera algún judío en un horno... Odio esas ideas de tener etiquetas.

—No me hagas entrar y hacerte dormir a la fuerza —amenazó. Tocaba la jeringa con sedantes que todos los enfermeros portaban atada a su cintura en caso emergencia.

—Muérete, Paúl —dije entre dientes—. No soy un puto número. Solo quiero hacer algo interesante.

《Haz que entre y mátalo.》

—Mejor duerme. Mañana empiezan las pruebas del K1D23, ahí te divertirás mucho.

—¿Crees que funcionará?

—No soy médico ni bioquímico, pero los doctores estaban eufóricos... Deberías confiar un poco.

—Claro, ser conejillo de indias no es suficiente.

Escuché un suspiro. —Trata de dormir, número 21. Vendré por ti en unas horas. Y recuerda que debes ser puntual, el quirófano del ala C te estará esperando.

Odio esa sonrisa que pone, lástima que sea un amigo.

—Púdrete.

Después de una carcajada siguió caminando y revisando las demás celdas. Al parecer yo era el único despierto.

Al ver el reloj del pasillo por la lámina de cristal reforzado sobre la puerta, logré apreciar que solo era medianoche. Respiré hondo y saqué un diario que me regalo la Doctora Elisa en la mañana. Esa mujer sí tenía problemas de la cabeza, porque me lo dio para que anotara todo lo que sentía antes, durante y después del experimento...

Resoplé tratando de relajarme un poco para escribir lo más a gusto posible:

25 de Abril del 2019,

A unas 6 horas para las pruebas con el K1D23.

Haces 8 meses que no veo a mi familia o amigos y la verdad que no es tan malo como pensé. Digo, vivir en un manicomio suena bastante mal si se lo dices a un chico, pero antes de entrar aquí estaba empeorando más rápido de lo estimado y todo se estaba saliendo de control cada vez más rápido, así que no me sorprendió cuando mis padres, siendo tan amorosos, me dijeron sobre mandarme a esta institución mental. Tratando de buscarme una cura, pero seamos sinceros...

— ¿Qué haces, Varus?

Ni siquiera me sobresalté, solo mire por encima del cuaderno y vi a Lilki sentada en el techo, estirándose.

—Cállate y desaparece —dije dejando el cuaderno.

《Ella también me cae mal, chico.》

—Hay dos problemas, mi querido amigo. El primero: estoy en tu mente, no puedo irme de ahí. Y el segundo: este lugar me aburre.

Alargó la "e" al final, y le rodé los ojos.

—Ese no es mi problema —guardé el diario bajo mi almohada y me acosté mirando el techo acolchado del cuarto.

—En realidad, sí —dijo riendo mientras iba caminando hasta el suelo, sentándose en el.

—No molestes y déjame en paz.

Solo quería despejar mi mente mientras me acomodaba y cerraba los ojos para tratar de dormir.

—¿Estás seguro de que quieres dormir sin los sedantes? Tendrás... pesadillas.

Odio que tengas razón, pensé.

《Tu subconsciente es un asco de lindas curvas》

Pero duerme, siempre es divertido verte despertar después de una.

— ¡VARUS, YA CÁLLATE Y DEJA DE HABLAR SOLO! ¡AQUÍ QUIEREN DORMIR! —gritó Paúl frente a mi puerta.

—Con esos gritos no los dejarás —dije sentándome al borde de la cama y mirando hacia la puerta—. Necesito mis sedantes...

—Los doctores me dijeron que nada de sedantes, tu sistema tiene que estar limpio por completo para cuando entres al quirófano.

—Estás jodido —Lilki reía detrás de mí.

—Eso no lo dijiste cuando me amenazaste con tu último recurso —no aparté mi mirada de esa jeringa al decirlo.

—Solo busca algo que hacer, número 21 —me miró de reojo antes de de volver a enmarcar esa petulante sonrisa.

Respiré hondo viendo como Paúl se iba, y me senté en suelo con posición del loto.

—No me jodas, ¿en serio te pondrás a meditar? —me susurró Lilki en el oído, no respondí y traté de despejar mi mente.

《Concuerdo con la molestosa.》

Los dos cierren la boca, ahora.

Respira, piensa en un lugar tranquilo. Una llanura. Respira más despacio y...

Por favor haz algo mejor que eso —decía Lilki, rozando sus dedos en mi pecho—. Vamos, a que tener una chica tan sexy ante ti no te...

《Das pena, mujer.》

¿No pueden dejarme en paz por unas horas? pensé.

—No puedes apagar tu mente, cariño.

Sentí el aliento de Lilki en mi oído, su calor corporal, cada roce...

《No, no somos reales. Dile a tu miembro que no se alegre.》

—Imagina lo que haríamos juntos, lo que te haría sentir, las cosas que...

—Cierra la boca y no hables más —interrumpí.

—¿Pero qué dices, número 21? —Dijo alguien, que no parecía ser enfermero, desde la puerta—. De todas maneras, prepárate. Faltan dos horas para ir al ala B

—¿Ala B? Pensé que la prueba sería en el ala C —dije sin abrir los ojos.

—Así es, pero hubo un cambio de planes. También se adelantaron unas horas, así que prepárate rápido.

Lo escuché sacando a los demás pacientes, pero no me moví y seguí en la posé de loto.

¿El tiempo se distorsiona, otra vez?

Después de 30 minutos sin alcanzar algo de paz me levanté y vi el reloj de nuevo. Eran las 12:51 am. Me fui a duchar. Escuché a varias personas corriendo, pero no di importancia. Seguro es otra alucinación.

Al salir del baño, vi por la ventana. Era una madrugada tranquila. Me preparé; siempre uso pantalones grises una sudadera del mismo color. Es un rutina tan aburrida que ser nudista se me ha cruzado por la mente más de una vez. Cuándo termine de cambiarme fui a la puerta a esperar que Paúl me llevara al ala B.

¿Cómo es que a un paciente de esquizofrenia le dan tantas libertades? Se supone que soy un peligro hasta para mí mismo, y aún así tengo baño propio, una mesa empotrada en la pared, algunos libros, 10 conjuntos grises doblados y organizados perfectamente...

《Algo no va bien...》

—Tardaste mucho en fastidiarme.

Para que me molesto...》

Solo déjenme solo.

—No puedes alejarte de tu mente, precioso —entre el humo de un cigarrillo y un cabello que desafía a la gravedad reapareció Lilki, como de costumbre, sentada en el techo.

Interesante entrada, promiscua.》

10 minutos después en los que me lié más la cabeza con preguntas sin respuestas y Lilki me molestó por las paredes, unos guardias y un doctor se pararon en la puerta.

— ¿Y Paúl? —pregunté algo extrañado.

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⏰ Última actualización: Jan 31, 2018 ⏰

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